El acuerdan elecciones anticipadas y volver a la Constitución de 2004

Yanukóvich y la oposición proeuropea firman un pacto que resta poderes al presidente proruso de Ucrania

El Parlamento respalda el pacto pero hora los manifestantes deben dar su visto bueno

Yanukóvich y la oposición proeuropea firman un pacto que resta poderes al presidente proruso de Ucrania
Víctor Yanukóvich. UC

La historia ucrania gira en torno a un zona de influencia rusa y otra europea

El Parlamento ucraniano ha acordado este viernes 21 de febrero de 2014 enmendar el Código Penal, lo que podría allanar el camino para la salida de prisión de la exprimera ministra y líder de la oposición Yulia Timoshenko, condenada a siete años de cárcel por abuso de poder.

La Rada Suprema ha respaldado, además, el plan para desbloquear la crisis por 386 votos a favor de 450 escaños y una «amnistía incondicional» para los detenidos.

La incógnita ahora es si los manifestantes, que desde noviembre de 2013 mantienen en jaque al régimen ucraniano, aceptan por buena la promesa del presidente Víctor Yanukóvich de convocar unas elecciones presidenciales anticipadas y el retorno a la constitución de 2004.

Eso, de producirse, recortaría los poderes del jefe del Estado en beneficio del parlamento, pero la impresión es que los opositores -controlados por los más violentos- no van a aceptar apaño alguno y que seguirá la violencia.

Una violencia que parece ir empujando al país hacia la guerra civil. Como explicaba este viernes Pilar Bonet en ‘El País’,la Ucrania, que surge del derrumbe y desaparición de la Unión Soviética en 1991, es una suma de territorios con distintas biografías históricas y distintas influencias exteriores, las cuales se superponen, se entrelazan y se disuelven a lo largo de los siglos.

El primer Estado de los eslavos orientales, la Rus de Kiev en el siglo IX, está en las raíces culturales y de identidad de Rusia y Ucrania y de ahí la importancia que tiene Kiev como punto de referencia para los dos países vecinos, pues fue allí donde el príncipe Vladimir el Grande adoptó el cristianismo de Bizancio en el año 988.

A lo largo de los siglos, el territorio de la actual Ucrania ha sido escenario de los avances y retrocesos de diversos conquistadores, como el Estado Polaco-Lituano, la Rusia zarista, el Imperio Austrohúngaro y el imperio Otomano.

En sus expansiones, estos conquistadores incorporaban a sus dominios a pueblos de lealtades cambiantes, que conservaban, no obstante, sus propias características y sus propios intereses.

Ucrania es la tierra de los cosacos, hombres guerreros que servían a uno u a otro invasor, sellaban y rompían alianzas, siguiendo siempre sus propios intereses y aspirando a su propia independencia.

La tradición cosaca puede considerarse como uno de los componentes de la identidad ucrania actual y su estudio ayuda a comprender actitudes que se reflejan en los procesos políticos actuales.

En la historia de Ucrania hubo varios intentos de crear Estados, siendo los proyectos más notables el Estado cosaco de Bogdán Jmelnitski, que pactó con el zar de Rusia Alexei Mijáilovich (1654), y en el siglo XX el proyecto de la República Popular de Ucrania y la Ucrania Soviética, ambos en 1918.

La influencia del imperio Austrohúngaro y del imperio zarista se refleja en los dos mundos culturales que predominan en la Ucrania de hoy. En el entorno de influencia austrohúngaro predomina la tradición de los uniatos (grecocatólicos de rito oriental que se someten al Vaticano) y en el entorno dominado por el imperio zarista, la religión ortodoxa.

También los idiomas dividen a Ucrania. El idioma ucranio se benefició de la diversidad aceptada en los territorios del imperio austrohúngaro y fue reprimido por la política zarista. De ahí que en los territorios del oeste el idioma ucranio sea predominante, y en el este lo sea el ruso, aunque entre estas dos lenguas hay diversas variedades dialectales (el surzhik) que los combinan.

El territorio de Ucrania (más de 603.000 kilómetros cuadrados) se consolidó como una unidad administrativa en época de la Unión Soviética. Ucrania fue una de las 15 repúblicas socialistas soviéticas federadas en la URSS y formalmente era un país con representación en la ONU (al igual que la República Socialista Soviética de Bielorrusia) y voluntariamente integrado en la Unión Soviética.

En virtud del pacto de la URSS con la Alemania nazi en el otoño de 1939, Stalin incorporó a Ucrania territorios procedentes del derrumbe en 1918 del imperio Austrohúngaro, que habían pasado a ser parte de países como Polonia y Rumania, y también territorios que habían pertenecido al imperio zarista.

Fue así como se sumaron a Ucrania los territorios de la Galizia oriental, la Bukovina del Norte y la Volhyna. Cierto es que a los dirigentes soviéticos trazaban los mapas a su antojo y despojaron a Ucrania del Transdniester, para formar lo que actualmente es Moldavia, y también de territorios orientales que ahora forman parte de Rusia.

En 1946, Stalin unió a Ucrania la región de la Transcarpatia cedida a la URSS por Checoslovaquia. En 1954, Nikita Jruschov le incorporó la península de Crimea, perteneciente a Rusia desde el siglo XVIII y, antes, un floreciente janato tártaro.

Este conglomerado multicultural forma hoy un país de 24 provincias y una región autónoma (Crimea), donde el único idioma estatal es el ucranio, aunque existen otras lenguas reconocidas en las regiones, tales como el ruso. En Crimea, que goza de un estatus especial, el ruso es de hecho una lengua cooficial.

Los ucranios del este y del oeste han sufrido todos ellos la experiencia represiva soviética. En el este, la hambruna, el Golodomor, que causó la muerte de millones de personas a principios de los años treinta, y en el oeste, las deportaciones a Siberia que siguieron a la anexión soviética en 1939 y tras la Segunda Guerra Mundial.

Entre las dos Ucranias es posible encontrar denominadores comunes y, en épocas de paz y prosperidad, ambas partes tienden a acercarse. Es más, las dos Ucranias quisieran un gobierno democrático por encima de las diferencias culturales.

Sin embargo, cuando los hilos se tensan y se plantean los conflictos de lealtades, todos y cada uno de los ucranios tiende a sus referentes tradicionales, ya sea en Europa ya sea en Rusia.

 

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