MASACRE ISLAMISTA DEL 'CHARLIE HEBDO'

Vive la France! La Policía mata a los tres terroristas islámicos que aterrorizaron París durante 54 horas

El facineroso secuestrados del supermercado kosher, asesinó a cuatro rehenes antes del asalto

El terror yihadista de esta negra semana en Francia, con cuatro acciones armadas en 72 horas que han costado la vida al menos a 20 personas en París y sus alrededores, ha situado al país ante el peor de sus escenarios.

En un Estado con cinco millones de musulmanes y con el derechista Frente Nacional en auge, los atentados han mostrado que la unidad política buscada por el presidente, François Hollande, se resquebraja ante una violencia con tintes de origen religioso.

La policía puso este viernes, 9 de enero den 2015, punto y aparte a esta ola de sangre matando a tres terroristas en una doble operación que también ha costado la vida a varios rehenes. Pero no es el punto final.

«Francia no ha terminado con las amenazas», ha señalado anoche con solemnidad Hollande.

Un grupo de terroristas conectado y dividido en dos comandos ha sumido en la angustia y el miedo a un país en alerta máxima, que ha visto concretarse esas amenazas que le venía lanzando el islamismo radical.

Fuerzas especiales han cercado y matado a media tarde a los tres terroristas, pero en una de las dos operaciones, de clara intención antisemita, también han muerto cuatro rehenes, todos asesinados por el secuestrador islámista antes de qu ela policía inicase el asalto.

Los asesinos abatidos son los dos autores de la matanza en la revista Charlie Hebdo el miércoles y el asesino de una joven policía municipal al día siguiente en París.

SIN CONCESIONES

El Estado francés no quiso dar ninguna opción a los yihadistas. No quiso negociar con ellos ni darles tiempo para mantener la tensión.

Y ni mucho menos darles la oportunidad de glorificar su imagen o intentar buscar la emulación de sus acciones.

Dos de los terroristas que perpetraron el ataque contra la redacción de la revista «Charlie Hebdo» se habían atrincherado en una imprenta al nordeste de París con un rehén.

Un tercer yihadista se había apoderado de un supermercado de comida judía (kosher) en la capital francesa con un número indeterminado de rehenes.

Tras una primera toma de contacto y tras instarles a la rendición, el Gobierno dio la orden de asalto.


EL DUEÑO DE LA IMPRENTA SE ESCONDIÓ

Tras el asalto, el presidente, François Hollande, y el primer ministro, Manuel Valls, pronunciaron un mensaje de unión nacional en la defensa de la democracia y la tolerancia. Hay que remontarse a la guerra de la independencia de Argelia, durante los años 60 del siglo XX, y a la gran crisis de los suburbios del invierno de 1985, para encontrar paralelismos con las matanzas que se han sucedido en estos días.

En otros casos de secuestros terroristas, las fuerzas de seguridad francesas habían comenzado con laboriosas negociaciones prolongadas durante interminables horas. En esta ocasión, ayer, los equipos de los ministerios de Interior y Defensa habían presentado al presidente de la República varios escenarios posibles. Se puso en marcha el más expeditivo y determinante.

A las cinco de la tarde, los hombres del Groupe d’Intervention de la Gendarmerie Nationale (GIGN), en Dammartin-en-Goële (Seine-et-Marne), al norte de París, y las Brigades Rapides d’Interventions (BRI), en la Puerta de Vincennes, al este de la capital, intercambiaron sendas llamadas de OK. La ejecución de ambos asaltos podía comenzar.

En la pequeña imprenta de Dammartin-en-Goële, los hermanos Said (34 años) y Chérif Kouachi (32 años), se vieron forzados a salir de la «madriguera» donde habían intentado atrincherarse catorce horas antes. Las fuerzas de seguridad utilizaron varios recursos clásicos (gases lacrimógenos, granadas especiales). Esperando caminar hacia el «paraiso», los Kouachi salieron creyendo que podrían morir matando, esperando ser glorificados como «combatientes de Alá». Pura fantasmagoría.

Siguiendo las instrucciones precisas de la jefatura del Estado, las fuerzas de seguridad peinaron y acordonaron la pequeña empresa donde se habían refugiado los asesinos. La prensa estaba convenientemente alejada, por razones de seguridad y de «comunicación visual». Los Kouachi fueron abatidos en unos minutos, acribillados por un número considerable de tiradores de élite. El rehén quedó en libertad. Las 72 horas de frenética huida de dos asesinos terminaba sin gloria.

La policía pudo descubrir rápidamente su identidad, porque uno de los hermanos había dejado olvidada su carnet de identidad en uno de los coches que utilizaron para huir. Con una impericia propia de criminales temerarios, los Kouachi se dejaron ver en varias gasolineras, sin ocultar que viajaban con fusiles de asalto kalashnikov y lanzagranadas, dando muestras de un exhibicionismo suicida.


EL SECUESTRADOR DEL SUPERMERCADO AMENAZABA CON MATAR A LOS REHENES SI LA POLICIA NO LIBERABA A LOS HERMANOS KOUACHI

Los cursillos de formación militar adquiridos por uno de los hermanos en el Yemen, la «educación religiosa» seguida en varias prisiones, la complicidad con bandas de delincuentes comunes, en la periferia de París y en el Yemen, no les sirvieron para gran cosa. Fanatizados, errantes en el microcosmos yihadista, los Kouachi fueron capaces de planificar y ejecutar una matanza atroz. Pero fueron perseguidos y ejecutados con precisión en poco más de 72 horas.

A los pocos minutos del comienzo del asalto del refugio de los Kouachi, al norte de París, los especialistas de las BRI entraron en acción en el supermercado judío del que se había apoderado el tercer terrorista, Amedy Coulibaly, amigo y «colega» de los hermanos Kouachi. Coulibaly se había atrincherado en el interior del supermercado con varios rehenes.

Este tercer terrorista también fue abatido con gran rapidez, pero en el asalto murieron cuatro rehenes. Varios medios aseguraron que, en su trayectoria criminal de estos días, Coulibay estuvo acompañado por su novia, una joven musulmana, que pudo huir horas antes del asalto.

La operación de Dammartin-en-Goële fue una acción policial y militar sin connotaciones políticas, «limpia» e implacable. La operación de la Puerta de Vincennes fue más compleja. Desde el primer momento fue evidente que el secuestro del supermercado de comida kosher tenía una fuerte dimensión antisemita. Amedy Coulibay deseó dar a su crimen una connotación racista, antisemita, en las inmediaciones de una escuela judía. Dimensión étnica que precipitó una ola de inquietud en un barrio donde viven muchas familias judías.

En un principio, durante la trágica jornada del jueves, se puso en duda la posible relación de la matanza de los caricaturistas de «Charlie Hebdo» perpetrada por los hermanos Kouachi y el ataque lanzado en una autopista en Montrouge por Coulibay. La trágica sucesión de acontecimientos reveló que los tres terroristas actuaban conjuntamente.

EL ASESINO ATONTADO

Amedy Coulibaly, presunto autor del tiroteo que acabó con la vida de una agente de Policía Municipal este jueves 8 de enero de 2014 en París y que ha secuestrado a varias personas en un supermercado ‘kosher’ en la capital gala, reclamaba a las fuerzas de seguridad que dejaran escapar a los hermanos Chérif y Said Kuachi, que estaban atrincherados en una fábrica en la localidad de Dammartin-en-Goële y mantenían un rehén, que ha sido liberado.

Según varios investigadores, Amedy Coulibaly, el secuestrador del supermercado ‘kosher’ en París, demandaba al GIGN (unidad de élite de la Gendarmería) que detuviera su operación y que los hermanos Kouachi fueran liberados.

Los hermanos Kuachi se encontraban este viernes 9 de enero de 2014 atrincherados en una fábrica de la localidad de Dammartin-en-Goële, rodeados de agentes de las unidades de intervención rápida de la Policía y la Gendarmería (RAID y GIGN, respectivamente).

 

COMPAÑEROS DE FECHORÍAS

Los hermanos Kouachi y Amedy Coulibaly se conocieron en prisión, y fraternizaron en la periferia de París. Los tres pertenecían a una suerte de banda que se «entrenaba» muy llamativamente en unos jardines públicos, las Buttes Chaumont, donde hacían «gimnasia militar» y se calentaban los cascos colectivamente con proyectos entre enloquecidos y criminales.

Los Kouachi y Coulibaly se exhibieron con chalecos anti balas, esgrimiendo fusiles de asalto y pistolas automáticas. Se trata de un armamento de tipo militar que se compra y se vende en oscuros «mercados» suburbiales.

Sin embargo, la compra-venta de ese tipo de material en Francia también pone en evidencia las fallas del estado puestas al descubierto por la tragedia de estos días. Por vez primera en la historia, una banda entre fanática, iluminada, criminal y mafiosa, ha sembrado el terror en la capital con inquietante impunidad durante durante tres jornadas.

El vespertino Le Monde y otros medios han hablado de un 11-S francés. Más allá de las fórmulas periodísticas o publicitarias, las matanzas de «Charlie Hebdo» y Montrouge han puesto de manifiesto que las semillas del terror están proliferando en los suburbios franceses con una rapidez letal.

Las llamaradas terroristas islámicas de los últimos años son contemporáneas de la profanación de cementerios, cristianos, judíos y musulmanes, del ataque a bombazos «artesanales» de escuelas judías y musulmanas, de las guerras religiosas entre musulmanes fanáticos y conservadores, de las tensiones étnicas que enfrentan a franceses de diversa formación cultural y religiosa en más de 700 suburbios, en toda Francia.

CUANDO LA POLITICA CIEGA A LOS LÍDERES

Una vez concluida la doble operación, Hollande hizo un primer balance de estas tres jornadas en una alocución solamente a través de todas las cadenas de radio y televisión.

El Hollande comenzó dando una noticia: «Estaré personalmente al frente de la gran manifestación de solidaridad nacional. Todos los franceses están invitados a participar en esa u otras manifestaciones, en toda Francia». Se espera que más de un millón de parisinos participen en una gran marcha de unidad, a la que están invitados todos los ciudadanos de todas las sensibilidades políticas, culturales y religiosas.
Unidad política

Antes de hacer ese anuncio, Hollande había recibido a todos los líderes políticos de la república, de Nicolas Sarkozy a Marine Le Pen, con el fin de dar una dimensión nacional a una respuesta cívica de fondo.

A continuación Hollande deseo tranquilizar y avanzar dar serenidad a una opinión pública amedrentada, víctima del angustioso seguimiento de tres pavorosos baños de sangre. «La religión musulmana no tiene nada que ver con los fanáticos criminales», continuó el presidente, instando a la unidad nacional a todas las sensibilidades culturales y religiosas. Horas antes, los representantes de los imanes de Francia habían invitado a los musulmanes a participar en la gran manifestación del domingo.

Hollande terminó su mensaje a la nación anunciando el refuerzo de unas medidas de seguridad que ya están en estado de alerta máxima, recordando otro dato capital:

«Estamos en guerra. Francia cumple con su deber, luchando militarmente contra el terrorismo, en África y Oriente Medio. Esa determinación nos convierte en un blanco para los fanáticos extremistas. No debemos bajar la guardia. Hemos neutralizado a unos criminales, pero no debemos confiarnos».

A los pocos minutos de la intervención de Hollande, Manuel Valls, jefe de gobierno, se apresuró a ampliar el mensaje presidencial:

«Francia debe afrontar un desafío y amenazas sin precedentes. Hemos neutralizado a unos criminales. Pero otra amenazas nos acechan».

«Francia no ha sufrido jamás ataques criminales tan temibles como los que acabamos de sufrir y neutralizar», continuó Valls, insistiendo en que la lucha contra el terrorismo será larga y difícil:

«Hemos conseguido neutralizar otros atentados, en el pasado reciente. Pero no podemos bajar la guardia. Seguimos estando amenazados, como nunca. Debemos reforzar nuestro arsenal policial, judicial y moral. Todos los franceses están invitados a participar en las manifestaciones de solidaridad del domingo. La unidad y determinación nacional es muy importante».

Presidente y primer ministro deseaban hacer un balance y explicar de alguna manera las dimensiones más graves de unos acontecimientos que quedarán indelebles en la memoria de los franceses.

Ambos habían participado en la gestión de una crisis sin precedentes y elaboraron una doctrina de acción antiterrorista que ha sido observada por especialistas de todo el mundo.

Horas antes, Hollande había convocado una reunión de crisis, acompañado de Valls y sus ministros del Interior, Defensa, Justicia y Asuntos Exteriores. Esa reunión duró dos horas cortas. Hollande y su equipo fijaron una «doctrina de acción» expeditiva, que comenzó a aplicarse con extrema celeridad, precisión e implacable rigor militar. No hubo por su parte la menor duda en la necesidad de actuar con celeridad.

 

CIERRE DE DOS PISTAS EN EL AEROPUERTO CHARLES DE GAULLE

Las autoridades de aviación civil ordenaron el cierre de dos pistas del aeropuerto internacional de Roissy-Charles de Gaulle, situado a tan solo 15 kilómetros de la zona del operativo.

A las nueve de la mañana de este 9 de enero de 2015 los medios franceses han comenzado a informar de un tiroteo en Dammartin-en-Goele, situada en el departamento de Sena y Marne. Según estas informaciones, los dos hombres habrían robado un vehículo, un Peugeot 206 gris, en el departamento de Oise para llegar hasta allí.

Los helicópteros sobrevolaban Dammartin-en-Gele y las autoridades instaron a la población local (8.000 habitantes), a que permanezcan en sus casas y a prohibido que los niños salgan de las escuelas.

DISPOSITIVO POLICIAL SIN PRECEDENTES

Durante toda la noche, un dipositivo policial sin precedentes ha buscado a los sospechosos más hacia el norte, en una zona boscosa a 80 kilómetros al noreste de París, en la región de Picardía, entre los departamentos de Aisne y Oise. Los agentes, fuertemente armados, han controlado los accesos y han registrado casa por casa con perros adiestrados, mientras los helicópteros no han dejado de sobrevolar la zona, sin resultado.

 

En total, Francia ha movilizado a 88.150 miembros de las fuerzas de seguridad en el plan Vigipirate contra el terrorismo, incluyendo más de 1.000 militares.

 

 

 

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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