¿Es España un país de corruptos? Esta es la gran pregunta que desentraña la escritora María Ángeles López de Celis en ‘El síndrome de Alí Babá’, un relato de las corruptelas que se han originado en nuestro país a lo largo de las últimas décadas, aunque lo que realmente le preocupa a la autora es el gran número de personas que apenas han pagado un pequeño precio frente a casos flagrantes y que en su momento ocuparon primeras planas y abrieron los informativos de radio y televisión.
MANCOS COMO EN IRÁN
La autora recoge en su libro que en Irán, al corrupto, se le cortan los brazos y era preceptivo cuestionarle por cuántos mancos habría en España si se aplicase el mismo precepto:
«Eso es lo que me pregunto en mi libro. Si España sería un país de mancos, es una licencia cómica que me permito, pero realmente tiene un trasfondo de absoluto dramatismo. España es un país en el que probablemente nos llevamos la palma en corrupción de los países de nuestro entorno. Quiero decir que después de más de tres décadas de democracia, parece que no hemos adelantado mucho».
«Hay muchas estadísticas y estudios, como el de Transparency International, sobre corrupción. Es de una enorme solvencia y nosotros, a nivel del mundo estamos en una zona media y dentro de Europa estamos en la cola. Quiero decir que somos un país muy poco transparente».
CASO MALAYA
«El caso Malaya es el clímax de lo que es la corrupción urbanística en España. Ha sido una locura desde hace mucho tiempo y todos lo sabemos. Fíjate si han pasado años y el próximo mes se sentarán en el banquillo Isabel Pantoja, el ‘Cachuli’ (Julián Muñoz) y toda esa colección de folklóricos y de ex alcaldes que han estado implicados. Pero lo relevantes es que nadie ha devuelto el dinero. O sea quiero decir que lo que prima en este país es que nadie devuelve el dinero».
CASO ROLDÁN
«En este caso no tenemos que decir que es un presunto delincuente, es un delincuente y pagó con pena de cárcel por los delitos por los que fue acusado y se probó que efectivamente los había cometido. Esta persona sí que cumplió una pena que nos parecerá más o menos justa, pero que por lo menos fue a la cárcel. Pero lo que está claro es que, efectivamente, todos esos dineros están fuera de España, todos imaginaos donde están, en paraísos fiscales. Es muy difícil recuperarlo y además me consta que señores como éste están muy vigilados por la Fiscalía de Anticorrupción, de forma que si en cualquier momento hacen cualquier operación como es comprar un coche o comprar un piso les van a coger».
«En el caso de Roldán, es verdad que hizo estudios en la cárcel. Sabemos todos que la gente hace estudios y trabaja en la cárcel porque es la forma de redimirse. Este señor hizo de todo, de todo, desde ser profesor, desde periodista deportivo y yo no sé cuántas cosas más. Pero devolver el dinero no lo devuelven y yo en mi libro digo expresamente y propongo expresamente que a todas las personas que son ya convictas y confesas y que están finalmente cumpliendo prisión, ni las fianzas para eludir la cárcel, ni los beneficios penitenciarios deberían aplicarse mientras no devuelvan el dinero».
FELIPE GONZÁLEZ Y EL ESCASO IMPACTO DE LA CORRUPCIÓN
«Felipe González pagó un precio político en las elecciones por esa corrupción tan tremenda y escandalosa. Él tenía esa responsabilidad como la persona que ostenta la cabeza del Ejecutivo. Pero es curioso que en esas elecciones generales en las que ganó Aznar la Presidencia la diferencia fue de 300.000 votos, una distancia mínima. La corrupción tiene un escasísimo coste electoral».
«Eso es un perjuicio tremendo para un sistema democrático y para la credibilidad de un país. Parecemos una república bananera. Los ciudadanos también tenemos que asumir nuestra cuota de responsabilidad y lo que tenemos que exigir a los partidos políticos es que se financien con transparencia y que, por supuesto, aíslen a todos sus elementos que están imputados o han sido acusados o condenados. Porque, claro, no es lógico que 800 personas, esto al cierre de mi libro que fue a finales de febrero de 2012, alrededor de 800 personas están imputadas en casos de corrupción y pertenecen a todos los partidos políticos. Pero es que 100 se presentaron en las elecciones del 20 de noviembre de 2012. Eso no es de recibo. Los ciudadanos no podemos votar a ese tipo de listas».
CASO ESTEVILL
«Bueno como decíamos antes no podemos poner la mano en el fuego. Este fue un caso, vamos un delito flagrante bueno cuando uno lo lee la verdad es que se escandaliza. Que una persona que pertenece a la cúpula de la Justicia de este país, es uno de los poderes del Estado, sea capaz de actuar de esta manera pues es algo que nos parece de ciencia ficción. Pero vamos, quiero decir que no nos tenemos que rasgar las vestiduras porque cada uno en su parcela estamos viendo todos los días mordidas de este tipo cuando no es en las comunidades autónomas, es en otros ámbitos, es una cosa increíble».
«Hay un capítulo que a mí me parece el más interesante de mi libro, ese tipo de comportamientos de personajes que son especialistas de caminar sobre una línea finísima que separa lo legal de lo moral y además lo hacen estupendamente y se benefician de una forma asombrosa, como es el caso de Iñaki Urdangarín».
BANKIA, ¿IGUAL QUE FÓRUM FILATÉLICO O AFINSA?
«Como ciudadano normal, con lo de Bankia, te levantas con los pelos de punta de escuchar esas cantidades de millones astronómicas que vamos a necesitar para rescatar estas entidades. Indudablemente, te viene a la cabeza sin querer otros casos que ya son pasados, pero que han tenido unas víctimas, unos damnificados tan tremendos que, automáticamente cuando tú escuchas ahora mismo lo que está sucediendo con Bankia pues tienes miedo de que vuelva a suceder una cosa parecida. Además, cuando te están diciendo que no hay peligro, que todo está garantizado, que los depósitos no corren peligro, que nuestro sistema financiero está saneado, que nuestro sistema bancario tiene mecanismos, te das cuenta de que todo es mentira. Es muy difícil confiar en los mensajes tranquilizadores que dan desde el Gobierno y desde la entidad financiera. Bankia ahora mismo es un polvorín».
Con la colaboración de Esther Tristán y Estefanía Simón