Ban Ki-moon afirma que la situación es muy seria y denuncia la existencia de grupos terroristas
El Ejército Libre de Siria (ELS) ha logrado introducirse en el «círculo íntimo» del presidente Bashar el Asad hasta el punto de envenenar la cena de su gabinete de crisis, los seis hombres más poderosos del régimen.
Un guardaespaldas captado por los opositores logró mandarlos a todos al hospital. La rápida intervención médica les salvó la vida.
Sólo uno ha comparecido en los medios (vía telefónica) para desmentir el ataque. Los demás, sospechosamente, no han tenido agenda estos días.
La noticia de que los rebeldes estuvieron a punto de comerse a la reina, las torres y los alfiles de Asad era, hasta este 25 de mayo de 2012, un rumor que el Gobierno sirio negaba, que sólo encontró eco en Al Yazira, la cadena de Qatar, un Gobierno tan próximo a los disidentes que hasta podría haberles dado armas.
Pero ahora es la Inteligencia de Israel quien da «total veracidad» al intento de asesinato del cuñado del presidente, los ministros de Defensa e Interior, un asesor del vicepresidente, el jefe de la Seguridad Nacional y el secretario general del partido Baaz.
Israel habla de un «hito» para la revolución, que ha tocado en la cúspide y así genera «dudas sobre la estabilidad del régimen».
«Un asesinato así puede colapsar el Gobierno. Si han logrado hacerlo una vez, pueden repetir».
De momento, el guardaespaldas que puso en jaque a la columna del régimen, contactado por la brigada Al Sahaba del ELS, está a salvo fuera del país, añade el diario Haaretz.
El Gobierno israelí ha desplegado nuevos agentes en Siria, interesado como está ahora en la caída de Asad, tras meses de temor a un ascenso del islamismo que le hacía propenso a desear su estabilidad. Ya no.
La cruzada internacional en su contra y los contactos con rebeldes le dan garantías de que el radicalismo no arrollará si hay transición.
«La información que logramos es de primera».
Esta trama no oculta el fiasco del plan del enviado de la ONU, Kofi Annan, que el lunes viaja a Damasco para pedir cuentas sobre por qué es tan débil el cumplimiento del alto el fuego, en vigor desde el 12 de abril y «en peligro» pese a los 250 cascos azules que apenas han calmado los ánimos. La ONU reconoce que no hay plan B.
MATANZAS A GRANEL
Decenas de personas han muerto en la ciudad de Al Haula, en el norte de la provincia de Homs, tras un bombardeo del Ejército regular sirio, según han informado activistas en el terreno y el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres.
Esta organización opositora cifra las víctimas mortales en 90, entre ellas 25 niños, y en más de 100 los heridos. Otras fuentes, como el Ejército Sirio Libre, colocan la cifra de fallecidos en 75.
Estas informaciones no han podido ser contrastadas por fuentes independientes debido al cerrojo informativo del régimen de Bachar el Asad.
Según estas mismas fuentes, las fuerzas sirias han abierto fuego contra los opositores durante una manifestación el viernes. La respuesta de los opositores habría causado bajas también entre los soldados sirios.
Los activistas en el terreno califican la ofensiva como «masacre». Si se confirma la cifra de muertos dada por el Ejército Sirio Libre, formado por desertores de las fuerzas regulares dirigidas desde Damasco, el ataque contra Al Haula sería uno de los más mortíferos desde que el régimen se comprometió a un alto el fuego con la ONU y la Liga árabe el pasado 12 de abril.
Pese al acuerdo, las tropas sirias continúan la represión en otras zonas, como Alepo, la segunda ciudad del país, donde han entrado los blindados.
El bombardeo de Al Haula coincide con la difusión de un carta del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon en la que afirma que «la situación sigue siendo extremadamente seria» y que solo ha habido «pequeños progresos» en la hoja de ruta marcada por el organismo que dirige y la Liga Árabe.
La misiva de Ban, enviada al Consejo de Seguridad de la ONU, asegura también que el tamaño y sofisticación de algunas bombas usadas recientemente en ataques en Siria sugieren que «grupos terroristas establecidos» están detrás de los ataques.
La ONU calcula que desde que estalló la revuelta contra El Asad en marzo de 2011, más de 10.000 personas han muerto por la violencia desatada. La agencia para los refugiados de este organismo, ACNUR, cifra en más de 23.000 los desplazados internos por los enfrentamientos.
NOTA.- leer artículo original en ‘La Gaceta’