El flamenco siempre ha llamado la atención a gran parte de la sociedad. Tanto en Andalucía como fuera de esta comunidad e, incluso, fuera de España, muchas son las personas que han querido aprender a bailarlo bien, a tocar la guitarra y poder animar cualquier fiesta o encuentro entre amigos que se precie. Aprender no es difícil y la Escuela de Guitarra Flamenca Rafael Cañizares aquí nos muestra su metodología que lo hace aún más sencillo.
Sí, porque el flamenco es arte y gracia y duende. Se nace con ello, pero también hay parte que se puede aprender. Una de esa parte es la guitarra que, con tesón, mucha práctica y utilizando las metodologías adecuadas, se puede avanzar muy rápido en poco tiempo.
Paco de Lucía solo hubo uno, pero, desde luego, es el que ha marcado la estela del flamenco y Entre Dos Aguas es uno de los punteos que más quieren aprender los amantes de este arte y, a ser posible, sin púa, como hacia él.
Disciplina, constancia e ilusión son las palabras que deben acompañar a cualquier alumno al apuntarse a una escuela de guitarra. Mucho se aprende en clase, pero se ha de practicar en casa. De hecho, es fuera de la escuela donde se consigue mayor soltura, a base de tocar y tocar con más tiempo a disposición.
Dependiendo del nivel de guitarra que ya se tenga, la facilidad de aprender flamenco será mayor o menor.
Comenzar con el rasgueado es una de las metodologías más usadas, tapando con la mano el mástil de modo que el sonido sea hueco. El ritmo, algunos, lo consideran más importante. Ya se aprenderán los acordes y la soltura en pasar de unos a otros. Repetición de rumba, sobre todo, uno de los ritmos más recurrentes del flamenco.
Otros, en cambio, prefieren utilizar el oído antes de ponerse con la guitarra. Como un idioma que se quiere aprender a hablar, también el flamenco se debe escuchar primero para, como se suele decir, hacer oído, poder volcarlo después en el aprendizaje, que llegará de forma casi natural.
Por su parte, la Escuela de Guitarra Flamenca Rafael Cañizares, lo resuelve con el método «Despacito y al compás», que explica cómo cada uno debe llevar su propio ritmo en el aprendizaje, para evitar vicios por las prisas y aprender a tocar bien desde el principio, de forma pulida y sin ningún error de base.
Así, en su plataforma, pone a disposición de los alumnos cierta cantidad de materiales, partituras, tablaturas y audios y vídeos que pueden ir usando al ritmo que estimen oportuno, mientras que van siendo supervisados por profesores de la escuela.
Seguramente, con Internet, nunca fue tan fácil aprender a tocar un instrumento al poder contar con material interactivo, cuadernos de ejercicios y vídeos que pueden visualizarse a cualquier hora.
En cualquier caso, entre repetición de ritmos, escuchar hasta interiorizar o hacerlo de forma interactiva a base de ejercicios, hay un elemento en común que es indispensable: la práctica y, sobre todo, la paciencia.
