FANATISMO ISLÁMICO

“Solo queremos vivir»: las hermanas sauditas atrapadas en Hong Kong que serán condenadas a muerte si regresan a casa

“Solo queremos vivir": las hermanas sauditas atrapadas en Hong Kong que serán condenadas a muerte si regresan a casa
El velo islámico en Arabia Saudita. EP

Rawan (nombre ficticio) tiene una palabra para describir su vida los últimos seis meses: «miedo».

Ella y su hermana Reem han cambiado de paradero por lo menos trece veces, viviendo en un limbo legal y bajo el constante temor de que las envíen de vuelta a un país que las podría condenar a morir.

Las hermanas sauditas se encuentran varadas en Hong Kong, después de escapar durante unas vacaciones familiares.

Le contaron a la BBC sobre el abuso violento que han sufrido en su país, donde eran tratadas «como sirvientas» por sus parientes hombres.
Violencia en el hogar

Las hermanas, que tienen 18 y 20 años, se criaron dentro de una «familia musulmana estricta» en Arabia Saudita, donde las mujeres deben estar acompañadas por un hombre y frecuentemente son vigiladas muy de cerca.

Allí no veían más que un «futuro muerto» para ellas.

«Vigilan cada paso que tomamos: controlan cada detalle de nuestras vidas».

Reem y Rawan han adoptado pseudónimos para proteger sus identidades y renunciado al islam, alegando que es una religión que «permite que los hombres controlen a las mujeres».

En Arabia Saudita, rechazar esa religión es considerado un crimen que conlleva pena de muerte.

Ambas iban camino de Australia para pedir asilo hace seis meses, cuando funcionarios del consulado saudita las interceptaron durante una escala en Hong Kong.

Las mujeres le contaron a la BBC que habían estado ahorrando dinero y planeando su escape desde 2016.

Esperaron durante un viaje de familia a Sri Lanka, que coincidía con el 18º cumpleaños de Rawan, porque era la mejor oportunidad para hacerse con sus pasaportes que el padre guardaba en una caja fuerte en casa.

Bajo el «sistema de custodia masculina» de Arabia Saudita, las mujeres necesitan el permiso de un pariente hombre para solicitar un pasaporte, viajar fuera del país a estudiar en el exterior con una beca gubernamental, casarse, salir de prisión o hasta abandonar un refugio de víctimas de abuso.

El pasado septiembre, lograron llegar secretamente hasta el aeropuerto internacional de Colombo, cambiarse de ropa y emprender su viaje a Australia.

Pero, cuando estaban preparadas para tomar el vuelo de conexión en Hong Kong, fueron apartadas por unos hombres que tomaron sus pasaportes y les informaron de que la reserva de su siguiente vuelo había sido cancelada.

«Conocemos nuestros derechos»

Reem y Rawan dicen que recordaban a Dina Ali Lasloom, que fue interceptada camino a Australia en abril de 2017 y forzada a regresar a Arabia Saudita desde el aeropuerto de Manila.

Es poco lo que se sabe del paradero de Lasloom, aunque la organización en defensa de los derechos humanos Human Rights Watch informó que pasó un tiempo detenida en un albergue en Riad.

Las hermanas explican que se negaron a ser intimidadas por los funcionarios sauditas en Hong Kong.

«No éramos un objetivo fácil. Conocemos nuestros derechos», afirma Reem. «Ellos son los que lo hicieron mal, no nosotras. Sólo queríamos sobrevivir».

Discutieron sus planes en voz baja entre ellas y, finalmente, rehusaron abordar el avión que iba a Dubái.

Las hermanas tomaron sus documentos de viaje de las manos de los hombres, pero en ese momento se encontraban dentro de la zona de tránsito del aeropuerto de Hong Kong sin un vuelo para seguir su camino.

Escándalos internacionales

El caso de Reem y Rawan es el segundo de gran notoriedad de mujeres que han huido de Arabia Saudita este año.

En enero, Canadá le otorgó asilo a Rahaf Mohammed al-Qunun, de 18 años, que estuvo varada en el aeropuerto principal de Bangkok intentando llegar hasta Australia.

Había rehusado a volar a Kuwait, donde su familia la estaba esperando, y se refugió en la habitación de su hotel en el aeropuerto, atrayendo la atención del mundo.

Human Rights Watch ha documentado muchos casos de mujeres sauditas intentando escaparse de sus familias en años recientes.

Rahaf al Qunun: la joven saudita que huía de su familia viaja a Canadá como refugiada

No se sabe exactamente cuántas mujeres han intentado huir, pues muchas familias no reportan las fugas debido al estigma social. Sin embargo, algunas estimaciones las sitúan en cientos al año.

«Sin dignidad»

«Cuando empezamos a ver otras sobrevivientes que habían escapado a otros países en busca de asilo, pensamos que también sería posible para nosotras», expresa Rawan.

«Hay personas que nos inspiran».

En Arabia Saudita, no tenían «dignidad», dice.

«Me forzaron a cocinar desde que tenía 12 años. Cuando mi hermana menor nació, fui yo quien la crió».

Las hermanas afirman que eran constantemente humilladas por su padre y sus hermanos, que las castigaban con golpizas.

«Mi vida era sólo para servirles. Estaba muy deprimida, no veía ningún futuro. A ellos no les importa ninguna de mis necesidades ni mi educación: su único objetivo es criarme para ser una buena esposa».

Futuro incierto

Desde que entraron en territorio chino, las hermanas aseguran que han sido perseguidas por su familia y por el consulado saudita.

Como sus pasaportes están anulados, han solicitado una visa de emergencia «en un tercer país» y se pasan la mayoría del tiempo dependiendo de la ayuda de la gente, comiendo sopas de fideos instantáneos y preocupándose por un futuro incierto.

«Nuestra vida en Hong Kong es básicamente escondernos, escondernos todo el tiempo. Nos hemos cambiado de sitio trece veces: a hoteles, hostales, refugios, apartamentos de individuos», dice Rawan.

«Nos da miedo salir a cualquier parte solas. Es cuestión de miedo».

«Entre las sombras»

A pesar de ello, las hermanas dicen sentir que están saliendo «de entre las sombras».

Reem, que estaba estudiando literatura inglesa en la universidad, dice que sueña con escribir sobre sus vidas en Arabia Saudita o sobre poesía y descubrir el mundo.

Añade que también sueña con «vivir en un país donde respeten a las mujeres y los derechos humanos» y pueda expresarse con libertad.

Rawan también dice que lo único que quiere es «vivir segura» y llevar una «vida feliz» en un país donde pueda escoger por sí sola.

«Sueño con completar mis estudios. Soy una apasionada de mis estudios», manifiesta Rawan.

«Quiero estudiar biología y recibir un doctorado en genética».

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