Los excursionistas denuncian haber sido tomados como «rehenes» por ser estadounidenses

Los dos excursionistas estadounidenses condenados por espionaje en Irán, Shane Bauer y Josh Fattal, han asegurado que fueron tomados como «rehenes» por el hecho de ser estadounidenses y han relatado las penosas condiciones de las prisiones iraníes en las que han pasado los dos últimos años. Bauer, Fattal y la también estadounidense Sarah Shourd en julio de 2009 por entrar ilegalmente en territorio iraní, según ellos de forma inadvertida, mientras recorrían la frontera de Irak con este país.

«Nos condenaron por espionaje porque éramos americanos. Es así de simple. No presentaron ninguna prueba contra nosotros porque no hay pruebas, porque somos totalmente inocentes», ha reclamado Bauer en rueda de prensa desde un hotel de Nueva York, ciudad a la que han llegado este domingo cuatro días después de ser liberados por las autoridades iraníes como gesto humanitario.

«La única explicación para nuestro largo encarcelamiento son los 32 años de hostilidad mutua entre Estados Unidos e Irán. La ironía es que Sarah, Josh y yo estamos en contra de la política de Estados Unidos con Irán, que perpetúa esta hostilidad», ha explicado.

Fattal también ha denunciado su encarcelamiento por ser estadounidenses. «Desde el principio teníamos claro que éramos rehenes. Rehén es término más preciso porque a pesar de que sabían que éramos inocentes, el Gobierno iraní ha vinculado nuestro caso a sus disputas políticas con Estados Unidos», ha añadido Fattal.

Los excursionistas han relatado que estuvieron en condiciones de aislamiento casi absoluto durante su periodo en prisión. «Durante todo el tiempo que pasamos detenidos tuvimos un total de 15 minutos para hablar por teléfono con nuestras familias y una breve visita de nuestras madres. Tuvimos que realizar repetidas huelgas de hambre solo para recibir las cartas de nuestros seres queridos», ha explicado Fattal.

Además, podían escuchar desde sus celdas los gritos de otros reclusos. «Muchas… demasiadas veces pudimos escuchar los gritos de otros presos que estaban siendo golpeados y no había nada que pudiéramos hacer por ellos», ha agregado.

Durante esta estancia en prisión vivían «en un mundo de mentiras y falsas esperanzas». «Los investigadores nos mentían diciéndonos que el (embajador) de la Embajada suiza en Teherán no quería vernos. Nos decían, también mintiéndonos, que tendríamos un juicio adecuado y acceso a nuestro abogado, el valiente y persistente Masud Shafiee. Y lo más exasperante, nos dijeron que nuestras familias habían dejado de escribirnos cartas», ha relatado.

Fattal ha reconocido en cambio que su liberación ha sido un «buen gesto» y que «ningún paso positivo debe ser ignorado». «Aplaudimos que las autoridades iraníes finalmente hayan tomado la decisión correcta en nuestro caso, pero queremos ser claros. No merecen crédito por poner fin a algo que no tenían derecho ni justificación para empezar desde un principio», ha concluido.

Fattal y Bauer fueron detenidos junto a la también estadounidense Sarah Shourd en julio de 2009 por entrar ilegalmente en territorio iraní, según ellos de forma inadvertida, mientras recorrían la frontera de Irak con este país.

Las autoridades iraníes accedieron a liberar a Shourd en septiembre de 2010 tras el pago de una fianza, pero Fattal y Bauer fueron condenados a ocho años de prisión. Finalmente han sido liberados el pasado miércoles por las autoridades iraníes por motivos «humanitarios» y a cambio de una fianza de 1 millón de dólares.

Mientras los dos estadounidenses aterrizaban en Nueva York, en el barrio de Filadelfia en el que vive Fattal los vecinos han colgado una gran pancarta con la frase «Bienvenido a casa» y preparan una fiesta para celebrar su liberación.

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