Estonia, con alrededor de 1,3 millones de habitantes, es una nación con una economía avanzada y un alto nivel de vida, a la vez que un paraíso para tecnológico.
En Estonia casi cualquier trámite administrativo se puede hacer online y la burocracia no es obstáculo alguno.
Para engancharse a Occidente, esta antigua república soviética decidió apostar por transformar su gobierno y su sociedad en una comunidad tecnológica de primer orden. Con el paso de los años, está recogiendo los frutos de aquella decisión.
El pilar fundamental de la digitalización del país fue el sistema electrónico de identidad, considerado el más avanzado del mundo. Gracias a este sistema, que se introdujo hace casi 15 años, los estonios han desarrollado una estrecha relación con los servicios públicos digitales.
Como ejemplo, hechos como que es posible registrar una empresa en sólo cinco minutos o que en 2013 el país tenía el récord mundial de mayor número de ‘starups’ por persona. De hecho, el apoyo político al desarrollo de ‘starups’ tiene buena culpa del éxito económico estonio, con ejemplos empresariales hoy conocidos en todo el mundo como Skype, Transferwise, Pipedrive, Cloutex, Click & Grow, GrabCAD, Erply, Fortumo o Lingvist, según apuntan desde MarketWatch.
Tras décadas de aislamiento bajo el yugo del Telón de Acero, hoy Estonia es un país totalmente abierto al mundo e, incluso, dispone de un curioso sistema de ‘residencia electrónica’, una identidad digital transnacional para ciudadanos que sin vivir en el país quieren abrir allí una empresa y operar como un estonio más, pagando luego los correspondientes impuestos en este pequeño país báltico que puede dar varias lecciones a otras naciones del mundo.
