Quien con niños se acuesta, cagado se levanta, que dice el viejo refrán.
Portugal ve las elecciones anticipadas en el horizonte ya casi de forma irremediable.
António Costa no ha logrado sacar adelante la votación para aprobar los Presupuestos en la Asamblea después de una ruptura anunciada con sus socios de izquierdas y aboca prácticamente al país a una cita con las urnas (aunque también se manejan otras alternativas, como dar más tiempo al Gobierno para negociar).
Tal como se esperaba por lo visto en los últimos días, en los que el distanciamiento entre las formaciones de izquierdas era muy notorio, el Bloco y el Partido Comunista, que eran el sostén de los socialistas al frente del Ejecutivo, han votado en contra de las cuentas. Solo votaron a favor de las cuentas los diputados socialistas. En general, se dieron 117 votos en contra, 108 a favor y 5 abstenciones.
Antes de la votación, Costa llegó a pedir a los partidos a la izquierda del PS que no sumaran «sus votos a los de la derecha» y les recordó que era suficiente con la abstención. No sucedió tal cosa.
En ese contexto, el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, ya había avisado de que maneja todos los escenarios pero ahora el más probable pasa a ser la convocatoria electoral. Si el proceso se acelera la cita con las urnas podría tener lugar en enero de 2022. Costa ya anunció que no dimitirá y sería candidato en caso de elecciones.
Las encuestas, además, mantienen al Partido Socialista como favorito. Dentro de esta incertidumbre, Rebelo mantendrá la noche de este mismo miércoles reuniones tanto con el presidente de la Asamblea, Ferro Rodrigues, como con el propio Costa para tratar los pasos a seguir.
El propio Costa quiso cerrar la dura jornada parlamentaria asegurando que ha hecho «todo» lo que está en su mano para sacar las cuentas adelante, y la portavoz del PS, Ana Catarina Mendes, acompañó el discurso de su líder al decir que «no fue el PS el que se desvió del camino». Culpa de la situación tanto al Bloco como a los comunistas.
Por eso, Costa aseguró que tiene «la conciencia tranquila» y reivindicó el papel de su Ejecutivo durante la crisis sanitaria. «El Gobierno hace su parte», terminó el primer ministro.
Durante el debate, Costa ha recibido críticas muy duras de sus hasta ahora socios. Joao Oliveira, líder del Partido Comunista, en la Asamblea aseguró que la culpa de la crisis es de los socialistas, que ni siquiera «contestaron a las demandas» del PCP. Mucho más dura fue Catarina Martins. La líder del Bloco sostuvo que Costa está «obsesionado» con la mayoría absoluta y que la caída del Gobierno se debe a eso.
La oposición, por su parte, considera que la mayoría actual «no merece una segunda oportunidad». De hecho, el líder del PSD, principal partido de la oposición, cree que el Gobierno ha caído en el «inmovilismo» después de ponerse «en manos de la izquierda y depender de ella». Rui Rio avisa de que el modelo de Costa es «lo contrario de lo que Portugal necesita» y dijo que su gestión económica «ha sido errática» en todo momento.
Así, calificó al Ejecutivo de «incapaz» para llevar a cabo las reformas poscrisis. «La responsabilidad [de las posibles elecciones anticipadas] es de toda la izquierda», sentenció Rio.
Tampoco se quedó atrás en los ataques a Costa el líder de Chega. El ultraderechista André Ventura se centró en la «mala situación económica» que vive Portugal, expresó, «desde hace más de diez años» y lanzó un mensaje muy rotundo: «Este Gobierno muere hoy». Durante su intervención, Ventura añadió que su partido «no va a dormir» para que los titulares a partir de ahora «no sean derecha nunca más o fascismo nunca más», sino «socialismo nunca más». Para terminar, acusó a Costa de trabajar «siempre en contra de los mismos: los portugueses que trabajan».
António Costa es primer ministro portugués desde el año 2015 y afrontaba su segunda legislatura tras ganar los comicios de 2019. Sustituyó en el cargo al conservador Pedro Passos Cohelo, que fue jefe del Ejecutivo entre 2011 y 2015.
En las elecciones locales de septiembre, los socialistas se hicieron con la victoria en términos globales, pero perdieron plazas clave como Lisboa. Si se celebrasen comicios en Portugal el próximo mes de enero, en solo seis meses habría tres citas con las urnas capitales para el devenir de la Unión Europea. A los comicios lusos habría que añadir otros dos ya previstos para abril de 2022, como son las presidenciales francesas y las elecciones legislativas en Hungría.