Israel avanza en el regreso a la nueva normalidad posterior a la pandemia del COVID-19.
La nación, con una cifra muy baja de contagios y casi sin restricciones tras una veloz vacunación que redujo la morbilidad por COVID-19 al mínimo, quitó el uso obligatorio de mascarillas en espacios cerrados.
Sin embargo, mantiene excepciones concretas como vuelos de avión, instituciones de bienestar social o geriátricos.
Los israelíes ya no estaban obligados a cubrirse la boca en áreas abiertas desde mediados de abril, y la mayoría de las limitaciones contra la propagación de la pandemia se levantaron después de que el país llevara a cabo un rápido proceso de vacunación por el cual logró inmunizar a más de la mitad de su población en poco más de tres meses.
Ante ello, pese a que permanecía la obligatoriedad formal de llevar mascarilla en interiores, su uso dentro de locales de ocio, bares, oficinas de trabajo, comercios o transporte público era ya poco usual.
Más de 5,1 millones de personas (de una población total de unos 9,3 millones) han sido inoculadas con ambas dosis de la vacuna contra el coronavirus, y también se comenzó a inmunizar recientemente a adolescentes de entre 12 y 15 años.
En este momento, la tasa de morbilidad del país es casi irrisoria: el lunes se detectaron 25 casos nuevos tras realizar más de 30.000 pruebas, con un porcentaje de positivos del 0,1%.
A su vez, actualmente hay poco más de 220 personas enfermas con el virus y 29 hospitalizadas en estado grave.
Pese a ello, Israel siguió hasta hace poco con restricciones de ingreso al país desde el extranjero muy estrictas para limitar el posible impacto de las nuevas variantes del coronavirus.