Llega el momento de la verdad para el consorcio español

El AVE a La Meca se enfrenta a su peor enemigo: la arena del desierto

El AVE a La Meca se enfrenta a su peor enemigo: la arena del desierto
El AVE a La Meca en Arabia Saudí. AS

Llega el momento de la verdad para el consorcio español que se adjudicó hace poco más de dos años el concurso del AVE La Meca-MedinaHaramain High Speed Rail Project en su denominación oficial en inglés— por 6.700 millones de euros.

El grupo formado por diez empresas españolas y dos de Arabia Saudí se enfrenta a su peor enemigo: la arena del desierto.

Este momento es la mayor preocupación por resolver y mucho más con la presión del fracaso de la Marca España en el Canal de Panamá. Se barajan varias posibilidades para combatir los efectos de la arena en la infraestructura, el gran problema con que tendrá que combatir el AVE saudí en las próximas décadas.

Como explica Miguel Ángel Gavira en ‘El Economista’ este 10 de febrero de 2014, los sistemas con vallas de protección que se colocarán en los tramos más sensibles se suman otras soluciones como la vía en placa (instalada encima del hormigón en vez del balasto) e, incluso, la vegetación autóctona: cultivar grandes setos de plantas de la zona para que hagan un efecto de protección natural y contengan las peligrosas tormentas de arena, que podrían afectar a la estructura de algunos puntos del trazado.

Incluso se ha barajado la alternativa de poner falso túnel en los puntos más conflictivos, pero varias fuentes del consorcio consultadas por este periódico descartan esta solución por su excesivo precio y porque, en el caso que se eligiera, sería un elemento que debería ser construido por el consorcio que se adjudicó la primera fase del proyecto, encargado de la obra civil, y que está liderado por una constructora china. Algo que retrasaría aún más las fechas de entrega.

Ensayos con la arena

Paralelamente a las soluciones propuestas sobre el terreno, el Ministerio de Fomento quiere tener todos los riesgos medidos y ya ha encargado al Cedex (Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas), que estudie los efectos de la arena en la vía y en el balasto (las piedras).

Para ello, el Laboratorio de Interoperabilidad Ferroviaria cuenta con un cajón de pruebas en las cercanías de la Estación de Atocha donde simulará el efecto de la arena del desierto en el balasto.

Este centro de ensayos es capaz de imitar el paso de los trenes durante varios años en tan sólo pocas semanas de pruebas. En estos momentos, están esperando recibir arena original del desierto desde Arabia Saudí: la misma que se encontrarán sobre el terreno.

Con esta prueba, el consorcio quiere obtener datos sensibles para conocer cómo desgastará el polvo al balasto. Las piedras que lo forman tienen forma de arista, lo que hace un efecto de almohadilla en la infraestructura y amortigua y suaviza el paso del tren.

Si las piedras van perdiendo su forma original y se convierten en cantos rodados, dejan de tener estas propiedades y hay que cambiar el balasto, una labor de mantenimiento bastante cara, ya que en todo el proyecto se contabilizan 4,1 millones de toneladas de esta piedra.

Pero también crea un efecto lija al paso de un tren a gran velocidad y con partículas en suspensión. Además, los expertos creen que los ejes de los AVE sufrirán un mayor desgaste y su mantenimiento se podría disparar si no se contiene en la medida de lo posible la entrada de la arena del desierto en la vía, un enemigo que no descansa y que trae de cabeza al consorcio.

 

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