España es la cuarta mayor economía de la zona euro, la quinta de la Unión Europea y la decimotercera del mundo por volumen de PIB
El jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, acompañado por siete ministros, expone este miércoles 5 de junio de 2013 a la Comisión Europea que no va a detener el ritmo de las reformas económicas que está impulsando en España y que considera que refuerzan su papel como socio fiable y comprometido con la UE.
En la primera cita de estas características desde que llegó al Gobierno, Rajoy se reunirá en Bruselas con José Manuel Durao Barroso mientras que sus ministros lo harán con los correspondientes comisarios europeos para tener después todos ellos una reunión conjunta.
El jefe del Ejecutivo se lleva a la capital belga a todos sus ministros económicos (Luis de Guindos, Cristóbal Montoro, José Manuel Soria, Fátima Báñez, Ana Pastor y Miguel Arias Cañete) y al jefe de la diplomacia española, José Manuel García Margallo, junto al secretario de Estado para la UE, Íñigo Méndez de Vigo.
El objetivo es, de un lado, convencer de que España cumple y de otro, que la UE debe dar pasos más decisivos para dejar atrás la crisis. Entre ellas están Entre ellas, el impulso de la unión bancaria, facilitar la actividad de las pequeñas y medianas empresas y tomar decisiones contra el paro juvenil.
Este martes, en la reunión con los senadores y posteriormente en la sesión de control, Rajoy se refirió a las condiciones de Bruselas.
El Gobierno «reflexiona» sobre ellas, informa Pablo Montesinos, y explora sus propuestas, incluido el capítulo sobre impuestos. Entre las medidas que están sobre la mesa, estaría la subida del IVA reducido.
Por otro lado, el Ejecutivo también intentaría que la bajada del IRPF llegara en 2014, año de elecciones europeas.
También se hablará en Bruselas de la reforma de las pensiones exigida por la Comisión y en la que trabaja el Ejecutivo, así como del mercado laboral. El Gobierno, también en este aspecto, está abierto a cambios.
Las virtudes que venderá Margallo
Precisamente uno de los ministros que acompaña a Rajoy en su visita a Bruselas, José Manuel García Margallo, se muestra este miércoles indignado en Cinco Días con la «imagen de siesta y fiesta» que algunos medios internacionales quieren vender de España.
Precisamente, por este motivo, define «marca España» como el mejor título para las virtudes, que a juicio de Margallo, mejor definen a nuestro país.
En lugar de la alta tasa de paro, Marca España es líder en gastronomía, el segundo país del mundo con mejor marca turística, el segundo a nivel mundial en patrimonio histórico y artístico, los primeros exportadores del mundo de aceite y con el tercer sistema sanitario más valorado del mundo.
Un reflejo de «la realidad española» que desmonta «el tópico de que en España es un país bueno para vivir, para pasar las vacaciones y para jubilares, pero malo para trabajar».
Así, del alarde de optimismo patrio de Margallo, puede deducirse que a estas virtudes, Rajoy sumará que:
«España es el tercer país mundial en reproducción asistida» o el país en el que sus deportistas ostentan un «indiscutible liderazgo mundial en las más variopintas disciplinas».
También es previsible que recuerden a las autoridades comunitarias que a los ‘brotes verdes españoles’ «en alimentación, cultura, naturaleza, sanidad, deporte, ocio y buen clima» hay que sumarle que España «es la cuarta mayor economía de la zona euro, la quinta de la Unión Europea y la decimotercera del mundo por volumen de PIB.
Es el décimo inversor mundial, posee la segunda red de alta velocidad más extensa del mundo y tiene la primera red europea de autopistas y autovías.
Es, además, una de las economías del mundo con menos restricciones a la inversión extranjera directa y uno de los mercados más grandes de Europa con más de 47 millones de consumidores habituales, que residen en sus fronteras, y a los que hay que sumar 57,9 millones de turistas que nos visitan anualmente».
Pero no queda ahí la cosa:
«Nuestras empresas son líderes mundiales en la gestión de infraestructuras, en el sector eléctrico, las energías renovables, la logística, la alta velocidad ferroviaria o la tecnología naval. Y, también, en la industria textil».
Quedará por ver si esta retahíla de virtudes será suficiente para convencer a las autoridades europeas.