Moscú pide a la comunidad internacional que presione para detener la violencia
Los incidentes rebrotan este 4 de mayo de 2014, apenas 48 horas después del incendio que dejó cerca de medio centenar de muertos, mientras Moscú pide a la comunidad internacional que frene las operaciones militares de Kiev, que están derramando ‘sangre rusa’.
Un ambiente tenso y volátil, cargado de rabia y frustración, reinaba ayer en Odesa, la cosmopolita ciudad portuaria del mar Negro, tras la trágica muerte de más de 40 personas el 2 de mayo, a consecuencia de los enfrentamientos entre proucranios y prorrusos y del incendio del edificio donde se habían refugiado estos últimos.El número de muertos oscila entre los 42 y los 46, según los diversos recuentos. Hay también decenas de heridos hospitalizados.
La policía no ha facilitado la relación completa, pero en las listas que se van ampliando hay por lo menos 14 personas identificadas, todas de Odesa, de las cuales cuatro perecieron por herida de armas de fuego y cuatro por caer del edificio.
Víctima del fuego fue el poeta Vadim Negatúrov, de 55 años, muy conocido en la ciudad y cuyo entierro se celebra el lunes.
Ayer, la policía se vio obligada a liberar a las 67 personas que había detenido el viernes, después de que la fiscalía cediera a las presiones de un millar de manifestantes excitados y violentos que utilizaron palos y hasta un camión para conseguir sus fines y que estaban dispuestos a tomar por asalto la comisaría central de la ciudad.
Ucrania continúa al borde de la fractura social y la ciudad occidental de Odesa se ha convertido en uno de sus puntos más calientes. Hoy, Cientos de activistas prorrusos han atacado la sede central de la Policía en la ciudad de Odesa, en el sur del país.
Los asaltantes han entrado por la fuerza en el edificio y han roto varias ventanas al grito de «¡Fascistas! ¡Fascistas!»,.
Odesa no forma parte de la región oriental de mayoría rusoparlante, pero se encuentra cerca de la forntera con el territorio del Transdniéster, independiente de facto de la República de Moldavia en la que se ubica y con una importante población étnica y lingüísticamente rusa.
El incierto avance del Ejército en su tercer día de ofensiva contra los bastiones «separatistas» -la denominación del Gobierno ucranio para los prorrusos- llevó el miedo hasta el corazón de la provincia, de 4,5 millones de habitantes y que genera un tercio de la producción industrial del país.
Junto con las de Lugansk (noreste), y Járkov (noroeste), Donetsk ha convocado un referéndum de autodeterminación para el 11 de mayo tras el que el Gobierno de Kiev ve una más que plausible repetición de la anexión de Crimea por Moscú.
La Alta Representante de Política Exterior y Seguridad de la Unión Europea, Catherine Ashton, ha declarado que «los hechos que han llevado a estas trágicas pérdidas de tantas vidas humanas deben verificarse bajo una investigación independiente y los responsables deben ser llevados ante la justicia».
Ashton ha manifestado su «profunda consternación» por las víctimas que deja la violencia en Odesa.
«La UE está profundamente consternada por las muertes y los heridos en los eventos de ayer viernes en Odesa y transmite sus más sinceras condolencias a todos los familiares de las víctimas de la violencia».
El texto, que ha hecho un llamamiento a la unidad ucraniana, insta a todas las partes a realizar «el máximo esfuerzo para no provocar más división y violencia sin sentido» y reitera su compromiso con lo acordado el 17 de abril en la conocida como Declaración de Ginebra para una reducción de la tensión.
El Kremlin denuncia incumplimientos
El otro frente diplomático estuvo en Rusia. Moscú llamó hoy a la comunidad internacional a presionar a Kiev para que renuncie al uso de la violencia en el sureste del país, donde las autoridades ucranianas se proponen continuar la operación de castigo contra los bastiones profusos.
«Son necesarias urgentes medidas de presión sobre las autoridades de Kiev para poner fin a su línea criminal. La tragedia de Odessa, donde murieron decenas de jóvenes, consternó al mundo entero», aseguró Grigori Karasin, viceministro de Asuntos Exteriores, a la agencia oficial ITAR-TASS.
El diplomático aseguró que Rusia está «indignada» con Kiev por no cumplir «ni uno» de los acuerdos alcanzados el pasado 17 de abril en Ginebra, «en primer lugar, la renuncia al uso de la fuerza en su propio país».
«Continúan las acciones punitivas de fuerza en el sureste de Ucrania. Los ultranacionalistas campan libremente por el sur, lo que es absolutamente inadmisible. Expresamos nuestras condolencias a las familias de los muertos en Odessa, Slaviansk y Kramatorsk».
Con todo, Rusia continuará sus esfuerzos para el cumplimiento de los acuerdos, tanto los de Ginebra como los sellados el 21 de febrero en Kiev entre el entonces presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich, y la antaño oposición con mediación internacional.
El presidente ruso, Vladímir Putin, está en permanente contacto con los dirigentes de otros países para encontrar una salida a la crisis, mientras «las autoridades ucranianas abordan la situación de manera irresponsable e incompetente», agregó.
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, pidió ayer al secretario de Estado norteamericano, John Kerry, que obligue a Ucrania a suspender «de inmediato» las acciones militares y retirar las tropas del este rusohablante del país.
Por su parte, EEUU tachó de «inadmisible» el brote de violencia vivida por Odessa e instó a Kiev a encontrar y castigar a los culpables.
KIEV INTENTA GANAR MILITARMENTE
Con todo, Kiev proseguirá su ofensiva contra los bastiones insurgentes prorrusos en el este del país, adelantó hoy Andréi Parubiy, secretario del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional de Ucrania.Las operaciones militares de los últimos días siempre se realizan durante la noche y durante el día se aprovecha para ocupar posiciones en lugares estratégicos como las torres de televisión y mostrar presencia en una zona donde la población ve a los uniformados como fuerzas ocupantes.
Los blindados y tanques permanecen en las afueras de las dos ciudades, pero en las zonas céntricas las incursiones hasta el momento son quirúrgicas, no hay combates calle por calle y tampoco se puede hablar de ciudades tomadas, se trata de cercos con blindados y tanques y operaciones puntuales contra puestos de control, que en cuanto abandonan los uniformados vuelven a manos de las milicias.