La reanudación de la educación en Francia se ha encontrado de frente a un empecinado SARS-CoV-2.
El ministro de Educación del país galo, Jean-Michel Blanquer, informó que la desescalada tuvo dar un paso atrás y cerrar 70 escuelas de las 40.000 que se habían reabierto.
«Es un porcentaje muy bajo», dijo el ministro, que también destacó que los cierres se deben a la existencia de «un protocolo sanitario estricto», por lo que ya contemplaban que en caso de surgir un rebrote se procedería de esta forma.
El pasado lunes Francia llegó a los 28.000 muertos tras sumar 483 en el primer día de la segunda semana de desconfinamiento en la que seguían abriéndose las escuelas.
Solo en la ciudad de Sens, en el centro de Francia, se cerraron 25 escuelas porque hubo «un caso de COVID-19» en un adulto. El ministro dijo que a veces se les reprocha ser demasiado prudentes y en otras no serlo suficientemente: «Estamos muy atentos a que haya el menor riesgo posible».
El lunes volvieron a los colegios 185.000 estudiantes de dos niveles de secundaria en los departamentos que se encuentran en verde, es decir, en una situación epidémica menos comprometida.
Por esto, el Gobierno insiste en que las consecuencias de no ir a la escuela son más graves y pueden generar incluso el abandono escolar.
En la educación primaria un 30 % de los alumnos han vuelto las clases presenciales, por su parte, el 70 % continúan siguiendo los cursos a distancia, como se venía haciendo durante el confinamiento.
También esta semana se procederá a la apertura de algunos pequeños museos en el país galo, los grandes no lo harán antes de junio. La mayoría de las tiendas y muchos centros comerciales están volviendo a la actividad imponiendo estrictos protocolos sanitarios.
El ministro destacó que aún tiene expectativas de que las condiciones sanitarias les permita avanzar y reanudar las clases antes del verano a otros estudiantes de los que están recibiendo clases por vía telemática en las cuatro regiones del norte y del noreste, incluida la de París.
