Las fisuras sobre el sistema han empeorado, aunque están bajo la superficie

Europa descubre que los ‘cerdos’ no vuelan

¿Cuántos países prosperan cuando sus jóvenes tienen que marcharse en tropel?

Europa descubre que los 'cerdos' no vuelan
Europa no es un fin, sino un medio PD

¿Está acabado el mercado de bonos? ¿Sólo se puede perder dinero a partir de ahora? Ése fue en gran medida el consenso del mercado a finales del año pasado, aunque nadie se lo dijo a los inversores en Europa.

Como explica Matthew Lynn, Director Ejecutivo de la consultora londinense Strategy Economics, en ‘El Economista‘, el gran negocio de principios de 2014 ha sido la deuda periférica de la Eurozona, con rendimientos en los países más afectados por la crisis y cargados de deuda de la moneda única. Sin embargo, acabará siendo un desastre.

Por el momento, los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España) están volando pero eso no va a durar. Los inversores apuestan mucho a que la crisis en la Eurozona se solucione poco a poco, los rendimientos vuelvan a converger por toda Europa y el sistema bancario se estabilice. Se equivocan en todo.

En realidad, las fisuras del sistema no han hecho más que empeorar, sólo que por el momento están bajo la superficie. Cuando la crisis vuelva a estallar, habrá enormes pérdidas en esos bonos y los bancos se sumirán en una crisis profunda otra vez.

En los últimos seis meses, la deuda periférica de la Eurozona ha sido un activo de obligada tenencia e incluso ha empezado el año con un rendimiento más sólido. El rendimiento de los bonos griegos a diez años apenas llega al 7,7%.

En verano superaba el 11% y en lo más álgido de la crisis, cuando muchos pensaban que el país acabaría siendo expulsado de la moneda única, alcanzaron el 30%.

Los rendimientos de la deuda portuguesa han caído por debajo del 5,5%, frente al 7,5% del verano pasado y más del 15% en el momento de más pánico. Los rendimientos de los bonos irlandeses se situaban en sólo el 3,25% la semana pasada y el diferencial frente al bono alemán se estrechó a menos del 2%, comparado con el 11% en plena crisis. Los bonos españoles e italianos están rindiendo igual de bien. Son muchas las señales de que el mercado ha cambiado.

El Gobierno irlandés ha regresado al mercado de la deuda, encontrando en él abundante demanda. Lo mismo le ha ocurrido al portugués. Italia subastó bonos el lunes al rendimiento más bajo desde 2011. Los griegos hasta dijeron hace una semana que contemplaban reanudar las ventas de bonos privados este año. Al final va a ser verdad que los cerdos pueden volar.

La burbuja más grande en mucho tiempo

Si la definición de burbuja es un mercado aislado de la realidad, que sólo quiere oír las buenas noticias, ésta es la burbuja más grande que hemos visto desde hace tiempo. Es cierto que Irlanda está en mejor forma que antes, pero siempre ha sido la excepción.

Sin embargo, asumir que sólo porque los irlandeses hayan conseguido salir de los cuidados intensivos, el resto de los países periféricos lo vayan a lograr también, es un error garrafal.

Pongamos a Grecia por ejemplo. Es verdad que ha habido señales de mejoría. La economía no encoge con la misma rapidez que antes. El balance comercial ha recuperado el excedente.

El sector turístico vuelve a crecer. Las importaciones se han colapsado porque nadie puede comprar nada y el resultado ha sido un excedente comercial. El hecho sigue siendo que la economía ha encogido un 25% y no deja de menguar, y el desempleo sigue subiendo. Si eso es un triunfo, cómo serán los fracasos.

O hablemos de Portugal. Al que piense que el país ya ha pasado página le vendría bien leer el magnífico y airado blog de David Salanic, de Tortus Capital Management. El déficit presupuestario seguía en el 5,9% del PIB en 2013, superando el objetivo del 5,5%, y aunque el país se ha propuesto alcanzar un déficit del 4% en 2014 tras otra ronda agotadora de austeridad, no hay garantías de que lo cumpla.

Tampoco hay pruebas del resurgimiento de las exportaciones y el desempleo sólo está estable por el creciente número de jóvenes que buscan trabajo en otro país.

Lo mismo ocurre en Italia y España, y cada vez más en la Francia del crecimiento cero. En ninguno de esos países se ven los signos de recuperación. La migración masiva se traduce en unas cifras mejores del paro.

Los recortes salariales implican que la importación desciende, reduciendo el déficit, pero eso no es prosperidad. La economía mundial se encuentra en un repunte cíclico. Países como Reino Unido y EEUU crecen a más del 3%. Incluso Japón está rindiendo mejor.

Sería extraordinario que la Eurozona periférica no viese ninguna mejora pero se ha infligido un daño a largo plazo en unos países atrapados en una depresión permanente. Londres está abarrotado de trabajadores jóvenes italianos y españoles. Las cifras de los llegados de España subieron un 40%, llegando a 49.800, desde principios de año hasta septiembre. Los de Italia subieron un 52%, con 39.400, desde Portugal un 45% con 28.300 y desde Grecia un 31% con 9.300.

Muchos de ellos están altamente cualificados y todos son muy trabajadores, una excelente noticia para Gran Bretaña, pero no tanto para los países de origen. ¿Cuántos países prosperan a medio plazo cuando sus jóvenes más brillantes y prometedores se marchan en tropel?

Cinco años de recesión les han dejado una industria debilitada, deudas aplastantes y una demografía diezmada. ¿Cómo mejora eso la solvencia a largo plazo del Estado?

No lo hace. Con la excepción de Irlanda, todos los PIGS tendrán que reestructurar sus deudas. Italia también. Y los inversores que compran sus bonos a esos niveles acabarán quemándose.

 

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