Berlín quiere evitar un contagio político a otros países periféricos y sostiene que los europeos "no pueden pagar lo que no hacen los griegos". España, Portugal e Irlanda rechazan dar más margen
Antes incluso de que el nuevo Gobierno de Grecia llegue a sentarse a renegociar las condiciones de su rescate, como es su intención, el Ejecutivo de Alexis Tsipras puede tener que hacer frente a una crisis aún más grave.
Los bancos griegos están sufriendo una fuga de depósitos mayor incluso que la que vivieron las entidades en lo peor de la crisis de deuda europea en 2012, lo que pone en riesgo la liquidez del sistema.
Los datos no dejan lugar a dudas. En diciembre pasado, los ciudadanos griegos retiraron 3.000 millones de euros en depósitos, una cifra que se ha disparado hasta los 11.000 millones este mes, dato todavía provisional.
Según Bloomberg, la retirada de fondos de los bancos entre el 19 y el 23 de enero «fue incluso mayor que la que sufrió el país en mayo de 2012», cuando se especulaba con la salida de Grecia del euro.
Ante situaciones similares, los Gobiernos de otros países han optado por implantar restricciones de movimientos de capital, lo que se conoce como un corralito financiero.
ANGELA MERKEL NI PESTAÑEA
«Asume usted el cargo en tiempos difíciles, en los que tiene una gran responsabilidad. Espero que podamos profundizar en la tradicionalmente buena y profunda amistad de nuestros pueblos».
Como recogen Luis Doncel y Claudi Pérez en ‘El País’ este 28 de enero de 2015, el lenguaje exquisitamente diplomático con el que la canciller alemana Angela Merkel felicitó al recién nombrado primer ministro griego, Alexis Tsipras, no ha logrado ocultar la sensación de que Berlín ha recibido la victoria del izquierdista Syriza como una amenaza a su política europea que no puede permitir.
Ese resultado, junto al anuncio de las compras de deuda pública a gran escala por parte del BCE -en contra, una vez más, de Berlín- provocarán un endurecimiento de la postura alemana tanto en las negociaciones con Grecia como en los diversos asuntos que la Unión tiene sobre la mesa de cara a los próximos meses, según explican las fuentes consultadas en Bruselas.
El ministro de Hacienda alemán, Wolfgang Schäuble, negó el martes en la Eurocámara la posibilidad no solo de una quita a la deuda griega, sino también de cualquier alivio a la pesada carga que arrastra Grecia.
Y este miércoles, su compañero de Gobierno y rival político Sigmar Gabriel avisó a Tsipras desde Berlín de que solo él será responsable si finalmente Grecia no cumple sus compromisos y se ve obligada a salir del euro.
«No lo deseamos, pero depende de su Gobierno».
El Ejecutivo alemán ya filtró antes de las elecciones que una reestructuración unilateral supondría una salida fulminante de Grecia del euro, y el vicecanciller repitió este miércolesque la eurozona está mucho mejor equipada que en 2012 para capear el temporal.