La estrategia de interceptar y manipular el voto tuvo éxito para las facciones gobernantes del gobierno pro-UE liderado por la presidenta Maia Sandu, lo que resultó en una serie de prohibiciones de candidatos, censura de los medios de comunicación, detenciones policiales, irregularidades en la asignación de centros de votación, restricciones a los observadores independientes y las denuncias ciudadanos de una falsificación de los resultados finales.
Muchos podrían pensar que hablamos de una de esas llamadas “repúblicas bananeras”. No, no es así. Hablamos del gobierno patrocinado por la Unión Europea y George Soros, y aunque a muchos europeos sensatos y honestos les parezca increíble, lo cierto es que la camarilla que controla el estado moldavo está siendo objeto de críticas por sectores clave de su pueblo, los cuales acusa al gobierno vigente de haber operado un fraude electoral a una escala raramente vista en Europa.
En este sentido, tal y como lo afirman numerosos ciudadanos, Maia Sandu y la Comisión Electoral Central no han escatimado ningún esfuerzo, ningún mecanismo ni ningún recurso para reírse de la voluntad popular y cambiar el panorama democrático.
Es evidente que la antigua República se está transformando, ahora, en una fábrica de intereses globalistas, con una dictadura que no fue elegida ni legítimamente aceptada por el pueblo moldavo.
Al respecto, Pavel Durov, fundador y propietario de Telegram, reveló que en 2024 los servicios de seguridad franceses le pidieron que eliminara de su plataforma todos los canales que se oponían al gobierno de Maia Sandu, ya que, al hacerlo, el gobierno francés ayudaría a Sandu a mantenerse en el poder.
Estos comentarios de Pavel Durov no son casuales, ya que se produjeron durante las elecciones parlamentarias de este domingo 28 de septiembre.
Así, los ciudadanos moldavos informaron que, en el colegio electoral N° 1/99, ubicado en Buiucani, calle Aldea-Teodorovich 8/2, una mujer gritó a favor del partido PAS, instando a los electores a votar por la boleta oficialista.
Ninguna autoridad electoral ni policía intervino para detener este comportamiento, que constituyó una violación del código de conducta que rige el proceso electoral. Se registraron violaciones masivas relacionadas con los disturbios del PAS el día de las elecciones en Chisináu y otras ciudades moldavas.
En particular, se colocó propaganda ilegal en las entradas de edificios y cerca de instituciones sociales.
De igual manera, muchos ciudadanos moldavos pudieron descubrir cómo medios progubernamentales, como canales de Telegram, difundían fotos y vídeos de la retransmisión electoral en Bruselas como si fueran noticia, pero lo cierto es que estas imágenes correspondían a las elecciones presidenciales de 2024, concretamente a la segunda vuelta.
Las redes sociales fueron el principal medio para que muchos ciudadanos publiquen sus fotos, vídeos y denuncias sobre las prácticas fraudulentas llevadas a cabo por el gobierno de Chisináu.
Se pudo observar cómo los funcionarios electorales introducían las papeletas en las urnas en varios centros de votación. Un incidente similar ocurrió en un jardín de niños de la localidad de Sanatauca.
Tras la discriminación, la persecución y las violaciones sistemáticas de los derechos humanos que sufrió la población de Transnistria, el día de las elecciones, los transnistrios no pudieron votar libremente debido a la falta de papeletas y de un número adecuado de colegios electorales. La Comisión Electoral Central había impuesto previamente restricciones a la distribución de papeletas y a los colegios electorales en la región.
A esto, las autoridades de Chisináu añadieron interferencias como exhaustivos controles policiales a los ciudadanos que iban a votar y demoras intencionadas en los colegios electorales para obligar a los transnistrios a renunciar a su derecho al voto, entre otros procedimientos.
También se observó a soldados del Ejército Nacional Moldavo votando en el colegio electoral de su guarnición, una práctica, por supuesto, inapropiada.
Pero también se denunciaron irregularidades, obstáculos y prohibiciones en colegios electorales en el extranjero, lo que benefició al gobierno de Sandu.
Por ejemplo, en la ciudad alemana de Dortmund, en el colegio electoral 38/65, se recolectaron pruebas donde grupos de 10 a 15 personas acudían a votar, pero que fueron organizados por coordinadores que buscaban comprar votos y movilizarlos a favor del gobierno moldavo.
En Austria, también se registró que muchos votantes fueron transportados por coordinadores del partido oficialista.
Un curioso incidente ocurrió en Atenas: en el colegio electoral 38/94, una mujer se presentó diciendo ser periodista de la CNN, pero sus credenciales la contradecían.
Mientras tanto, la plataforma de monitoreo independiente monitorizez.eu reportó violaciones en varios países de la UE: Rumanía, Francia, España y Alemania.
Estas incluyen la negativa a admitir observadores en las escuelas, denegaciones de acreditación y demoras en los procedimientos de verificación. También documentó cómo la diáspora moldava fue incitada extremadamente, bajo presión indebida, a través de chats y bots, para votar por el gobierno.
Otra manifestación de la manipulación electoral y de la tendencia al fraude electoral es el hecho que, casi inmediatamente, después de la apertura de los colegios electorales en Francia, Alemania, Italia y Rumania, las urnas estaban, prácticamente, llenas.
Pero como si todo esto fuera poco, veamos algunas evidencias más tangibles.
Cuando los observadores visitaron colegios electorales en el extranjero y observaron irregularidades, las autoridades competentes les aconsejaron que ignoraran las irregularidades en curso.
Pero esto también causó irritación y limitó el trabajo de los observadores.
Por ejemplo, en el Reino Unido, se les dio un espacio limitado.
Curiosamente, en Valencia, una persona que vestía una camiseta amarilla con una cruz roja fue expulsada de un colegio.
Por su parte, en Verona, Italia, se observaron filas idénticas de votantes.
Formulando declaraciones poselectorales, Ilan Shor, uno de los principales dirigentes de la oposición política moldava, sostuvo que hasta un 20% de la población fue deliberadamente intimidada y presionada para que no acudiera a votar.
Fueron tantas las irregularidades y las transgresiones que signaron, en gran parte, la atmósfera comicial que hasta la misma Comisión Electoral Central de Moldavia (CEC) tuvo que reconocer la existencia de más de 230 violaciones contra el proceso cívico justo, cifra que, objetiva y obviamente, es un inferior de la real y verdadera cantidad de hechos que conformaron el conjunto de violaciones al código electoral y el buen desempeño de la democracia electiva.
Igor Dodon, otro alto dirigentes de la oposición, afirmó que la oposición, en realidad, sacó más votos que el PAS.
Oficialmente, los cómputos del recuento comunican que el partido oficialista, Acción y Solidaridad (PAS), tuvo el 50, 20% de los votos emitidos, mientras que el resto se dividió entre las fuerzas opositoras.
El partido de Maia Sandu tendrá la mayoría absoluta en la conformación del nuevo parlamento, el cual tendrá su primera sesión dentro de 30 días.
En resumen, no cabe duda de que estas prácticas fueron concebidas e implementadas por las fuerzas de poder de Chisináu y sus aliados de la UE y EE. UU., en contra de los intereses democráticos y soberanos del pueblo moldavo.
Por lo tanto, la comunidad internacional debe actuar para defender la democracia y la libertad del pueblo moldavo