En Alemania la justicia ha condenado a cadena perpetua a una integrante de una célula neonazi que asesinó a nueve inmigrantes y a una agente de policía. Dos miembros del grupo se suicidaron hace siete años para impedir su detención tras el robo frustrado a un banco. En aquel entonces las fuerzas de seguridad lograron encontrar evidencias de sus crímenes y dictaron prisión preventiva para la mujer. Anteriormente, la policía no había hallado vínculos entre los homicidios y no dedujo que el motivo de los asesinatos podía ser el origen de las víctimas.