Centenario de "Un año en el otro mundo", de Julio Camba

Unas líneas para los más jóvenes

Primera parte

Unas líneas para los más jóvenes
Concentración de banderas del arco iris en un cruce en San Francisco Manuel Ríos

«Yo no soy nada internacional. Yo soy de Villanueva de Arosa, partido judicial de Cambados, provincia de Pontevedra». Así se identifica don Julio Camba Andreu en un artículo publicado en 1912 cuando ya sus espaldas arrastraban una admirable experiencia viajera y periodística. Y al año siguiente: «… necesito que ustedes no me tomen nunca completamente en serio. Ni completamente en serio ni completamente en broma». Porque él era así, es así.

Efectivamente, nace en Vilanova de Arousa en 1884 y parece que viniese al mundo con un báculo que haría de él un trotamundos, un auténtico cosmopolita. Tanto que, siendo adolescente, se introduce furtivamente en un buque en el que alcanza Buenos Aires como polizón. Vuelve, comienza a escribir, se traslada a Madrid, donde publica y participa en las tertulias del momento, y viaja durante años como corresponsal levantando acta de lo que ve, de lo que atisba. Y así, se desplaza a Constantinopla y a Grecia con veintiún años; vendrán después París, Londres y Berlín, como que España admira a Francia, Inglaterra y Alemania, naciones de éxito, y desea conocer cómo es la vida en ellas. Y en 1916, en plena Gran Guerra, se desplaza a Nueva York, desde donde traslada su visión de aquel gran país; testigo de excepción de momentos difíciles que ya están en la historia, medio mundo se preguntaba por la posibilidad de que los Estados Unidos de América participasen activamente en la Gran Guerra.

Hotel Palace, Madrid. / Manuel Ríos

Nuestro escritor es hombre observador, y con la pluma, fino y certero, como si manejase un bisturí. En muchos casos contrasta las observaciones que realiza fuera con lo que sucede en España y es un maestro haciendo uso de la ironía. Ama a su país y le duele, y más allá de la sonrisa cómplice que arranca a sus lectores, sus trabajos son ricos y profundos. Y desde Manhattan envía crónicas en que recoge costumbres, noticias relevantes o curiosas, el ambiente…, con los que retrata una realidad nueva, curiosa, el llamado «espíritu americano». Y esas crónicas fueron recogidas unos meses después en el libro «Un año en el otro mundo».

Frente a la capitalina plaza de toros Monumental de Las Ventas, Madrid dedica a la memoria del vilanovés universal la calle de Julio Camba. ¿Estará elegida con intención la ubicación? Porque, este viajero y cronista no solo no se parapetó tras el burladero cuando tomaba la pluma, sino que dio la cara presentándose a pecho descubierto cuando los asuntos que trataba se lo demandaban.

Originalísimo reloj de sol en la universidad de Stanford / Manuel Ríos

Volverá a EE. UU. tras el crac del 29 y seguirá viajando y escribiendo, y para muestra ahí están los libros recopilatorios de sus crónicas y sus antologías. En 1949, cansado de tanto ajetreo, se instala en la habitación 383 del madrileño hotel Palace hasta su muerte, en 1962.

Por mi parte, curioso y admirador de la obra de Camba, acabo de volver de California, donde releí y subrayé «Un año en el otro mundo»; volqué en unos folios las reflexiones que se me suscitaron y agradezco a Periodista Digital su publicación.

Unas líneas para los más jóvenes (I) | De esto y de lo otro (II) | En torno al valor del dinero y a las clases sociales (III) | En torno a los récords (IV)| Las elecciones en EE. UU. (V)

Twitter: @boiro10 / Email: centenariolibrocamba [arroba] gmail.com

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