Está siendo protagonista absoluta estos días (El maquiavélico Putin cuenta con un ejército de brujas que le apoya con hechizos y rituales ocultistas).
La presencia de Elizaveta Peskova en la Eurocámara como becaria ha levantado las suspicacias de altos dirigentes comunitarios por ser quien es y de donde viene (hija del secretario de prensa del presidente ruso Vladimir Putin) (Putin se lesiona así durante un entrenamiento de judo ).
Pero tras la primera impresión peliculera (‘la espía que vino del frío’), lo que realmente muestra esta imponente rubia de 21 años es su perfección: tiene talento para el dibujo, es una experta bailarina, tiene un cuerpo de modelo de primera y habla cinco idiomas (inglés, francés, turco, árabe y chino).
¿Quién quiere más? Pues sí, un pequeño detalle añadido : tiene visión muy conservadora de la realidad social, unas convicciones que rozan la extrema derecha, según recoge Manuel de Luna en elperiodico.
Elizaveta, Liza para los amigos, ya dejó claro sus valores en unas sonadas declaraciones a a través de sus redes sociales (es una estrella en Instagram con 26.000 seguidores fijos y muchísimos ‘me gusta’ por sus fotos retozando por las playas de Turquía).
En estas reflexiones lanzadas a la red reconocía que no le gusta nada ver a lesbianas mostrarse cariñosas en público. En esa misma línea, también consideraba que las parejas homosexuales no deberían tener derecho a la adopción.
Quizá este punto homófobo haya sido parte de lo que aprendió cuando vivía en Rusia, donde la homosexualidad, con el ‘machoman’ Putin como líder, está al borde de la clandestinidad.
Pero estas ideas le han traído más de un problema en la más abierta Francia, donde también estudió (se graduó en la prestigiosa École des Roches de París) y vive largas temporadas con su madre, Ekaterina, casada ahora con el diseñador francés Jacques von Polier.
De hecho, su vida en Francia le ha permitido encontrar allí a su actual pareja: el empresario francés Louis Waldberg, con quien se le ha visto en actitud muy cariñosa en eventos tan glamorosos como el Festival de Cine de Cannes.
Pero al margen de sus relaciones personales, su visión de la homosexualidad sí le ha provocado conflictos en Francia, lo que le ha llevado a reconocer, también a través de las redes, que la sociedad francesa está dividida en dos bandos, los que la apoyan y los que están en contra de ella. No es muy difícil deducir quienes son unos y otros. Pero ella no tiene fisuras en su convicciones: «Para que el niño se desarrolle de manera equilibrada, y su vida sea equilibrada, necesita armonía. Necesita yin y yang».
