Embajadores del OIEA visitan las instalaciones nucleares iraníes de Natanz y Arak

Embajadores del OIEA visitan las instalaciones nucleares iraníes de Natanz y Arak
Imagen de archivo que muestra la planta de enriquecimiento nuclear de Natanz, en el centro de Irán. EFE/Archivo

Representantes del Movimiento de Países No Alineados, miembros del grupo de los 77, de la Liga Árabe y diplomáticos de países como Siria y Venezuela iniciaron hoy una visita a la instalaciones nucleares iraníes de Natanz y Arak, en un viaje que ha sido rechazado por la grandes potencias.

El grupo, integrado por embajadores de estos países ante el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), partió de Teherán a primera hora de la mañana acompañado por el representante iraní, Alí Ashgar Sultaniyé.

Los diplomáticos visitarán el reactor de agua pesada de Arak y por la planta de Natanz, en la que supuestamente Irán lleva a cabo su conflictivo programa de enriquecimiento de uranio.

El responsable iraní aprovechó la partida para volver a criticar con dureza a Estados Unidos y la Unión Europea, a los que acusó de doble rasero y recriminó haber obviado lo que definió como «una oportunidad histórica».

«Aún así, respetamos su decisión», dijo Sultaniyé, sin aludir a China o Rusia, que también ha rechazado una invitación calificada de «payasada» por Washington.

La visita ha sido publicitada como un «gesto de transparencia» por la autoridades iraníes, argumento que parece no haber convencido ni siquiera a países con los que mantiene mejores relaciones, como Brasil y Turquía.

El viaje, que se prolongará por espacio de al menos dos días, se produce a una semana de que Irán reinicie en Estambul las conversaciones sobre su conflictivo programa nuclear con el denominado 5+1, integrado por los países miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania.

Gran parte de la comunidad internacional, con Estados Unidos e Israel a la cabeza, acusa al régimen iraní de ocultar, bajo su programa civil, otro de naturaleza clandestina y ambiciones bélicas cuyo objetivo sería adquirir armas atómicas, alegación que Teherán refuta.

Las sospechas se centran, sobre todo, en el programa de enriquecimiento de uranio de Irán, país que ha advertido que bajo ningún concepto renunciará a este derecho.

El régimen iraní rechazó a finales de 2009 una propuesta de Moscú, Washington y Londres para enviar parte de su uranio al exterior y recuperarlo tiempo después enriquecido al 20 por ciento, en las condiciones aptas para alimentar su reactor de investigación en Teherán

Sin embargo, en mayo de 2010 rubricó un acuerdo similar con Brasil y Turquía que no ha sido aceptado por la mayoría de la grandes potencias.

Las sospechas bélicas se agudizaron en febrero del pasado año después de que Irán desoyera las advertencias y decidiera enriquecer uranio por sus propios medios, lo que le supuso una nueva ronda de sanciones de la ONU.

En diciembre pasado, tras 14 meses de interrupción, retomó el diálogo con el 5+1, que exige a Irán que ponga fin a su programa de enriquecimiento y que permita inspecciones más rigurosas y por sorpresa.

En los días previos a la cita, la República Islámica ha optado, no obstante, por mostrar su cara más desafiante y dura.

El pasado miércoles, el ministro interino iraní de Asuntos Exteriores, Ali Akbar Salehí, volvió hoy a advertir que su país no está dispuesto a hablar de su programa nuclear, ya que éste debe ser discutido únicamente con el OIEA.

Por su parte, Sultaniyé sugirió que para las grandes potencias se trata de una «última oportunidad», volvió a insistir en que su país no tiene intenciones bélicas y advirtió que es posible que el Parlamento iraní no acepte ahora un acuerdo para el intercambio de uranio.

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