La Policía ha detenido a un sospechoso de sabotear el depósito de gas que ha explotado a última hora del jueves en un edificio de cuatro plantas de la ciudad israelí de Netanya. El balance definitivo es de cuatro muertos –tres mujeres y un hombre– y 90 heridos.
Se trata de un residente que habría cortado los conductos del gas del edificio para sabotear a una de las empresas que alberga. Otra teoría apunta a que habría intentado robar los conductos para después venderlos en el mercado negro. Mientras que una tercera señala deficiencias en el suministro. En cualquier caso, las autoridades han descartado un atentado. «Esto no es un ataque terrorista», ha dicho un portavoz policial al diario ‘The Jerusalem Post’.
Por su parte, el ministro de Seguridad Pública, Yitzhak Aharnovitch, ha indicado que la hipótesis principal es que se trate de un simple sabotaje. «Esa es nuestra principal línea de investigación, aunque todavía nada es completamente seguro», ha matizado, en declaraciones recogidas por Israel Radio.
Además de víctimas, el suceso ha causado importantes daños materiales, sobre todo en los edificios cercanos, hasta el punto de que la Policía habla de «destrucción a gran escala». No obstante, la prioridad ahora es evacuar a los vecinos del edificio, ya que todavía hay un fuerte olor a gas que hace temer otra explosión.
«Lo más importante es evacuar a todos los heridos. La búsqueda continúa porque hay probabilidades de que haya gente en las plantas superiores del edificio que no esté herida pero sí atrapada. Podría llevar horas sacarles de ahí porque los servicios de rescate van habitación por habitación», ha explicado.
El edificio, ubicado en la plaza Atzmaut, alberga 150 viviendas en sus dos primeras plantas y varias oficinas en las dos últimas, la mayoría pertenecientes a la familia Abutbul, a la que se relaciona con el crimen organizado en la ciudad hebrea.
