Una historia terrible con un final todavía más horrendo. Hace 19 meses, Vanya Krapivin, un niño ruso, llegó a casa del colegio y se encontró a su madre, Natalia Krapivina, tirada en el suelo llena de sangre, y a su vecino, Roman Pronin, atacándola con un cuchillo para violarla.
Sin pensarlo, el joven, de 16 años, cogió una pesa de 3 kilos que tenía por casa y trató de atacar al agresor, pero este consiguió quitársela y comenzó a golpearle en la cabeza.
Fueron los vecinos los que, al escuchar los gritos y llantos, llamaron a la Policía. Sin embargo, el agresor, de 37 años, huyó antes de que los agentes llegara, pensando que los había matado a ambos.
Madre e hijo estaban inconscientes en el suelo de la casa. El chaval estuvo en coma durante nueve meses. La agresión le provocó fuertes daños cerebrales que ahora le han llevado a la muerte, informa «Daily Mail».
Las lesiones provocadas por la brutal paliza que Vanya recibió al defender a su madre hicieron que los médicos le tuvieran que extirpar parte del cerebro.
Al año, sin embargo, mostró signos de mejoría leve y poco a poco comenzó a reconocer a la gente y a comer.
Pero el pasado octubre de 2018 pilló la gripe, y fue empeorando, hasta que murió este martes.
El asesino de este niño ya había sido previamente condenado por otros delitos. Ahora, tras la muerte de este joven, se enfrentará a la justicia por matarle.
Las autoridades investigan además por qué se le permitía vivir cerca de niños teniendo antecedentes penales.
El violador y asesino Roman Pronin y el niño tras la brutal agresión