El partido liderado por Tsipras reune un 35,7% de los votos, siete puntos por encima de Nueva Democracia de Samarás

La extrema izquierda de Syriza roza la mayoría absoluta en Grecia

La ultraderechista Amanecer Dorado se convierte en tercera fuerza política del país

Tal y como vaticinaban las encuestas, la coalición izquierdista Syriza, liderada por Alexis Tsipras, ha ganado este 25 de enero de 2015 las elecciones generales en Grecia.

El partido de extrema izquierdase sitúa a las puertas de la mayoría absoluta, con el 50% escrutado.

La formación de Tsipras -colega de Pablo Iglesias y en sintonía con Podemos- obtendría el 35,92% de los votos, 148 escaños, a cuatro escaños de la mayoría absoluta.

En segunda posición, la conservadora Nueva Democracia, rozando el 29% de los votos (78 escaños).

El partido neonazi Aurora Dorada se sitúa como tercera fuerza, con el 6,35% de los votos, y en cuarta posición, el centrista To Potami, con el 5,82%.

El primer ministro, Antonis Samaras, ha felicitado a Tsipras por su victoria en las elecciones.

UN SOMBRÍO ESCENARIO

El escenario más probable que se abre ahora es que el nuevo gobierno griego -aunque tenga que ser de coalición si Dyriza no llega  ala mayoría absoluta- quiera renegociar con Europa la deuda, aplicar políticas fiscales expansivas y finalizar con la austeridad.

Descartadas las hipótesis más alocadas, como salir del euro, que provocaría la quiebra de Grecia y una austeridad aún más severa, la solución más realista es el rediseño del programa económico basado en varios aspectos: la necesaria austeridad aún pendiente, una refinanciación con Europa negociada para dar más plazo y perdonar intereses, el diseño de ayudas del Banco Central Europeo (BCE), incluyendo a Grecia en el nuevo plan monetario, y la aplicación del plan de inversiones europeas de Jean-Claude Junker.

El Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyos accionistas son todos los países del mundo, ya ha advertido de que los contratos deben cumplirse, y con los problemas presupuestarios que tiene no parece dispuesto a aceptar perdones de deuda amplios y sin contrapartidas.

UN PRIMER MINISTRO IMPREVISIBLE

A sus 40 años, Alexis Tsipras será con toda seguridad el líder más joven de la historia del país y el primero que lleva al poder a un partido de izquierda-izquierda.

Estos datos serían llamativos de por sí, pero hay algo más: Grecia es un país en caos, atrapado en la recesión y estructuralmente en quiebra. Sus problemas se han contagiado a Europa y han transformado el paisaje político dentro y fuera de sus fronteras.

En este clima volátil, la idea de que llegue al poder un partido desconocido, parcheado con fragmentos de partidos de izquierdas y liderado por un inexperto con ideas aparentemente ingenuas, provoca algo más que fascinación en Grecia y Europa. Provoca miedo.

Alexis nació en Atenas el 28 de julio de 1974, cuatro días después de la caída de la dictadura militar y la vuelta de la democracia a Grecia.

Es el pequeño de tres hermanos, hijo de un ingeniero civil y una ama de casa. Se alistó en las Juventudes Comunistas a los 14 años, fue elegido presidente del consejo escolar y obtuvo fama a nivel nacional en el invierno del 90, cuando la mayoría de los institutos fueron clausurados por las protestas estudiantiles.

Al graduarse, Tsipras dejó las Juventudes y militó en partidos más moderados de izquierda. Estudió ingeniería y se convirtió en un destacado líder de la política universitaria.

Al dejar la universidad, se sumó al grupo juvenil de Synaspismos («coalición»): un partido marxista-socialista y pro-europeo que apenas superaba el 3% de votos necesario para conseguir diputados en el Parlamento.

Eran los años del bipartidismo de los socialdemócratas del Pasok y los conservadores de Nueva Democracia, que acaparaban el 80% de los votos.

Tsipras trepó rápidamente en las filas de Synaspismos: lideró la rama juvenil en 1999, fue miembro del Comité Central en 2004 y finalmente candidato sorpresa a la alcaldía de Atenas en 2006.

Frente a un grupo de veteranos políticos, su joven rostro de 32 años obtuvo un 10,5% de los votos, todo un triunfo para su diminuto partido. De golpe, todos conocían su nombre y su cara.

Dos años después, el líder de Synaspismos dejó el partido y Tsipras ocupó su lugar con el 70% de los votos. Para la gente de su ideología, era lo más alto que se podía llegar, pero Tsipras no lo veía así.

Tras su ascenso, Tsipras se las arregló para expulsar a los enemigos internos y consolidar su poder.

Después de que Grecia pidiera el rescate en 2010, el paisaje político se transformó. En tres años, los dos megapartidos perdieron el 64% de sus votos: el Pasok pasó del 44% en 2009 al 3% en las Europeas.

Mientras, nuevos partidos (se presentaron 43 en las elecciones europeas) obtuvieron millones de votos. Grecia incluso tiene un partido nazi en el Parlamento, aunque la mayoría de sus diputados están en la cárcel, a la espera de juicio, por delitos varios.

Esta ola masiva de descontento entre el electorado acabó en manos del partido minoritario más conocido antes de que estallara la crisis.

En junio de 2012, Syriza obtuvo el 26,9% de los votos, a tres puntos de Nueva Democracia, que formó un gobierno de coalición.

Este fulgurante éxito tiene que ver con el talenmto de de Tsipras, pero el elemento crucial es su populismo sin límite.

En los últimos años, Tsipras ha sido el más ardiente detractor de los acuerdos de Grecia con la troika. Estos pactos han salvado a Grecia del default y la han mantenido a flote mientras los mercados estaban cerrados.

 

 

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