¿Cuál es su tarea como consultor de medios de comunicación?
Hago proyectos, estudios y formación. Por ejemplo, mi último trabajo tangible es el diseño editorial y el lanzamiento de La Voz de Cádiz, del Grupo Vocento.
¿Incluye en su actividad profesional su blog, Periodistas21?
Es un blog personal, no es nada corporativo de la consultora.
Empezó con ello hace dos años y medio, ¿lo concibió como un blog informativo desde el principio?
Empezó más como una herramienta de formación de profesionales, en el que había noticias y reflexiones. Enfocado, sobre todo, a mantener un contacto constante con los clientes de la consultora. Empezó, también, como una especie de archivo personal de esas noticias o ideas que te apetece ir apuntando y, al final, se ha convertido en un poco más que eso. Pensado más para el público en general, entendiendo que es un blog periodístico dirigido principalmente a profesionales.
¿Se podría confundir con un confidencial?
FICHA
Pues yo intento que no. En primer lugar, el medio es muy distinto. En España, uno de los problemas que hay en el ámbito del periodismo digital, es que los confidenciales ocupan mucho espacio y a veces se confunden con los blogs. Es un fenómeno muy español, el de los confidenciales, a diferencia de otros países.
En algún caso, a lo mejor en el mío, se podría confundir con un confidencial porque yo lo que hago es dar noticias.
¿Son primicias o las saca de otros lugares y las comenta?
No, primicias no porque no me tomo el blog como una cuestión profesional. No compito por ser el primero en dar las noticias. Simplemente, hay cosas que me entero y que creo que pueden ser de interés, y las reseño.
¿Por qué da unas noticias en vez de otras? ¿Cuál es el criterio?
En España hay una falta terrible de transparencia informativa, que es un problema endémico de los medios en España.
Poca transparencia
¿A qué le achaca esta falta de transparencia?
Siempre el sector de la comunicación es muy poco transparente porque tiene mucho que ver con el poder y con las relaciones institucionales. Si a eso le sumas la cultura empresarial española y la cultura política española, que no son abiertas, pues eso hace que los medios en España sean muy opacos hacia sus operaciones periodísticas y empresariales.
Aquí no hay una cultura de medios abiertos. Hasta hace muy poco tiempo no había medios en bolsa, eso ha hecho que nunca se haya visto la oportunidad de abrir la información de las operaciones de los medios al mercado y ahora eso se sigue manejando con esa cultura española de las grandes empresas estatales. Las cosas se hacen pero no se dicen.
¿Esto se puede traducir en menos libertad de expresión? Tenemos el caso reciente de Ignacio Echevarría en El País.
Yo creo que eso son temas distintos, diferente a lo poco transparentes que son los medios en España.
Con poco transparentes, ¿se refiere a que no se dan ciertas noticias por motivos ajenos a lo informativo? ¿A qué se refiere exactamente?
En este caso me refiero a la actividad misma periodística y empresarial de los medios. Es que aquí no hay una cultura de que los medios hablen sobre sí mismos. Hay un problema, cuando los primeros diarios comenzaron a hacer páginas de comunicación, aquello fue terrible, porque dejaron de ser páginas de información y se convirtieron en páginas para arremeter contra la competencia.
¿Cree que realmente los medios se critican entre sí o, por el contrario, se estila más lo de perro no come perro?
Hay dos cosas distintas. Por un lado está la información de televisión, que está dominada por la programación y por meterse con la televisión, que es un deporte muy habitual en los diarios: todo lo que da la televisión es malo, es un horror, todo el mundo ve La2.... Ese asunto elitista de meterse con la televisión. Aparte, sí que hay por algunos medios un interés específico por la concesión de canales y licencias y la televisión local.
Después, lo que tiene que ver con otros ámbitos de la comunicación, como pueden ser los diarios o los nuevos medios de Internet, no existe. Uno se encuentra algunos movimientos muy gordos, cuando tienen que ver con ampliaciones de capital, en las páginas de economía; o te encuentras una reflexión general del tipo Asociación de Editores en las páginas de sociedad, pero no se habla nada más.
¿Sabes si ocurre lo mismo en otros países?
En otros países sí tienen secciones de comunicación, y se comenta lo que pasa en ese mundo, que es de mucha más importancia y mucho más abierto que sólo hablar de las televisiones.
¿Qué tipo de noticias deberían figurar en la sección de Comunicación?
A mí me gustaría ver, primero, quién está detrás de cada medio, que es una cosa que el lector tiene derecho a conocer. Tiene que haber una información que nos permita saber que ese medio defiende tales o cuales cuestiones, lo hace de tal forma y con los intereses que puede tener. Es el ejemplo del asunto de Echevarría de estos días. Tenemos derecho a saber que un libro que un señor critica, sea para bien o para mal, es propiedad de la misma empresa que el diario que lo critica.
Aparte del caso Echevarría existe el de otros medios que cada día exigen mayor exclusividad a sus redactores, ¿supone esto una merma en la independencia del periodismo? ¿Una falta de libertad de expresión?
En España los intereses corporativos priman sobre la información de todo aquello que pueda ir contra el ámbito de sus intereses. Mucho más que lo que tiene que ver con las condiciones ideológicas o la cultura editorial de cada medio. Eso no ocurre sólo en España, sólo que aquí está más acentuado porque no hay cultura de transparencia empresarial y porque tenemos una relativamente escasa cultura democrática.
Prensa digital, también floja
En cuanto a la información en Internet, ¿por qué los confidenciales triunfan en España y los blogs no? ¿Por qué pasa lo contrario que en los demás países?
Para empezar hay un problema de audiencia. En España la penetración de Internet es todavía muy baja, y dentro de eso, los lectores que puedan tener nuevos medios como las bitácoras, pues es todavía más bajo. Comparándolo con Estados Unidos, los lectores de los blogs, son básicamente una elite intelectual, tecnológica y política que está en un entorno que le hace interesarse por los nuevos medios. En España eso no ocurre porque esa generación aún no ha llegado, todavía es una generación muy joven.
¿Qué le parece el periodismo que ese está haciendo en Internet?
Es básicamente igual que el otro. Bastante flojo. Los medios digitales dependientes de medios tradicionales, salvo algunas excepciones, no hacen periodismo, sino un volcado de contenidos. Son muy pocos los que hacen contenidos pensados expresamente para la web. Entonces, los periódicos digitales no hacen contenidos pensados para la web. Los confidenciales hacen el periodismo más antiguo de España, el del soplo, la presión y fuentes reservadas y poquito más. En las bitácoras hay poco periodismo y mucha opinión, mucho comentario y mucha gente que vuelca sus ideas, pero información muy poca, aunque está creciendo.
¿Cómo tendría que ser un periodismo pensado específicamente para la red?
No existe la receta perfecta. Yo creo que el futuro del periodismo en la red está mucho más en pensar en nichos o comunidades, que no en audiencias enormes, que es territorio de la televisión. Respecto a lo demás hay una receta universal que no puede dejar de existir, que es tener una información de calidad, que sea relevante, rigurosa e independiente y que, además, tenga una serie de componentes adecuados al medios. Desde que aproveche realmente las ventajas del hipertexto hasta cosas más complicadas, como la hiperactividad, la multimedia, etc.
¿Cómo estará el panorama mediático en España dentro de diez años?
Una de las tendencias irreversibles es la concentración de los grandes medios.
¿Mayor de la que tenemos actualmente?
Tenemos poca. Si nos comparamos con el resto de Europa, en términos de concentración todavía estamos poco concentrados. Lo que pasa es que hay algunos grupos que en España son relevantes, como el Grupo Prisa, que tiene un monopolio periodístico y cultural importante.
Y luego, en España tenemos una característica distinta a la de otros países, y es el enorme peso de los medios institucionales, tanto RTVE como las autonómicas. Hace inasequible que una gran parte del mercado de medios pudiera estar abierto a la iniciativa privada. En España la primera inquietud de un presidente autonómico es tener una televisión para manipularla a su antojo. Eso sí que distorsiona mucho el mercado.
¿A qué medio español le daría el premio al mejor periodismo?
Un diez no se lo doy a ninguno. Estamos muy lejos. Lo que sí tenemos es algunos medios que, en algunos casos, son comparativamente mejores de lo que pensamos. En España hay una prensa nacional que, desgraciadamente, hoy está muy politizada, pero tiene elementos de calidad interesantes. Desde el periódico emblema de la democracia, El País, hasta el único tradicional que queda, que es ABC, que son diarios que tienen sus pecados, que son pecados gordos, pero que tienen valores también.
Pero, quizás, el medio que más destaca, comparativamente a lo que se está haciendo el otros sitios, es la prensa local, que tiene un mejor nivel de calidad.
Y el medio más creciente en España y con mayor fuerza, según demuestran las encuestas, es la radio informativa, que está mucho más desarrollada en la mayoría de los países vecinos.
¿Cuál prefiere?
Soy poco oyente de radio convencional. La que más me gusta es Radio 5 Todo Noticias, pero porque me interesan las noticias. Aunque le pesa la losa del tono antiguo de Radio nacional de España. Es una radio muy bien planteada como radio fórmula noticiosa. Además tiene algo muy importante que no tiene ningún medio español, y es una visión bastante global.
Culpa del periodista
Parece que siempre cargamos contra las empresas periodísticas, ¿la culpa de los males de la profesión es sólo suya?
Yo soy tan crítico con las empresas como con los periodistas. La mayoría de los problemas que tenemos en el periodismo de este país no son tanto de las empresas como de la propia profesión periodística.
¿Por qué? ¿De qué carece?
Primero, de una consideración profesional sólida. Hay una degradación importante. Hemos pasado de un periodismo y una cultura profesional muy marcada por la gente de la transición democrática, con todo lo que eso conlleva de cercanía al poder, de los padres de la patria, que son casi más importantes o más que los propios actores políticos del momento. Esa cultura ha durado demasiado, porque cuando esa gente empezó a hacer ese tipo de información era joven y ha tapado la evolución y el cambio natural de mucha gente. No ha habido una secuencia de recambio generacional normal, como hay en otros países con mayor experiencia democrática, ya que estos empezaron muy jóvenes. Eso nos ha generado una cultura muy dependiente del poder, y de eso hemos pasado a una cultura periodística muy entregada a otro tipo de cuestiones de hoy en día, de la preocupación por los contratos basura, los malos salarios y las ganas.
¿Y la educación?
La educación periodística en España es horrible. El gran problema de los últimos años es la proliferación de tanta facultad de Periodismo. Cualquiera que se tome esto en serio puede demostrar que no había profesores para tantas facultades. Ni profesores ni mercado para tantos periodistas salientes.
Pero sí que hay demanda de estos estudios.
Hay demanda porque es una profesión, una idea de empleo, muy sencilla. El que no puede ser otra cosa es periodista. Hay muy poca gente que sea vocacional y que de verdad haya querido ser periodista por lo que eso significa. Creo que ni de largo llegan a la mitad, en las facultades de Periodismo, y eso cuando das clases te das cuenta. Mucha gente ha caído en Periodismo porque no sabía que hacer, y el periodismo está entre media de varias cosas: escribir un poco, si te gusta estar enterado de la actualidad, la televisión, la imagen mítica del periodista...
En eso sí creo que está haciendo una labor importante el periodismo digital en España, porque en la red estás encontrando gente vocacional, con ganas de hacer cosas.