El tiempo juega en contra de Grecia, que mañana debe abonar un nuevo vencimiento de más de 700 millones de euros al Fondo Monetario Internacional (FMI), una cantidad que nadie está seguro de si el país será capaz de asumir.
A las puertas del Eurogrupo decisivo del próximo lunes, persiste la incertidumbre sobre las negociaciones del Gobierno de Syriza con los acreedores.El desempleo supera el 25 por ciento y la Comisión Europea ha advertido esta semana que el Producto Interior Bruto (PIB) heleno aumentará apenas un 0,5 por ciento este año, frente a la expansión del 2,5 por ciento que había pronosticado en febrero.
Con unas cuentas públicas muy degradadas (el déficit en 2015 será del 2,1 por ciento según la CE, que hace apenas tres meses pronosticaba un excedente del 1,1) y una deuda externa que prácticamente dobla el PIB, el Gobierno heleno se encuentra contra las cuerdas y la UE está en vilo ante lo que pueda pasar.
La Grecia de Tsipras y Varoufakis se enfrenta a siete posibles trayectorias, como detalla Marina Forteza en ‘El Economista’ este 9 de mayo de 2015:
1. Tsipras consigue un nuevo rescate
Según esta hipótesis, altamente probable, Grecia pactaría un programa de reformas con sus socios del euro y con el FMI antes de que expire el segundo pacto de rescate en junio. El último tramo del segundo salvamento se pagaría con cierto retraso, pero los acreedores concederían a Atenas un tercer paquete de entre 30.000 millones y 50.000 millones de euros.
Estabilidad
Grecia estaría salvada de nuevo, al menos de entrada. También la UE tendría por delante una época de estabilidad garantizada. Tras meses de tensión, el país tendría al fin la posibilidad de una recuperación económica. Eso siempre y cuando, advierte Die Welt, el Gobierno griego aplique una serie de reformas económicas orientadas a impulsar el crecimiento. El rotativo recomienda que se flexibilice la economía y se redimensione el «hinchado» aparato estatal.
Riesgo de incumplir
Los riesgos de responsabilidad en el rescate griego para los prestamistas seguirían subiendo. El mayor problema, sin embargo, es que los griegos podrían prometer mucho y después no seguir adelante.
2. Grecia quiebra, pero recibe ayudas del BCE
La Unión Europea y Grecia no se ponen de acuerdo sobre un plan de reformas, Atenas no puede pagar sus deudas con el FMI y el Banco Central Europeo: el país quiebra. Sin embargo, el BCE no declara a Grecia inmediatamente insolvente y mantiene un suministro de emergencia para los bancos griegos. Se introducen controles de capital y el acceso de los griegos a sus ahorros es limitado. El BCE impone un plazo para que Grecia se ponga de acuerdo con sus acreedores, y Atenas se ve obligada a cumplirlo.
Periodo de transición
Muchos expertos consideran que éste es un escenario bastante plausible. Quizás si Grecia mira profundamente al abismo cambiará su forma de actuar. Y si finalmente se consigue un acuerdo, unas medidas drásticas durante un corto período de transición serían soportables.
Aislamiento
Los controles de capital aislarían a Grecia del mercado internacional de capitales, lo que podría causar turbulencias en la economía helena. Además, un acceso limitado a los ahorros es difícil de justificar y es contrario a los principios de la Unión Europea.
3. Atenas introduce una moneda paralela
Si el país se enfrenta a la bancarrota y no puede pagar a sus funcionarios, el Gobierno tendría la opción de pagar a los trabajadores con pagarés, que se aplicarían sólo en los pagos nacionales. Así surgiría una moneda paralela, que el ex economista jefe del Deutsche Bank, Thomas Mayer, ha bautizado como «Geuro»: Los nuevos pagarés serían canjeados por euros y viceversa. Es un sistema similar al que existe en Montenegro y Kosovo. Ambos países usan el euro a pesar de no pertenecer a la unión monetaria.
Abono de salarios y pensiones
A corto plazo el Estado podría cumplir con sus obligaciones. Por un lado se evita la salida del euro y por otro se permite un ajuste de la tasa de cambio.
Depreciación de la moneda
La tasa entre las dos monedas sería extremadamente volátil, la moneda paralela se depreciaría con fuerza frente al euro, lo cual podría generar convulsiones políticas. «Un sistema de moneda paralela en Grecia no sería ni económica ni políticamente estable», asegura Holger Schmieding, economista jefe de Berenberg Bank, quien lo ve una solución viable a corto plazo.
4. El país heleno se lanza a imprimir euros
Grecia sufre una situación insostenible desde hace meses, con hospitales que no pueden pagar sus facturas y un sistema público en descomposición. No sería descabellado contemplar la posibilidad de que el país decida imprimir euros para conseguir liquidez inmediata. Si el Banco Central Griego imprime euros por su cuenta, se saltaría los mecanismos ordinarios que la unión monetaria establece para este tipo de operaciones, que deben hacerse a través del BCE. La única pregunta, por tanto, es cuánto tiempo podría durar el fraude.
Liquidez a corto plazo
Los griegos podrían saldar las deudas con sus acreedores, al menos en un primer momento. También podrían pagar las pensiones, los salarios y los servicios sociales. A corto plazo la impresión de dinero solucionaría los problemas más urgentes de liquidez.
Periodo de transición
Sería la afrenta definitiva para el resto de Europa. La impresión unilateral de euros «sería políticamente el final de Grecia en Europa», afirma Holger Schmieding. El economista considera «inimaginable» este escenario, «una traición».
5. Salida planificada de la zona euro
Es una opción que nadie quiere, y de la que, por tanto, se habla muy poco. El primer ministro, Alexis Tsipras, ha anunciado su intención de convocar un referéndum para que los griegos voten el programa de reformas de la troika. Si la población rechaza el programa, de alguna forma están votando en contra de continuar formando parte de la UE, según Die Welt. Esta opción requeriría una planificación meticulosa.
Acuerdos ordenados
Grecia y la zona euro podrían llegar a acuerdos en aspectos importantes, con el objetivo de mejorar el futuro del país.
Disminución de producción
Las consecuencias que tendría para Grecia serían apenas mejores que las de una salida desordenada. Investigadores del Instituto Económico Bruegel advierten de que esta medida daría lugar a una disminución masiva de la producción y provocaría un aumento del desempleo. Al mismo tiempo, la mayoría de los préstamos a Grecia y los bancos helenos tendrían que ser dados de baja, lo cual empobrecería al país. La unidad de la zona euro entraría en una fase de extrema debilidad.
6. Syriza recibe ayuda condicionada de Rusia
Las negociaciones de Grecia con la troika fracasan. El Gobierno heleno, a quien ya se ha visto coquetear con Rusia desde que Syriza accedió al poder, se aferra a un clavo ardiendo y se arroja a los brazos de Moscú. El presidente ruso, Vladimir Putin, le ofrece miles de millones en ayudas. A cambio, Rusia consigue, por ejemplo, el control del puerto del Pireo.
Tsipras cumple
Grecia se vería descargada de su preocupación por la liquidez para atender pagos. Además, no sería necesario presentar el programa de reforma exigido por la troika. Con este escenario, el primer ministro, Alexis Tsipras, habría cumplido sus promesas de campaña.
Ventajas para Putin
No se sabe lo altas que podrían llegar a ser las contraprestaciones que exigiría Rusia. Podría pedir un acceso total a las bases militares o puertos griegos, o forzar a que Atenas vete las sanciones contra Rusia en las votaciones de la UE. De esta forma, Grecia quedaría progresivamente aislada de Europa. La visita de Tsipras a Moscú hace unas semanas fue inmediatamente criticada por varios líderes de la UE.
7. Salida precipitada, el llamado ‘Grexident’
Una salida helena del euro precipitada convertiría el acuñado Grexit en un Grexident, un abandono forzado o por accidente. En este escenario, los acreedores y el Gobierno griego no son capaces de llegar a ningún acuerdo en los próximos meses. La UE rompe las negociaciones. Una salida del euro se considera aceptable. El BCE suspende los créditos de emergencia al sector bancario griego de hoy para mañana. Grecia entra en bancarrota.
La vuelta al dracma
Mejor un fin de horror que un horror sin fin. Así piensan muchos economistas y políticos conservadores. Si Grecia sale del euro y vuelve al dracma, la devaluación de su nueva moneda le devolvería su competitividad. Por su parte, Europa demostraría que sus reglas se siguen aplicando y se evitaría el temido «efecto contagio».
Temor de Europa
Una salida del euro sin planificación sería desastrosa para Grecia, sobre todo al principio. Europa también teme esta posibilidad, ya que el Grexit descontrolado sería el precedente que demostraría a los mercados que la unión monetaria no es necesariamente eterna.