Conmoción en las Bolsas europeas y asiáticas, con caídas de hasta más del 5%, tras la victoria de Trump
La derrota de Hillary Clinton en las elecciones presidenciales de Estados Unidos significa un golpe al llamado establishment, que impedirá dar continuidad a la tarea inacabada de Barack Obama, tanto en los asuntos internos como en política exterior (Las medidas económicas que aplicará Trump: Vuelta al ‘Made in USA’ y rebaja de impuestos).
La noticia, que ha pillado de sorpresa sobre todo a los analistas europeos, ha provocado reacciones de lo más variopinto (El sueño americano de Melania Trump: de un pueblo de Eslovenia a primera dama).
Mientras el Vaticano, mariano Rajoy y los principales mandatarios mundiales felicitaban sin estudiasmo al ganador, otros, entre los que están los podemitas españoles, amenazaban al nuevo inquilino de la Casa Blanca(Irene Montero amenaza a Donald Trump y le avisa de que tendrá a Podemos enfrente).
Este es un resumen de las principales consecuencias del fracaso de la candidata demócrata (Donald Trump gana las elecciones y será el próximo presidente de EEUU):
El 45º presidente, también hombre. Hillary Clinton era la esperanza para dar acento femenino a la Casa Blanca después de 44 varones al frente del país más poderoso del planeta. Su derrota hace que el hito de ver a la primera presidenta de EE.UU. tendrá que esperar.
Golpe al «establishment». Para lo bueno o para lo malo, Clinton llevaba tres décadas en política, ya fuera como esposa de gobernador y de presidente o como senadora y secretaria de Estado. Ello, unido a su buena relación con el mundo de las grandes empresas de Wall Street, la convertía en arquetipo de las élites políticas dominantes que han atacado tanto su rival en las primarias, Bernie Sanders, como el candidato republicano a la presidencia, Donald Trump (Conmoción en las Bolsas europeas y asiáticas, con caídas de hasta más del 5%, tras la victoria de Trump).
La reforma migratoria, al cajón. Hillary Clinton asumía el reto de presentar una amplia reforma migratoria que permitiera regularizar a millones de personas que llegaron ilegalmente a Estados Unidos, algo que no logró Obama después de que la mayoría republicana rechazara su propuesta en el Congreso y de que el Tribunal Supremo tumbara la orden ejecutiva con la que pretendía esquivar el bloqueo de las cámaras. Ese objetivo quedará ahora de nuevo aparcado y el temor de esas familias a ser deportadas persistirá.
Sin aumento de impuestos a los millonarios. Frente a la rebaja que ofrecía Donald Trump, Hillary Clinton era partidaria de aumentar los tributos para los más adinerados, al tiempo que aliviar la carga fiscal para las familias trabajadoras.
Diferencias raciales. La candidata demócrata pretendía poner en marcha medidas como eliminar los perfiles policiales basados en la raza, y facilitar acceso a educación de calidad desde los cuatro años y garantizar el derecho al sufragio de todos los ciudadanos, sin trabas para registrarse como votantes.
Armas de fuego en las calles. Acabar con la epidemia de violencia que sufre Estados Unidos en sus calles era uno de los grandes desafíos para Clinton, que pretendía extender las comprobaciones de antecedentes en la compra de armas, impedir que los autores de violencia doméstica puedan adquirirlas y suprimir la protección legal para el lobby del sector. Con su derrota, se podrá seguir adquiriendo armas con la misma facilidad que hasta ahora.
Más cercanía a Rusia. Clinton consideraba que el presidente ruso, Vladimir Putin, está tratando de reforzar su posición con su ayuda a Bashar al Assad en el conflicto sirio y pretendía frenar sus ambiciones, pero sin utilizar fuerzas terrestres norteamericanas, sino a través de alianzas, algo que Donald Trump, más partidario de mantenerse al margen, cuestiona.
Freno al deshielo con Cuba. La sucesora de Obama iba a seguir avanzando en la normalización de relaciones que emprendió el presidente saliente y levantar definitivamente el embargo económico que pesa sobre la isla. Ese proceso queda ahora en el aire.