La primera inyección de recursos a Grecia, en mayo de 2010, se arbitró mediante préstamos bilaterales directos -a plazo de tres años- entre cada país y el Gobierno de Atenas
La solidaridad europea tiene un precio, y a España, como a todos los miembros del club, le toca pagarlo, máximo cuando nuestro país es aún la cuarta economía del euro. Eso implica, por ejemplo, que nuestra cuota de participación en los rescates de Grecia, Irlanda, Portugal y Chipre es la cuarta más alta, concretamente del 11,90% cuando se ideó el fondo permanente (Mede), que en la actualidad ha subido al 12,44%, pues los países rescatados no contribuyen al salvamento del resto, según matizan en el Ministerio de Economía.
Resultado: aunque las cifras no son fáciles de ajustar -en el propio Ministerio reconocen no tener el importe exacto-, la realidad es que los rescates le cuestan a España un mínimo de 37.281 millones de euros en bruto, contando tan sólo nuestra parte de cuota en el fondo.
Es decir, sin contabilizar lo que en cada caso aporta el Fondo Monetario Internacional (FMI), ni el extra que supone buscar financiación en el mercado, ni el impacto de esos recursos que liberamos sobre la deuda pública.
Afirma Pepa Montero en ‘El Economista’ que no es arriesgado decir que el cálculo real de lo que España acabará pagando por auxiliar a Grecia, Irlanda, Portugal y Chipre superará los más de 41.400 millones que ha recibido de Bruselas para sanear la banca.
Nuestro rescate financiero es un préstamo que hay que devolver, a un interés del 0,58%, según precisó el ministro de Economía, Luis de Guindos, en el Senado.