Acusado por el asesinato de más de 5.000 prisioneros en un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial, un exguardia de las SS afrontó este jueves, ante un juzgado de Alemania, lo que podría ser uno de los últimos casos de este tipo, informa AFP, según recoge rt y comparte Paula Dumas para Periodista Digital.
«Como guardia de las SS en el campo de concentración de Stutthof entre agosto de 1944 y abril de 1945, se cree que [Bruno Dey] prestó apoyo al horrible asesinato de prisioneros judíos en particular», dijeron los fiscales.
Con 93 años de edad, Dey se presentó en el tribunal sentado en una silla de ruedas, con sombrero, gafas de sol y una carpeta roja que ocultó su rostro cuando ingresaba a la sala, precisa el medio alemán The Local.
Apenado
Al comparecer ante la justicia, el acusado manifestó que su participación en los crímenes no fue voluntaria y lamentó su actuación para ese entonces. «Se sintió apenado por lo que hizo», declaró Stefan Waterkamp, su abogado defensor, al asegurar que su cliente sintió compasión por las víctimas pero «no se veía en condiciones de liberarlos».
Acusado en abril de este año, los fiscales consideran que Bruno Dey fue una pieza de la «máquina asesina», que estaba al tanto de las circunstancias y contribuyó a que se cometieran los crímenes.
A pesar de su avanzada edad, el hombre está siendo juzgado en Hamburgo por un tribunal de menores, debido a que tenía entre 17 y 18 años cuando sucedieron las masacres.
«La vejez no debería ser una razón para no juzgar. El fue parte de la mayor tragedia de la historia, fue su voluntad», recalcó Efraim Zuroff, representante del Centro Simon Wiesenthal, institución especializada en la caza de nazis.