LA HISTORIA Y EL CINE

El imperdonable fallo histórico de la película ‘Titanic’ que llevó a juicio a James Cameron

Pormenores de la muerte de William McMaster Murdoch

El imperdonable fallo histórico de la película 'Titanic' que llevó a juicio a James Cameron
Titanic YT

La tragedia del Titanic sigue siendo noticia, tanto por su componente histórcio como por sus innumerables adptaciones al cine, en especial la de James Cameron. (El gran secreto tras el Titanic: una gran mentira para esconder al comunismo una tragedia nuclear).

Es una de las escenas más devastadoras y, a la vez, más reveladoras de la película «Titanic». La misma que granjeó al afamado director James Cameron la friolera de 11 Premios Óscar.

En ella, William McMaster Murdoch (primer oficial del «Buque de los sueños») se encuentra rodeado por una multitud de hombres, mujeres y niños que, desesperados ante el hundimiento del buque de la « White Star Line», tratan de subir por las bravas a uno de los últimos botes salvavidas que quedan en cubierta.

Superado, y con los nervios a flor de piel, este marino (el primer oficial) enarbola su revólver y dispara a varios pasajeros para evitar que suban al lanchón y lo hundan. Segundos después, al ver el desastre que ha causado, apunta la pistola a su sien, aprieta el gatillo… y dispara, según recoge Manuel P. Villatoro en ABC.

La película generalizó, sin duda, la idea de que Murdoch prefirió suicidarse a enfrentarse a sus tristes acciones. Y, por si fuera poco, también le mostró como un corrupto que se dejó sobornar a cambio de permitir a algunos hombres subirse a los botes salvavidas.

Sin embargo, y según desvela a ABC Jesús Ferreiro (director de la « Fundación Titanic» y creador -entre otras tantas muestras- de la afamada exposición « Titanic, The Exhibition») aquello fue un despropósito y un verdadero fallo histórico: «Murdoch falleció al saltar sobre el pescante de uno de los botes salvavidas cuyas cuerdas se habían quedado atascadas.

Rompió las cuerdas con un cuchillo, pero con el peso del bote lleno de personas recibió un fuerte golpe en la cabeza que le ocasiono la muerte instantánea». (Aparece el ‘fantasma’ del capitán del Titanic en la foto de una pareja en un famoso bar)

No le falta razón ya que la misma sobrina de Murdoch cargó en 2006 contra el director por poner en tela de juicio los últimos momentos del marino:

«Por desgracia, la historia que cuenta Cameron en su película es otra. En ella aparece mi tío siendo sobornado, disparando contra un pasajero, y finalmente suicidándose.

Todos esos hechos son falsos y Cameron lo sabía. Incluso la productora Fox hizo una donación a la fundación que con el nombre de mi tío hay en Escocia, para reparar los daños ocasionados a su imagen y a su honor».

Por su parte, Ferreiro añade que el acusado se vio obligado también a redactar una carta pidiendo disculpas por manchar la memoria de este insigne marino.

A pesar de ello, ni todos los fallos históricos impiden que, a día de hoy, miles y miles de personas se sigan interesando por la exposición «Titanic, The Exhibition».

Por si fuera poco, la muestra (que se puede disfrutar a día de hoy en A Coruña) cuenta desde hace muy poco con una nueva pieza destacada: una gigantesca recreación del

«Buque de los sueños» que ha sido «abierta» para que todos los visitantes puedan rememorar cómo era el interior de este palacio flotante. Sin duda, un gran atractivo en pleno aniversario de la trágica noche del 14 de abril (cuando se fue a pique llevándose hasta el fondo del mar la friolera de un millar y medio de almas).

William McMaster Murdoch nació un viernes 28 de febrero de 1873 en Escocia. Hijo de un afamado capitán de la época, Samuel Murdoch, nuestro protagonista no tardó en interesarse por las aguas a pesar de que, en el colegio, destacó en matemáticas.

Tras graduarse en la escuela secundaria en 1887, siguió la tradición familiar y logró graduarse como segundo oficial tras pasar su examen a la primera. Para entonces ya había atesorado una importante experiencia a lomos de bajeles como el «Charles Cosworth» (en el que surcó los mares hasta emplazamientos como Portland, Oregón o Valparaíso).

A pesar de la imagen que ha quedado de él, Murdoch subió rápidamente en el escalafón marinero gracias a su pericia. No en vano, posteriormente se convirtió en el único de los oficiales del «Titanic» en haber aprobado todos los exámenes de ascenso a la primera.

Por si fuera poco, antes de la guerra anglo-bóer logró convertirse en teniente en la reserva de la Royal Navy. Un cargo que, posteriormente, le permitió entrar en la famosa «White Star Line» (una de las navieras más destacadas de la época en Gran Bretaña) como oficial de buques de vapor.

Sus viajes bajo la bandera de la «White Star Line» comenzaron el 1899. Sin embargo, su gran mando lo obtuvo en el «R. M. S. Olympic» en 1911, un bajel de 45.000 toneladas que buscaba superar a sus contrincantes de la «Cunard» en lujo y tamaño. Por entonces sirvió como primer oficial a las órdenes del capitán Edward J. Smith.

Sin embargo, aquel destino le granjeó también algún que otro problema. Y es que, después de que el 20 de septiembre de ese mismo año el gigante colisionara con otro buque, nuestro protagonista se vio obligado a defenderse en una investigación que, a la postre, hizo perder una soberana cantidad de dinero a su empresa.

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