Vladimir Putin considera totalmente “monstruoso” que a los niños occidentales se les enseñe que pueden cambiar de género.
En un discurso durante una sesión plenaria del Club de Debate Internacional Valdai en Sochi, el presidente de Rusia sostuvo que “están a punto de cometer un crimen contra la humanidad”.
“Es un momento simplemente monstruoso en el que los niños son empujados a creer desde el principio que pueden convertirse fácilmente en una niña y viceversa. Se les empuja a creer que tienen una opción impuesta”, agregó.
Y subrayó: “Y un niño se ve obligado a tomar una decisión que puede arruinar su vida”.
Luego se quejó de que “nadie consulta siquiera a los psicólogos infantiles sobre si un niño de cierta edad es capaz de tomar este tipo de decisiones. Llamemos a las cosas por su nombre: esto está cerca de un crimen contra la humanidad disfrazado con el nombre y bajo la bandera del progreso”.
En junio del año pasado, Putin dijo que las autoridades rusas tenían una actitud “relajada y sin prejuicios” hacia las personas LGBT+, que las decisiones sobre la identidad de género solo podían ser tomadas por adultos y, por lo tanto, los menores deben ser “dejados en paz”. Estos comentarios despertaron las críticas de distintos sectores dentro del país y en el exterior.
Este año, el mandatario firmó una reforma constitucional que básicamente termina con los derechos de gays y otras diversidades sexuales.
La ley prohíbe formalmente cualquier tipo de matrimonio entre personas del mismo sexo en Rusia y bloquea cualquier legislación al respecto. También prohíbe las “adopciones transgénero” y establece que la fe en Dios será un valor central que regirá la vida del país. El matrimonio se define estrictamente como la unión “entre un hombre y una mujer”.
En Moscú aseguran que estas fueron concesiones que hizo Putin a la cúpula de la Iglesia Ortodoxa Rusa y otras instituciones conservadoras a cambio de que dieran el apoyo a su permanencia en el poder.