La Asociación de Hipermercados avisa de que sus tiendas cuentan con productos suficientes hasta el lunes, mientras las sucursales del Banco Laikí se convierten en puntos de encuentro sin función alguna.
Son los que menos participan en la toma de decisiones y más intensamente viven la situación creada en Chipre durante la última semana.
Los ciudadanos forman largas colas delante de los cajeros automáticos de los bancos, e intentan sacar algo de dinero, lo que se les permite, ya no para irse de compras, sino para cubrir necesidades básicas de sus familias.
Como explica Yiannis Mantás en ‘El Economista’, el dinero en efectivo se convierte poco a poco en una especie en peligro de extinción, mientras que el dinero de plástico choca cada vez más con la negativa de los dueños de tiendas a asistir a sus clientes.
La directiva que impide sacar más de 260 euros de los cajeros del Banco Laikí -en vez de 500, que era el límite de los días anteriores- ha hecho aumentar la inquietud entre la gente.
En Nicosia, la capital del país, y en las demás grandes ciudades de la República de Chipre -Pafos, Lemesós y Lárnaca-, las sucursales del Laikí se han convertido en puntos de encuentro.
Ahorradores inquietos sostienen en una mano su cartera, que en algunas ocasiones contiene sólo el carné de identidad y la tarjeta del banco, y en la otra unas pocas monedas.
Faltan frutas, lácteos y café
Los estantes de los hipermercados y de las tiendas de alimentación van quedándose sin productos. Lo que más se echa en falta son bienes de consumo básicos, como frutas y productos lácteos o café, mientras que mucha gente se dirige a los alimentos secos, imagen que coincide con situaciones más bien de guerra.
Según lo que declara la Asociación de Hipermercados en Chipre, sus tiendas cuentan con productos suficientes para dos o tres días más, es decir, como mucho, hasta el lunes, día 25 de marzo.
La casualidad de que esta misma fecha es fiesta nacional, en Chipre y Grecia, para simbolizar la lucha revolucionaria contra el imperio otomano, no es muy animadora. En la misma declaración se informa de que si los bancos permanecen cerrados y la liquidez se agota, seguramente habrá un problema serio.
Una razón más que justifica el hecho de que muchos ciudadanos acudieran ayer a la Tienda Social de Comestibles, en Lárnaka, para conseguir comida.
Según se calcula, unas 1.200 familias se han puesto en contacto con el ayuntamiento de la ciudad para solicitar ayuda, mientras que, por otro lado, hubo varios casos de empresas e instituciones que anunciaron que ofrecen comida a la gente que más la necesite. Son escenas que seguramente no cuadran con la imagen de un país europeo y miembro de la eurozona, que hace unos días gozaba de un nivel de vida considerable.
Con los bancos cerrados, las tarjetas de crédito no se consideran nada fiables. Las transacciones se realizan casi exclusivamente en metálico que, por su parte, cada vez queda más corto.
Esta irregularidad tiene un impacto devastador en la vida cotidiana de los chipriotas. En algunos casos, los dueños de las tiendas se niegan a atender a sus clientes, si ellos no llevan suficiente dinero en efectivo.
Y, por otro lado, los mayoristas rehusan suministrar los productos necesarios, si no se les paga en metálico, algo que por ahora es algo más que difícil.
Algunos hablan de actitud inmoral. «Prefieren dejarnos sin alimentos básicos, que haya hambre, en vez de mostrar una cara humana y ayudar en una situación sin precedentes», afirman los clientes de un supermercado en Nicosia.
De momento, no hay escasez de productos en las farmacias, ni tampoco se teme que haya algún inconveniente. Donde sí se produce una situación complicada es en las gasolineras. Por ejemplo, como los proveedores de gas también se muestran bastante prudentes, para decirlo de alguna forma, las 280 gasolineras en la parte grecoparlante de la isla ven que sus tanques se van vaciando.
Las compañías de suministro demandan que se les pague por adelantado y a su vez no aceptan cheques. Por lo tanto, los dueños de las gasolineras, según confirman, tienen que trabajar por dinero en efectivo, algo que tiene como resultado que algunos de sus clientes se van de la estación con las manos y los tanques vacíos.
Otro aspecto que muestra con claridad lo incómodo de la situación producida en Chipre, es el caso de las empresas que operan en la isla.
Según se confirma, hay un número importante de compañías cuya intención es cerrar sus oficinas por algunos días, con el objetivo de minimizar los costes de operación, ya que como no hay liquidez en el mercado sus costes relativos a los ingresos no son rentables.
Y, efectivamente, algunas empresas han avisado a los empleados de que no hay necesidad de que acudan a sus puestos de trabajo.
Donde más claramente se ve esta imagen es quizá en la zona industrial de Nicosia, donde la actividad ha caído en un 90 por ciento y los camiones prácticamente se han inmovilizado.
Por último, también permanecen cerradas las 340 sucursales de los bancos chipriotas en Grecia. Gente que mantiene depósitos en el Banco de Chipre o el Banco Laikí está atenta de las novedades precedentes de la isla. Tampoco ellos pueden sacar más de 260 euros de los cajeros automáticos.