Cuando escribía la novela tenía en mente hacer un Western: hay un justiciero que llega con el séptimo de caballería a una ciudad fronteriza con la que se encuentra en continua escaramuza
Claudio Cerdán, autor de ‘La revolución secreta’ visitó el plató de Periodista Digital para adentrarnos en esta peculiar novela que el propio autor califica de ‘histórica’, algo nuevo para un escritor de reconocidos éxitos policiacos.
En la guerra no existen buenos y malos; en los conflictos bélicos, la condición humana se diluye por completo y aflora nuestra naturaleza más primitiva y salvaje. En la Rusia caótica de 1919, la batalla se libra entre hermanos, vecinos y amigos, una guerra civil en la que el frío se cobra casi más víctimas que las balas del enemigo. Un Ejército Blanco ya muy mermado y que se resiste a la ineludible caída del zarismo, combate sin esperanza al poderoso ejército revolucionario…
Y en medio de este caos emerge un monstruo, un asesino que no discrimina entre bandos ni civiles, y que siembra de cadáveres desmembrados el nevado paraje. El joven capitán Aleksandr Strahov recibe el encargo de investigar esos crímenes y atrapar al asesino que amenaza con aniquilar a toda la población de Kladbitshe, la pequeña aldea que le ha tocado defender inútilmente.
Ayudado por un misterioso cazador de monstruos que se hace llamar ‘El Maestro, Strahov’ intentará dar caza al asesino.
TITULARES DE LA ENTREVISTA
«Esta novela es mi intento de hacer novela histórica porque vengo de novela negra o policiaca. Me gustó mucho el periodo histórico de los rusos pero también quería una guerra extrema y de fronteras, fría y casi medieval. Cuando me empecé a documentar y fue aun más desoladora de lo que parecía, incluso se seguía luchando con lanzas».
«Cuando escribía la novela tenía en mente hacer un Western: hay un justiciero que llega con el séptimo de caballería a una ciudad fronteriza con la que se encuentra en continua escaramuza. Una ciudad sin ley en la que se encuentra a un comisario, el que sería «el shérif» del Western. El desierto en este caso es la nieve en esta guerra medieval. Tenía hasta mis propios indios, porque los rusos iban a Mongolia y a China para buscar a soldados. Unos soldados de tez morena que no hablan el idioma y con costumbres bárbaras».
«Cuando el protagonista llega a la ciudad fronteriza para investigar el crimen clave de la novela, se encuentra con un personaje que también investiga los crímenes. Este personaje es un maestro fanático que busca la clave del crimen en la superstición. Estos dos personajes son la representación entre la razón del protagonista y la superstición, que se convierte en un estorbo. El maestro centra su investigación en la figura del hombre lobo. Me interesaba este hombre lobo porque la figura del hombre lobo existe en muchas culturas, desde la India hasta Estados Unidos. El hombre lobo tiene dos vertientes contrapuestas: la parte de bestia y la parte de hombre. ¿Es un asesino humano y metódico o es una bestia?».
«Aleksandr Strahov, el protagonista, es un hombre joven con ganas de hacer méritos. Cuando investiga el asesinato y se encuentra con la superstición del pueblo, y el se centra en su racionalidad mientras se le juntan una serie de problemas interesantes propios de la brutalidad de la guerra, pero también personales, porque a él de pequeño le ataca un lobo y tiene miedo de enfrentarse a él».
«Ojo por ojo y el mundo se quedará ciego decía Gandhi. En la guerra se pierde la perspectiva de quién empezó. Los capitanes del ejercito blanco me permitían hablar de un ejercito personalizado y a favor del zar, que deberían ser los buenos, pero que si tienen que fusilar a un niño o a una mujer embarazada no dudan en hacerlo. En la novela se cuenta una historia real que encontré en la documentación en la que se explica como el comisario pierde el brazo, y es una historia muy impactante».
«El comisario es la autoridad que mantiene el orden en el pueblo hasta que llega Aleksandr Strahov y se dividen las funciones. Los pueblerinos también tratan de hacer su guerra de guerrillas para expulsarlos porque quieren que lleguen los rojos para ver si cambia su situación. Cada uno hace su juego luchando por lo que cree que es justo. En el personaje de Irina hay un juego psicológico que juega ella con Aleksandr Strahov y es otro tipo de guerra de intelectos que ellos dos hacen fuera del mundo de los hombres y la crueldad. Demuestra cómo con una conversación puedes derrotar a alguien».
«Las críticas de la novela dicen que es inclasificable porque trasciende los géneros. Los géneros se pueden entremezclar, en este caso se ha mezclado novela negra histórica, terror, aventuras. Es un género en sí misma, y en este caso se han mezclado géneros un poco ilógico pero de momento creo que hemos acertado con ellos».
«Siguiendo con el símil de los lobos, recurro al principio de la cita de «El hombre es el lobo para el hombre», tan vigente hoy en día. He querido hablar de la deshumanización del hombre: ¿hasta qué punto es capaz el ser humano de perder su humanidad? Persiguen a un asesino que dicen que es un hombre lobo, pero quizás es un hombre que ha dejado de ser hombre. Eso es lo que intentan investigar con las pistas detectivescas. Para esto la guerra es un momento clave porque te das cuenta de hasta dónde es capaz de llegar el hombre para sobrevivir en la crueldad de la guerra. No he querido sacar una guerra descafeinada, ni épica, ni gloriosa. Esta guerra habla de frío, de hambre, de niños fusilados, de mujeres viudas, de mutilaciones… No creo que me haya inventando nada, todo esto sucede incluso hoy día, por ejemplo con el Estado Islámico y el cambio de fronteras en este nuevo tipo de guerra que sigue siendo tan brutal como hace miles de años».
«El duelo entre el protagonista y el antagonista es otro de los toques de Western en la novela. El maestro y su aspecto físico te demuestra que ha perdido la humanidad hace tiempo y está mal de la cabeza. Por su fanatismo de cazar monstruos de alguna forma que ha cambiado su físico para dar caza a estos monstruos».
«Para conseguir el objetivo en la inferioridad de condiciones de las batallas, se dice en la novela que lo importante es ganar más haya de la honorabilidad. Ahí se sigue hablando de la deshumanización anticipándome a lo que sabemos que ocurre décadas después en la historia. Si se cogen a las personas que luchaban en las guerras te das cuenta de que el bando se elegía según en la ciudad en la que estabas y no por elección personal. Una guerra es terrible, pero una guerra civil es todavía peor al encontrarte matándote sin saber por qué con alguien que fue tu amigo».
«El pasado de los personajes es muy importante porque hace que te creas el personaje porque todo el mundo tiene un amigo, un familiar o alguien, por eso en la novela los detalles del pasado son muy importantes. En el rostro del maestro podemos ver transformaciones que ha vivido a lo largo de su vida. Lo mismo ocurre con Irina o con el comisario».
«La documentación para la novela la hice sobre todo con libros. Encontré un ensayo muy lúcido para documentar la vida militar de los ejércitos blancos, que hay muy pocos documentos porque la historia la escriben los vencedores como se suele decir, y también leyendo a autores que escribieron en esa época. Mi gran referente fue Mijaíl Shólojov que escribió desde el punto de vista de los blancos y lo vivió en sus carnes, lo cual es mucho mejor que cualquier documentación que se haga para cualquier novela».
«Es muy divertido utilizar personajes reales pero hay que hacerlo con cuidado y requiere mucho tiempo. En la novela está Aleksandr Kolchak, con el que estuve dos semanas documentándome. También Mijaíl Bulgákov, el médico militar, es otro de los personajes reales que estuvieron con el ejército blanco; un tipo con educación al que Stalin estuvo a punto de fusilarlo que escribió la novela de ‘El maestro y Margarita’. Con estos personajes te haces una idea a través de un homenaje hacia su persona».
«El personaje del maestro quería que fuera verosímil a pesar de ser un cazador de monstruos y un gran fanático. Es un hombre muy culto y vivido, coherente con lo que hace y lo que dice, pero también peligroso. Es un personaje que ha tenido mucho éxito en las críticas. La realidad es muy mala escritora, porque hace cosas que lo plasmas en una novela y no se lo cree nadie. La realidad resulta increíble, como el protocolo de ébola con fotocopias explicativas o la historia de ‘El pequeño Nicolás’.»
«Estoy tocando muchos palos, acabo de terminar un volumen sobre corrupción urbanística que no sé cuando saldrá. Pero lo siguiente que saldrá es una novela de zombies que me encargaron. No se la recomiendo a todo el mundo, pero sí si gusta este género, aunque no sea mi favorito.»
Con su primera novela negra, ‘El país de los ciegos’, Claudio Cerdán (Yecla, 1981) ganó en 2012 el Premio Novelpol a la mejor novela negra del año. Con esa obra (relanzada en edición digital por Arroba Books en 2014) fue además finalista del XIII Premio Lengua de Trapo y del Silverio Cañada de la Semana Negra de Gijón.
Un año después vio la luz un nuevo título, si cabe más negro que el primero, ‘Cien años de perdón’ (Versátil Ediciones, 2013), un thriller que quedó finalista de los Premios LeeMisterio.com 2013 como Mejor Novela y en el II Premio de Novela Pata Negra que otorga la Universidad de Salamanca. Además fue recomendado por El País como una de las mejores novelas negras de 2013. Su última novela se titula ‘Un mundo peor’ (Versátil Ediciones, 2014), una nueva incursión en el género policíaco que fue finalista del II Premio Valencia Negra a la Mejor Novela.
Con anterioridad, Cerdán había publicado dos títulos de género fantástico (El Dios de los Mutiladosy Cicatrices), y en 2012 publicó en Francia ‘La casa de chocolate’, una inquietante novela aún inédita en español.