Zapatero le "dora la píldora" al Papa mientras hace muecas a los obispos españoles, y el "tiro" para mejorar su relación con la Iglesia le ha salido "por la culata". A dos días de la manifestación en Madrid -apoyada por la Iglesia- contra la reforma educativa que propone el PSOE, a la vicepresidenta Mª Teresa Fernández de la Vega no se le ha ocurrido otra cosa que presentarse en el Vaticano, casi a hurtadillas, puenteando a los obispos españoles, para proponerle "diálogo" a la Santa Sede. Y ésta le ha dicho que le parece muy bien, pero que ese diálogo con quien tiene que hacerse es "con la Conferencia Episcopal Española".
Poco más ha trascendido de la reunión que mantuvo este jueves la vicepresidenta española con el secretario de Estado Vaticano, Ángelo Sodano, tras unos días de "pedirlo insistentemente" el Gobierno español, según declaró a la cadena COPE el secretario y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan Antonio Martínez Camino, que se mostró molesto por no haber sido informado del encuentro directamente por la Santa Sede, sino por el Gobierno.
Martínez Camino puntualizó, además, que el interlocutor de la Santa Sede en España es la Conferencia Episcopal, por lo que lo lógico hubiera sido que De la Vega se reuniera con ellos, en lugar de acudir directamente a las más altas instancias eclesiales. Algo a lo que, por supuesto, "tiene perfecto derecho", aclaró.{ladillo}Una reunión fría{/ladillo}
Del encuentro trascendió poco. Martínez Camino insistió en que "no tuvo ningún contenido en concreto", y se dice que que la reunión fue fría. Pero es que, claro, también dicen que la manifestación del sábado en Madrid contra las reformas propuestas por el Gobierno en materia de educación ha estado promovida directamente desde el Vaticano.
{sumario}La prensa se queja del secretismo ya que al parecer el Gobierno no pensaba ni dar cuenta de este viaje{/sumario}Poco segura estaría de esta visita la vicepresidenta, que para ahorrarse valoraciones previas en prensa o desde la oposición, la mantuvo en secreto hasta que hubo acabado. Que lluevan ahora las críticas. Y la prensa no ha esperado para ponerse a ello: en lo que respecta a la dificultad para informar de este encuentro, se queja del secretismo ya que al parecer el Gobierno no pensaba ni dar cuenta de este viaje, del que se vio obligado a informar una vez que el Vaticano lo hubo hecho; pero lo más airado viene a la hora de valorar el gesto de De la Vega.
Lo más sorprendente es que el Gobierno pretendiera apaciguar los ánimos con la Iglesia de esta forma ya que, como bien titula La Razón, lo que ha hecho la vicepresidenta ha sido "ignorar a los obispos" españoles, puenteándoles al ir directamente al Vaticano, en lugar de reunirse con ellos. Gesto que no hace más que enfriar las ya gélidas relaciones entre la jerarquía católica en España y el Gobierno socialista.