Cientos de fanáticos 'sadristas' invadieron el Palacio de la República

Caos en Irak: 23 muertos tras el anuncio de que Al Sadr abandona la política

Las últimas elecciones legislativas celebradas hace un año solo sirvieron para reseñar de nuevo la división del país

Ataque al Palacio de la República de Irak
Ataque al Palacio de la República de Irak PD

Un sorpresivo anuncio político en Irak generó una revuelva social que acabó con al menos 23 muertos.

El líder del sector nacionalista chií de Irak, el joven e impulsivo clérigo Muqtada al Sadr, dio un nuevo paso adelante en su órdago para convertirse en el líder del país con el anuncio de que «abandona la política», seguido de protestas de sus seguidores, que dejaron en Bagdad al menos 23 muertos.

Cientos de fanáticos ‘sadristas’ invadieron el Palacio de la República, donde se reúne el Gobierno, para mostrar su disposición a morir si es preciso por su líder. Al igual que hicieran a principios de mes con la sede del Parlamento, los activistas chiíes nacionalistas ocuparon la sede institucional para hacerse ‘selfies’ y desafiar a las fuerzas de seguridad, que esta vez actuaron con contundencia.

Tanto el palacio como el Parlamento están situados en la Zona Verde de Bagdad, el lugar presuntamente más seguro y mejor defendido de la capital.

Desde la salida definitiva de Estados Unidos de Irak -el Pentágono llegó a tener 170.000 soldados en el país tras la caída de Sadam, y ahora ha dejado un contingente mínimo de unos 2.000- el régimen formalmente democrático de Bagdad se mueve como pollo sin cabeza.

El sectarismo de los partidos en función de las religiones, en particular las dos mayoritarias, la corriente musulmana suní y la chií, hacen casi imposible alcanzar un consenso. Las últimas elecciones legislativas celebradas hace un año solo sirvieron para reseñar de nuevo la división, y desde entonces las nuevas formaciones parlamentarias se ven incapaces de ponerse de acuerdo sobre quién encabezará el Gobierno.

La necesidad de repetir las elecciones es, de entrada, evidente, como medida de choque para romper las tablas. Pero mientras la formación chií de Al Sadr aboga por disolver primero el Parlamento y convocar luego los comicios, el resto de los partidos pide mantener el actual hemiciclo hasta las elecciones.

El problema se agrava por la disputa interna dentro de las formaciones chiíes, un fenómeno inédito. Hasta ahora, las disputas sectarias en Irak se producían entre los suníes y los chiíes, que cuentan con aproximadamente la mitad de los electores en cada bando. En los últimos tiempos, las disputas más enconadas se registran, en cambio, entre los propios chiíes. Por un lado los del exaltado Sadr -heredero de una saga que fue perseguida por Sadam- y por otro los del resto de las formaciones chiíes vinculadas al régimen de Irán. Al Sadr acusa a estas de estar a las órdenes del régimen chií jomeinista, y aboga por un Irak nacionalista alejado por igual de Washington como de Teherán.

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