El escritor portugués José Saramago, premio
Nobel de Literatura de 1998, calificó esta tarde en Avila la última
novela en la que está trabajando como "una autobiografía diferente",
porque "es la autobiografía de un niño, desde que nace hasta los
catorce años".
Bajo el título "Las pequeñas memorias", este premio Nobel de
Literatura rememora en esta nueva obra unos años en los que, como
apuntó, "está ya esa potencia creativa que más tarde desembocaría en
el escritor que soy hoy".
Saramago, que protagonizó una nueva jornada del ciclo Los Lunes
Literarios, aseguró que "yo soy la consecuencia biológica de ese
niño y a diferencia de lo que muchos piensan, de que la niñez y la
adolescencia son momentos para olvidar, yo reivindico esa época de
mi vida".
"Tengo 83 años y cuando me vaya de este mundo se irán dos
personas", afirmó el escritor portugués, quien añadió que "me iré de
la mano del niño que he sido".
Y es que, a su juicio, si una persona mantiene en su memoria a
ese niño que todos llevamos dentro, es "como si viviera
permanentemente esa vida que yo he protagonizado".
Unas reflexiones que, como subraya José Saramago, "inspiran una
novela que espero terminar en tres o cuatro meses" y que tras ser
publicada en Portugal y Brasil, podría llegar a España traducida al
castellano y "posiblemente también al catalán", apuntó.
El pensador portugués recordó como no pudo ir a la universidad,
si bien advirtió "si tuve tiempo para hacer lo que más me gusta,
leer, leer y leer" y reconoció que "a los 24 ó 25 años, cuando
escribí mi primera novela "Tierra de pecado", era un chico como
cualquier otro".
Y es que Saramago consideró que "a veces tenemos una idea
exagerada de lo que queremos ser", aunque a su juicio "nuestro
potencial creador ya está ahí presente", y por ello afirmó que "lo
que tenga que ser mío a mi mano vendrá".
José Saramago reconoció sentirse una "persona con suerte", ya que
según dijo "he encontrado en mi camino a las personas que más
necesitaba y la última, mi mujer, Pilar del Río, hace ahora veinte
años".
Sobre su obra, el premio Nobel de Literatura en 1998 aseguró que
"todos mis libros tienen algo en común y es que nacen de algo
improbable o incluso imposible", circunstancia de la que, según
aseguró, "me di cuenta hace tan sólo dos años".
"Todas mis obras parten de una idea básica: y si algo sucediera",
apuntó José Saramago.
También advirtió que en sus novelas se nota la presencia
constante del autor, circunstancia que para él "es consecuencia de
ese gusto reflexivo, inseparable de mi manera de ser, ya que nunca
premedité ninguna forma nueva de construir la novela, sino que me
limité a dejar que la voz saliera".
También hizo referencia José Saramago a la presencia de grandes
amantes y detractores de su obra, por lo que "normalmente a nadie
deja indiferente", apuntó.
En este sentido, el escritor subrayó que "toda persona que tiene
una presencia pública tiene gente a la que le gusta y otra a la que
no, y tengo que respetar a aquellas personas que no comparten mi
idea de ver el mundo, mis opiniones o mi ideología".
No obstante, recordó como "muchos de mis lectores me escriben
cartas y es ahí donde la relación entre lector y escritor llega aun
plano más personal, incluso llegándose a establecer una especie de
cordón umbilical entre ambos".
No eludió tampoco Saramago la pregunta sobre su Portugal natal,
del que, según manifestó, "me marche en 1993, no por romper con mi
país, sino como protesta contra un gobierno", a pesar de lo cual,
dijo, "sigo pagando mis impuestos religiosamente en Portugal".