ONU-MEDIO AMBIENTE

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Acuerdo contra el cambio climático, un camino lleno de obstáculos

Agencia EFE, Sábado, 10 de diciembre 2005
El camino para los nuevos acuerdos de lucha contra el cambio climático aprobados hoy en Montreal ha estado jalonado con grandes obstáculos que en el último minuto estuvieron a punto de arruinar el consenso.

El ministro de Medio Ambiente de Canadá, Stéphane Dion, no pudo ocultar su satisfacción cuando finalmente la XI Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático aprobó a las 11.00 GMT del sábado (06.00 hora local en Montreal) la doble vía para luchar contra el calentamiento global, que había estado preparando desde hacía meses.

Dion, presidente de la conferencia, utilizó un mazo para marcar la aprobación a la vez que proclamaba con solemnidad: "Distinguidos delegados, han mantenido la confianza que la gente del mundo ha depositado sobre nosotros".

"Afrontando la peor amenaza ecológica contra la Humanidad, han dicho que el mundo está unido y junto. Paso a paso ganaremos esta batalla", afirmó Dion en tono seguro.

Minutos antes, la imagen de Dion era absolutamente opuesta y el mundo se arriesgaba al fracaso de unas negociaciones que prácticamente todos los gobiernos del planeta, excepto Washington, había considerado esenciales para el futuro de la Humanidad.

Dion, parado de pie en un lateral de la sala plenaria del Palacio de Congresos de Montreal, miraba de forma amenazadora a la delegación rusa mientras revisaban una última vez un texto pactado para solventar las diferencias que repentinamente congelaron la cumbre poco antes de las 23.00 GMT del viernes.

La postura de Dion era un gesto dramático más, en una conferencia que pasará a la Historia precisamente por la abundancia de momentos cargados de tensión.

Empezando por la manifestación en las calles de Montreal de miles de personas, en medio de temperaturas bajo cero, para reclamar un mayor compromiso de los líderes del mundo en la lucha contra el cambio climático.

O la gélida comparecencia pública de la jefa de la delegación negociadora estadounidense, Paula Dubronsky, en una rueda de prensa celebrada el miércoles, o los mensajes extremadamente críticos contra Estados Unidos del presidente de Francia, Jacques Chirac, y el primer ministro de Canadá, Paul Martin.

Dubronsky también protagonizó una espantada durante la cena ofrecida a los delegados por Canadá como país anfitrión.

La jefa de la delegación estadounidense abandonó la cena en desacuerdo con las palabras del principal científico ecologista canadiense, David Suzuki, quien recordó en un discurso que la catástrofe del huracán "Katrina" en Nueva Orleans había sido pronosticada por los científicos, a pesar de lo cual nada se había hecho para prevenirla.

Igualmente dramática fue la insistente mano alzada del jefe de la delegación rusa en Montreal, que solicitó la palabra justo segundos antes que Dion anunciase la aprobación del acuerdo para profundizar en los objetivos del Protocolo de Kioto.

Durante unos momentos, Dion intentó ignorar los gestos de los representantes de Moscú, consciente de que Rusia estaba a punto de hacer descarrilar las delicadas negociaciones que habían ocupado a los delegados durante las últimas dos semanas.

Pero por encima de todo, el mayor dramatismo lo proporcionó la inesperada presencia del ex presidente estadounidense Bill Clinton, quien pronunció un apasionado discurso en el que instó a los países del mundo a llegar a un acuerdo para la lucha contra el cambio climático y a favor de la aceptación de nuevas tecnologías.

"¿Quién puede negarse a mantener este debate?", se preguntó Clinton, en clara referencia a la posición de la Administración del presidente de su país, George W. Bush.

Coincidencia o no, pocas horas después de que Clinton lanzase ese reto, la delegación estadounidense se plegaba a las condiciones de la Unión Europea y aceptaba iniciar un diálogo sobre cómo hacer frente al cambio climático en el futuro.