Las diferencias sobre Irlanda del Norte amenazan con dinamitar todo acuerdo

Brexit: Reino Unido rechaza sin matices el borrador del tratado de salida presentado por la UE

Brexit: Reino Unido rechaza sin matices el borrador del tratado de salida presentado por la UE
Boris Johnson. PC

La idea de una frontera entre Irlanda y Reino Unido ha despertado muchas críticas

No son los británicos gente que se deje ‘acojonar’ fácilmente. La primera ministra, Theresa May, ha advertido este 28 de febrero de 2018 a la UE que no firmará «nada que amenace la integridad constitucional de Reino Unido».

Eso, después de que Boris Johnson, el secretario de Relaciones Exteriores de Reino Unido, fuera acusado de insinuar que una frontera podría ser reintroducida en Irlanda.

Desde el Gobierno británico han insistido en que Theresa May va a mantener el compromiso y el acuerdo de no crear ninguna frontera entre Irlanda y tampoco una división en el Mar de Irlanda.

«Éste es un borrador de posición de negociación de la UE y no un texto final y vinculante», afirmó una fuente gubernamental.

«Estamos totalmente comprometidos con la implementación del acuerdo de diciembre, pero la UE debería tener absolutamente claro que la primera ministra no firmará nada que amenace la integridad constitucional de Reino Unido o su mercado común».

El negociador jefe de la Unión, Michel Barnier, ha explicado que hay «diferencias enormes, excesivas» en asuntos relacionados con el periodo transitorio —entre el divorcio y la firma de un nuevo acuerdo comercial— y los derechos de la ciudadanía. Pero ese borrador incluye sobre todo un capítulo que levanta ampollas en Reino Unido: un protocolo sobre Irlanda del Norte que dejaría a ese territorio dentro de la unión aduanera, con total alineación regulatoria y bajo el control del Tribunal de Justicia de la UE.

Irlanda del Norte es a día de hoy la principal fuente de problemas, hasta el punto de que puede hacer descarrilar las negociaciones y provocar una crisis de Gobierno en Londres.

Un portavoz del secretario de Relaciones Exteriores declaró que Johnson envió un informe al gabinete de Gobierno para sugerir que una «frontera altamente facilitada» podría funcionar para ayudar a que el Brexit tenga éxito.

«Muestra cómo podíamos gestionar una frontera sin infraestructura ni controles mientras protegemos los intereses de Reino Unido, Irlanda del Norte, Irlanda y la UE».

El portavoz insistió en que May y Johnson mantuvieron su compromiso de no tener infraestructura física en la frontera, sino más bien alternativas a medida que el Reino Unido abandonaba la unión aduanera.

La posibilidad de tener una frontera física entre Irlanda y Reino Unido ha creado un aluvión de respuestas por parte de dirigentes británicos.

Tom Brake, el portavoz del Brexit de Lib Dem y partidario de la campaña ‘Best for Britain’, declaró: «Boris Johnson, a pesar de afirmar hoy que la frontera entre Irlanda del Norte e Irlanda no es más un problema que el que existe entre Camden y Westminster, sabe que existe un riesgo real si existe una frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda. Sabe que podría conducir a una reanudación de las hostilidades.»

La campaña de Open Britain también criticó a Johnson. Uno de sus partidarios, Chris Leslie MP, dijo que la comparación era «evidentemente ridícula» y mostraba «asombrosas insensibilidades e ignorancia estupefacta de un conflicto en el que murieron más de 3.000 personas entre 1969 y la firma del acuerdo del Viernes Santo».

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