Matthew Williams, de 34 años de edad, se había alojado en el hotel Sirhowy Arms, situado en la localidad de Blackwood, al sur de Gales, y los responsables del establecimiento le habían dicho que nada de mujeres en las habitaciones.
El joven, un criminal apodado ‘Fifí’, -y que había cumplido la mitad de una condena de 5 años de cárcel por un delito de violencia doméstica-, se las arregló sin embargo para subir a su cuarto a una chica de 22 años para tomar una copa.
GRITOS Y LAMENTOS
En un momento dado se empezaron a escuchar unos gritos desgarradores, y el conserje subió a ver qué pasaba. No recibió contestación tras llamar a la puerta, así que decidió avisar a la Policía.
Los agentes entraron por la fuerza, y se encontraron con una desgarradora escena: el hombre estaba masticando el ojo de la chica, a quien ya le faltaba media cara. Estaba muerta.
Tal y como relata ‘Mirror‘, los agentes le descargaron varias ráfagas de taser, cayendo éste a suelo entre espasmos. Al poco fallecía.
Fuentes oficiales han informado que había tomado una gran cantidad de cocaína.