LOS ENREDOS DE LA FAMILIA REAL

Así es la entrevista ‘vetada’ en la que el Rey Juan Carlos lo cuenta todo

Así es la entrevista 'vetada' en la que el Rey Juan Carlos lo cuenta todo
Don Juan Carlos RS

Es el «santo grial» de las entrevistas para entender esta historia. (La opípara comida navideña de un alegre rey Juan Carlos con sus amigos empresarios)

«Franco no fue mi mentor», «Perder a mi padre fue muy duro» o «Mi hermano y yo éramos muy cómplices» son algunas de las declaraciones del emérito que recoge el documental Yo, Juan Carlos, rey de España, una cinta que fue emitida en Francia pero vetada en España (Cachondeo con el rey Juan Carlos en una marisquería: «Viva la República» y «¿Qué tal el centollo?»).

Ahora, cinco años después, el padre de Felipe VI ha dado permiso para que se publique todo su contenido en la revista Point de Vue, según informalia.

En la entrevista que sirvió de base para el documental, elaborada por la escritora francesa Laurence Debray, el rey Juan Carlos ofrece una visión muy amable de su infancia:

«Nací en Roma y viví en Suiza antes de instalarme en Portugal. No reinaba un sentimiento de nostalgia en casa. Siempre teníamos muchos amigos y primos con los que jugar. Los hermanos nos queríamos mucho y estábamos muy unidos a nuestros padres».

«No estábamos solos. Portugal nos acogió muy bien. Es una especie de segunda patria para mí. Tengo muy buenos amigos y hablo portugués».

Juan Carlos afirma que estaba muy unido a su abuela, a reina Victoria Eugenia, y a su madre, María de las Mercedes:

«Mi abuela era una segunda madre para mí. Era una mujer excepcional, con un carácter fuerte. La quise mucho. Desempeñó un papel muy importante en mi vida. Mi relación con mi madre también era excelente. Me acuerdo de que cocinaba muy bien, le encantaba».

La guerra les obligó a hacer algunos ajustes en su alimentación, pero asegura que comían muy bien:

«Recuerdo que no me gustaba la piña y que tenía que comerla todo el tiempo. En Portugal era muy barata y nos la ponían para comer y cenar todos los días. Cuando llegué a España descubrí las naranjas… Una maravilla. Hoy en día me sigue sin gustar la piña».

El rey Juan Carlos recuerda cómo fue la primera vez que pisó España:

«Estaba muy emocionado cuando llegué a la estación. Y totalmente aterrorizado. Tenía 10 años cuando conocí a Franco y estaba bastante impresionado. En su mesa había un montón de cosas raras y en sus pies jugueteaba un ratón que yo no podía dejar de mirar».

Su educación fue una partida de ping-pong entre el General y su padre:

«Cuando su relación era buena estudiaba en España, cuando era mala, lo hacía en Portugal. No me quedaba otra que aceptarlo. Franco no fue mi mentor. Fue mi padre, a pesar de la distancia».

«Franco era una persona hermética que no hablaba mucho. Me escrutaba todo el rato e intentaba descifrarme».

Durante la entrevista, el rey recuerda dos de los peores momentos de su vida: la muerte de su hermano Alfonso (de un disparo accidental en Estoril mientras practicaba con Juan Carlos) y la de su padre, don Juan, en abril de 1993:

«Alfonsito y yo éramos muy cómplices. Lo quería mucho. Era muy simpático y despierto. Jugaba muy bien al golf. Lo sigo echando mucho de menos. Perder a mi padre también fue un momento realmente duro, era mi aliado más fiel. Le contaba todo. Lo enterré como rey, se lo merecía. Dedicó toda su vida a España, sacrificó su persona por el bien de un país. Esa es la grandeza de ese hombre y tuve la suerte de que fuese mi padre».

Don Juan renunció a sus derechos a favor de su hijo, que fue coronado el 22 de noviembre de 1975:

«Estaba muy agobiado por mi discurso, no había dormido y tenía unas ojeras… Lo había reescrito al menos 10 veces. Mi primer discurso como rey fue un verdadero bautizo de fuego».

Treinta y nueve años después, él también le cedió el trono a su hijo, Felipe VI:

«Ha estudiado más que yo, una carrera brillante en España y luego la continuó en Estados Unidos, además de pasar por tres academias militares. Cuando mis hijas se casaron y se fueron de casa, él se quedó y tuvimos la oportunidad de vernos a solas, de comer juntos, de comentar la actualidad, de debatir. Esos momentos privilegiados fueron muy importantes para mí».

Y añade:

«No se enseña a ser rey. Se puede transmitir valores y se puede dar ejemplos, pero hace falta aprender este oficio por uno mismo. Felipe lo hará a su manera. Y lo hará muy bien».

 

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