El Estatuto catalán da alas a los independentistas vascos

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"Sólo habrá Estado español si queremos las naciones que lo formamos"

PD, Viernes, 21 de octubre 2005
Juan José Ibarretxe irrumpió ayer de nuevo en la escena política y lo hizo en tromba. Desde Radio Nacional de España y aprovechando el barullo que ha creado el proyecto de Estatuto catalán, el lehendakari afirmó tajante: "Sólo habrá Estado español si queremos las naciones que lo formamos". En otras palabras, que vuelve a poner sobre el tapete su polémico plan y que al final lo que viene es un referéndum independentista en el País Vasco.

 Ibarretxe reivindicó para sí -es decir, para el plan anticonstitucional que fue rechazado por el Congreso de los Diputados- el mérito de «abrir la puerta a la reforma del Estado español, que no tiene marcha atrás».

Cuando aún ni siquiera se ha admitido a trámite en el Congreso el Estatuto catalán, y a pesar de que Zapatero ha asegurado que cambiará el artículo que define a Cataluña como «nación», Ibarretxe ya habla como si estuviera reconocida por las leyes la existencia dentro de España de diferentes «naciones».

Como subraya el diario El Mundo este viernes en su editorial: "He aquí, por si hiciera falta, una prueba más de las consecuencias que tiene la inaudita actuación del presidente del Gobierno al impulsar la aprobación de un Estatuto como el catalán que, como muy bien dice Alfonso Guerra, supone la ruptura de la Constitución".

Desgraciadamente, es verdad que, desde el punto de vista del nacionalismo soberanista que encabeza Ibarretxe, esto «abre la puerta de la reforma del Estado español». El plan Ibarretxe fue rechazado por el Congreso, pero ahora la versión edulcorada, y por eso mismo más peligrosa, aprobada por el Parlamento catalán ha entrado en las Cortes para su debate, contando con el aval del presidente del Gobierno.

Hasta cierto punto, el Estatuto catalán ha servido para que se intente legitimar el plan de «Estado libre asociado» de Ibarretxe.El PNV está muy atento al desarrollo de los acontecimientos y nada le impedirá volver a poner sobre la mesa su propuesta soberanista si, de una u otra forma, Cataluña pasa a ser denominada «nación», o algo similar, por vía del Estatuto.

Pero es que detrás del País Vasco puede venir Galicia y después... quién sabe. La puerta de la que habla Ibarretxe ya nunca podrá cerrarse del todo, aunque el PSOE cambie el texto catalán de arriba abajo hasta dejarlo irreconocible, para lo cual Zapatero tendría que emplearse a fondo hasta lograr convencer a ERC y CiU de que se hicieran el harakiri político.

A pesar de que Joaquín Leguina afirme en ABC, que «quien no esté preocupado por el Estatuto catalán es un insensato», el presidente Zapatero, José Blanco y muchos de los que ocupan altas responsabilidades en el Gobiewrno o en el PSOE, repiten que el asunto está controlado y carece de trascendencia.

Y sin embargo, cada día que pasa, con cada nueva declaración de Zapatero, se hace más evidente que ni él ni la dirección del PSOE calibraron la trascendencia que tendría en la sociedad española el nuevo Estatuto de Cataluña.

Pocas cosas han suscitado tanta unanimidad en contra, incluso dentro del PSOE, como el texto cuya tramitación será aprobada el día 2 por el Congreso para su discusión e inevitable reforma.

Rajoy pidió ayer a Zapatero que tenga un «gesto de grandeza» y pare el proyecto de Estatuto catalán. Y, aunque a estas alturas ese gesto se nos antoja imposible, hay que seguir apelando una y otra vez a la cordura del presidente del Gobierno.