El TEDH no ha dado la razón, sin embargo, a otros tres casos similares de ciudadanos británicos: Shirley Chaplin, Lilian Ladele y Gary McFarlane
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo da la razón a la empleada Nadia Ewedia, que en 2006 fue recolocada en un puesto sin contacto con el público por llevar visible un crucifijo.
Lo contaba La Gaceta en septiembre de 2012. La azafata de British Airways Nadia Eweida, fue transferida a un puesto de trabajo sin trato con el público cuando la compañía advirtió que en su cuello lucía una cruz. Una cruz cristiana.
Fue en 2006, y Eweida rechazó el trabajo y luchó por lo que consideraba había sido un atentado contra la libertad religiosa. Unos tras otro los tribunales británicos negaban tal ataque, así que Eweida tuvo que recurrir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo.
Demasiado peso
Cuatro meses después el veredicto del tribunal continental contradice a la justicia británica y reconoce un ataque a la libertad religiosa de Eweida. Un ataque que, dice, va en contra de la Declaración Europea de Derechos Humanos que garantiza la libertad de culto.
Puestos en una balanza el deseo de Ewedia a llevar su cruz y el objetivo de British Airways de «proyectar una imagen concreta y uniformada de la compañía» pesa más el primero, aseguran los jueces europeos, que lamentan que las diferentes instancias británicas otorgaran tanto peso a los argumentos de la compañía de vuelo.
Eweida, cristiana copta nacida en el suroeste de Londres, aseguraba a la BBC sentirse reivindicada y plenamente feliz con el veredicto.
¿Enfermera con cruz?
El TEDH no ha dado la razón, sin embargo, a otros tres casos similares de ciudadanos británicos -Shirley Chaplin, Lilian Ladele y Gary McFarlane- que acudieron al tiempo que Nadia a la justicia europea.
Shirley, enfermera, comenzó su batalla legal cuando el cambio de uniforme -con un nuevo escote en pico que dejaba visible su cuello- delató su confesión religiosa que, a juicio de su empleador, no podía lucir llevando un crucifijo ya que podría perturbar a los pacientes del hospital.
Ella se negó a prescindir de su cruz y fue despedida.
Ahora el Tribunal considera legítimo, y más importante que la libertad religiosa, el afán del hospital de velar por la seguridad y confianza de los pacientes. Y, sin explicar por qué, considera que la cruz puede afectar a esa seguridad.
Respecto a Lilian y Gary -que rechazaron registrar y dar formación sexual a una pareja homosexual- el TEDH ha puesto por delante el derecho de los clientes a esperar un trato igualitario y respetuoso de un servicio determinado.