Los principales depósitos de armas químicas se encontrarían en As Safir, Hama, Homs y Latakia
El régimen sirio reconoce poseer un arsenal de estas armas no convencionales, pero poco se sabe sobre su ubicación y si estarían preparadas para ser lanzadas en cualquier momento.
Días previos a la ofensiva lanzada en la capital financiera de Siria, la ciudad de Alepo, ubicada a 355 kilómetros al norte de Damasco, el régimen sirio envió un órdago a la comunidad internacional.
El portavoz del Ministerio de Exteriores sirio, Jihad al Maqdisi, confirmó que el régimen de Asad poseía armas químicas e incluso biológicas que está dispuesto a utilizar si padece una «agresión externa».
La confirmación oficial de la existencia de esas armas es un punto de inflexión en este enconado conflicto que se encuentra estancado en una draconiana lucha entre el Ejército oficial y los rebeldes sirios del Ejército Libre Sirio, formado principalmente por desertores del régimen.
Pero, ¿cuánto hay de cierto en el comunicado del Gobierno sirio y cuánto de estrategia disuasoria para ahuyentar las intenciones de una posible intervención extranjera?
La posesión de armas químicas por parte de Siria siempre ha estado sujeta a especulaciones y conjeturas, puesto que su stock no ha sido del todo evaluado ni mucho menos ubicado. Se cree que el régimen sirio inició un programa de armas químicas en 1971.
Siria, junto a otros cinco países (Egipto, Angola, Corea del Norte, Somalia, Sudán del Sur), no ha firmado la Convención en contra de las armas químicas, aprobada en París en 1993 y que prohíbe su producción, almacenamiento y uso.
El hecho de no firmar o no ratificar la Convención no implica un reconocimiento oficial de que se posean armas químicas, pero al menos sí se cierne la sospecha sobre esas naciones díscolas.
Siria intensificó el desarrollo de este tipo de armamento tras los conflictos militares de Yom Kipur en 1973 y el Líbano en 1982, y así disuadir futuras amenazas nucleares israelíes.
Según un informe de la Agencia Central de Inteligencia durante las últimas cuatro décadas Siria ha acumulado enormes suministros de gas mostaza y un arsenal del agente nervioso gas sarín, que pueden ser lanzados desde un avión o de misiles balísticos. Dicho reporte también señala que Siria ha participado en la investigación y el desarrollo de agentes nerviosos más tóxicos y persistentes, tales como VX.
Según informes de la organización GlobalSecurity, los principales depósitos de este armamento se encontrarían en la base de As Safir y en instalaciones situadas en Hama, Homs y en el puerto mediterráneo de Latakia, una zona dominada por la minoría alauita.
Además, el Boletín de Científicos Atómicos, integrado por 18 premios nobel, indica que a unos 40 kilómetros de Homs se encontrarían los almacenes de Khan Abu Shamat y Furqlus. Aunque hay informes que proporcionan datos concretos de la ubicación de dichas armas no convencionales, la comunidad internacional desconoce si ese arsenal ha sido trasladado a otra ubicación o si las armas están listas para ser utilizadas.
El portavoz del Ministerio de Exteriores sirio, Jihad al Maqdisi, tras lanzar el mensaje amenazante para neutralizar cualquier intento de intervención extranjera el funcionario sirio trató de tranquilizar a las potencias que temen que las armas caigan en manos terroristas. «Esas armas están almacenadas y custodiadas por las Fuerzas Armadas», señaló.
Israel teme una Siria inestable y un régimen acorralado con armas químicas a las que acudir si se siente amenazado. La hipótesis más barajada por los israelíes es un posible colapso del Gobierno de Damasco que tendría como consecuencia un arsenal destructivo en manos del grupo islamista Hezbolá, la milicia chií libanesa alíada de Damasco.
«Si imaginamos que Hezbolá tiene armas químicas, es como si Al Qaeda tuviera armas químicas», así de catastrofista se muestra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que ya ha pedido a su ejército prepararse para un posible ataque contra objetivos en Siria.
Las armas químicas no son armas de destrucción masiva, que fueron el pretexto para invadir Irak, pero su existencia ya es motivo suficiente para que EEUU e Israel se sientan amenazados. Con la caída del régimen sirio, Irán, otro enemigo de Israel, se quedaría sin uno de sus principales aliados en la zona, lo que facilitaría su aislamiento y significaría un doble triunfo para Israel y Estados Unidos.
Las armas químicas de Siria
Gas sarín. Dependiendo de la exposición pueden generar contracciones musculares, convulsiones, estados de coma y paralización del sistema respiratorio, provocando la muerte de la persona.
Gas mostaza. Tiene un efecto vesicante en sus víctimas. Su exposición provoca irritación en la piel, que se convierte en grandes ampollas llenas de líquido amarillo. Su inhalación también puede producir ampollas en las membranas mucosas, lo cual suele conllevar consecuencias como la muerte por asfixia agónica.
VX. La exposición a este agente nervioso provoca la muerte por asfixia a menos que la víctima reciba tratamiento médico.