Sucesos

No cesan los robos y destrozos de coches del personal aéreo en el aparcamiento del aeropuerto de Barajas

Los trabajadores denuncian la falta de vigilancia en las terminales; la Policía sospecha que detrás de la sustracción de vehículos estarían grupos organizados ayudados por operarios

No cesan los robos y destrozos de coches del personal aéreo en el aparcamiento del aeropuerto de Barajas
Ladrón, robo, coche. VM

Existe gran preocupación por estos casos. Fernando (nombre ficticio) tardó menos de cinco minutos en percatarse de lo ocurrido. Su avión, procedente de París, había aterrizado cerca de las 11 de la noche en la T4 del aeropuerto de Adolfo Suárez-Madrid Barajas. Con el cansancio lógico del viaje, recogió raudo sus enseres y enfiló el camino a la primera planta del módulo F donde el día anterior había aparcado su BMW Serie 1 Coupé. Pero no estaba. «Aunque estaba seguro de que me lo habían robado, me di una vuelta por si acaso», comenta, sin entender la sucesión de acontecimientos: «Me acerqué a la caseta de seguridad y dije lo que pasaba. Llevo cinco años estacionando en la misma zona del parking y no tenía dudas de donde lo había dejado». Su primera advertencia cayó en saco roto. «Piensa bien, que os confundís mucho», le contestaron con cierto desdén. Después de una segunda búsqueda sin éxito -acompañado esta vez de dos vigilantes-, este copiloto acabó en la comisaría de la Policía Nacional que opera en la terminal. Su vehículo había desaparecido, según recoge Aitor Santos Moya en ABC.

Pese a la extrañeza del robo, que tuvo lugar entre el 1 y el 2 de enero, no es el primero que ocurre en circunstancias similares. En noviembre, un Audi A5 de un comandante de vuelo fue sustraído del aparcamiento de la T2. «Aparqué a las 2 de la tarde y cuando volví, sobre las 9, había otro coche en la plaza», explica. Del suyo, ni rastro. En ambos casos, las cámaras registraron las matrículas a la entrada, pero no a la salida. Por tanto, a efectos del sistema de seguridad de Empark -la empresa gestora de los parkings-, los turismos seguían allí dentro. Nada más lejos de la realidad.

La Policía sospecha que detrás de estos hechos están grupos organizados que podrían «trabajar» con la ayuda de uno o varios empleados de la base. El proceso es simple: alguien alerta a los ladrones de la marca, el modelo y el tiempo que tienen para llevárselo; con el objetivo marcado, los delincuentes roban después el vehículo y salen del aeropuerto sin ser detectados.

¿Cómo se esfuman? Aunque lo más probable es que aprovechen la salida de otro coche para abandonar la zona antes de que baje la barrera, no se descarta que cuenten con la connivencia de algún controlador del recinto. «Cuando escribí a los compañeros para advertirles del robo, un compañero me llamó para decirme que un conductor había salido pegado a él», relata el dueño del Audi: «Pensó que era un zumbado, pero al enterarse de esto empezó a dudar». Gracias a un dispositivo de localización, el vehículo fue encontrado tres días después en un pueblo del sur de Madrid. Todo hace indicar que lo habían dejado «enfriar» a la espera de poder trasladarlo a un punto más seguro.

En el caso del BMW fue la casualidad lo que permitió su recuperación. «Los agentes dieron el alto a un individuo que circulaba en dirección contraria por Tetuán y resultó que el coche que conducía era el mío», señala su propietario, con la incertidumbre ahora de saber si el seguro de la empresa que explota los aparcamientos de Aena cubrirá los gastos del arreglo: «El coche está reventado». Por si fuera poco, a estos robos se suman los numerosos destrozos de turismos denunciados por los empleados en los últimos años: pinchazos de ruedas, ventanillas rotas, retrovisores arrancados y otros desperfectos ocasionados por los pillajes y actos vandálicos.

El pasado 1 de octubre, las distintas secciones sindicales de Barajas suscribieron un comunicado en apoyo a los trabajadores «ante los constantes daños a vehículos y la falta de seguridad en el aparcamiento de la T4». Las quejas vienen de lejos. «En cuatro años hemos detectado más de 300 incidencias de este tipo», remarca otro de los operarios de la terminal afectados.

Meses antes, la Comisión de Trabajadores Asamblearios envió un mensaje al director del aeropuerto. «Es más que frecuente encontrarse las ruedas pinchadas, los cristales y espejos rotos, además de daños en las carrocerías», precisaban tras constatar una serie de hechos relacionados. «Los afectados hemos optado por denunciar ante la autoridad competente y ante ustedes mismos, por lo que queda constancia oficial de que estos casos lejos de ser aislados, van aumentando hasta convertirse en una constante en sus instalaciones», añaden. Por ello, exigían en la nota «que pusiera remedio de inmediato a los ataques sufridos desde hace ya bastantes años» para que el uso del parking de la T4 «deje de suponer un riesgo tanto a los vehículos como a los propietarios».

Dos son las principales reclamaciones de los asalariados: por un lado, el «insuficiente» personal de seguridad y, por el otro, la carencia de cámaras de videovigilancia en gran parte de la superficie. Colocadas a las entrada de los módulos y en las zonas centrales, apuntando directamente a los ascensores, lo cierto es que la mayoría de plazas habilitadas para el estacionamiento se ubican en puntos muertos.

«Nunca había pensado que este no fuera un lugar seguro. Pero a raíz del robo, son muchos los testimonios que me han llegado de compañeros», apunta el titular del Audi, quien, tras 15 años aparcando en la T4, es ahora cuando ha empezado a tomar precauciones: «Intento dejarlo en los carriles menos apartados. El otro día, sin ir más lejos, escuché que un piloto cazó a una persona en el interior de su coche»

En 2018, Empark recibió un total de 28 notificaciones de robo y desperfectos de vehículos de empleados. Una cifra que Aena considera «reducida» a tenor de las 3.786.000 operaciones de pago que se registraron en el mismo periodo en todos los aparcamientos del aeropuerto. Sin embargo, los trabajadores aseguran que son muchas más y, en cualquier caso, recuerdan que el dato no incluye los ataques a vehículos de pasajeros.

Desde el aeropuerto informan que los aparcamientos disponen de circuito cerrado de televisión, tanto en ascensores como en accesos y otras dependencias, y poseen personal de seguridad específico, reforzado en los últimos meses. Subrayan, además, que la empresa gestora cuenta con una póliza de seguro para este tipo de casos.

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