Están los belgas como para hacer florituras o dar lecciones, pero hay gente para todo, inluso en el corazón de la opulenta Europa.
El secretario de Estado belga de Migración y Asilo, Theo Francken, del partido independentista flamenco N-VA, afirma, a través de Twitter, que Puigdemont tiene la opción de solicitar «asilo político» en Bélgica.
Francken: «Catalaanse minister-president Puigdemont mag politiek asiel aanvragen» https://t.co/TLi1DS54Dh
— Theo Francken (@FranckenTheo) 29 de octubre de 2017
Previamente, y según la cadena de televisión pública flamenca VRT News, este mastuerzo ya había indicado que Bélgica podría ser una salida para Puigdemont si corriera el riesgo de ser encarcelado.
«Los catalanes que se sienten políticamente amenazados pueden solicitar asilo en Bélgica. Puigdemont también pertenece a ellos. Eso es totalmente legal».
BELGICA: ESTADO FALLIDO
Bélgica nació EN 1830, por accidente, como un término medio entre los intereses de las diferentes potencias.
En sus fronteras quedaron francófonos, neerlandeses y alemanes unidos por su fe católica.
Los francófonos se encargaron de diseñar el país a su gusto, pero, tras la crisis del 73 y la globalización, su modelo se vino abajo, y con él el porqué del Estado.
La situación en Bélgica es siempre tensa, ya que el Estado central apenas tiene la capacidad de mediar entre sus regiones, hasta el punto de que ha sido calificado como Estado fallido o, según el ex primer ministro Yves Leterme, un «accidente de la Historia».
Bélgica está dividida en dos grandes comunidades: los flamencos, al norte, de habla neerlandesa, y los valones, al sur, francófonos. A ellos hay que sumar una pequeña comunidad alemana al sureste.
Estas comunidades se reparten un Estado desde posiciones socioculturales, económicas e históricas diferentes, que llevan a continuos enfrentamientos, desde disputas por elegir un zoológico para osos pandas hasta rozar la xenofobia entre comunidades.
Entre 2010 y 2011, Bélgica mantuvo un Gobierno interino durante 541 días, un récord mundial. Sin embargo, la dificultad para formar Gobierno no se debió solo a intereses de los partidos políticos, sino a un enfrentamiento entre dos sociedades diferentes que estuvo cerca de costar la desaparición del país.