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«Sería injusto que Delibes muriera sin haber recibido el Nobel»

, Viernes, 4 de agosto 2006

Opina que Ingrid tenía que haberse quedado con Humphrey en la película Casablanca. A los 80, es la escritora española quemás ha vendido en la historia -unos 5.000 títulos y 400 millones de novelas- después de Cervantes. La periodista Eva Reuss ha entrevistado para la revista Época, a esta escritora récord Guiness, Corín Tellado.

{p}¿Con qué actor le habría chiflado tener un romance con besos de tornillo?{/p}
{r}Después de separarme, quedé muy decepcionada de los hombres, pero podría haber tenido un rollito, sin acostarme con ellos, con Clark Gable o Cary Grant. Ahora, a los ochenta, me crispa pensar en un rollito, claro. Me vale con mis hijos, mis nietos y que me paguen bien las novelas.{/r} 
{p1}Éste es el piropo más bonito que me han dicho, yendo por la calle con mi madre: “Señora, vaya usted con Dios y su hija conmigo”. ¿Por qué no quedan hombres galantes? {/p1}
{r1}Ya no dicen piropos a las chicas cuando pasan por debajo de un andamio o una obra. Los hombres están tristes, estresados, inseguros en su trabajo. Antes no había tanto en qué pensar y eran más felices. Si no se tenía dinero, se tenía la ilusión de tenerlo.{/r1}
{p1}¿Qué es el amor y cuánto dura?{/p1}
{r1}Es lo esencial. Sin amor no merece la pena vivir, la experiencia lo demuestra. Quién sabe lo que dura; no es una goma elástica.{/r1}
{p1}Tanta novela de amor y luego su marido no fue capaz de hacerla feliz.{/p1}
{r1}Me casé con un hombre que no era malo, ni borracho o mujeriego, pero fastidioso. No me conocía nada ni valoraba mi trabajo. Lo esencial en un matrimonio es la comunicación, que encuentres esa media naranja, que no es un término simbólico, sino que existe. Que sea sensible, afectuoso, sepa complacerte.{/r1}
{p1}¿Por qué se separó?{/p1}
{r1}Me tenía envidia, celos de que me mandaran cartas, sólo me quería para él, me llamaba 20 veces a la peluquería en una mañana. Hoy podría denunciarle por malos tratos psíquicos. Me separé enamorada, aunque sin pasiones locas; ésas ya la pongo yo en mis novelas.{/r1} 
{p1}¿Qué pesa más hoy en día para casarse? ¿Una cuenta corriente rumbosa, las espaldas muy anchas o un tío como Dios manda?{/p1}
{r1}Hay pocos tíos como Dios manda. Las cuentas corrientes son muy atractivas y seductoras, pero también están los cándidos y buena gente que están juntos por amor.{/r1}
{p1}Porque la pasión pasa...{/p1}
{r1}Dura poquísimo. Entonces, que quede el cariño o el recuerdo de aquella pasión. O saber, uno y otro, despertar ese momento. Improvisar, ir a un hotel para variar, que te traiga una botella de champán, que si ‘vamos a celebrarlo porque me da la gana a mí’. El amor es saber alimentarlo día a día para que no se muera. Te lo digo yo que soy muy psicóloga.{/r1}
{p1}Una pareja en la que se haya dado un gran amor real.{/p1}
{r1}El príncipe está muy enamorado de Letizia. Y ella también de él; está claro que vivió realidades negativas antes de conocerle. Es superinteligente y he hecho viajes con su abuela Menchu del Valle. Esas niñas estuvieron de pequeñas en mi casa. Pero, desde luego, no es el hombre que me enamoraría a mí a los 20 años. No me gustan los altos, los prefiero bajitos y redondos.{/r1} 
{p1}En el ‘Hola’ salen mil parejas que dicen amarse con pasión, que por fin tienen su media naranja y se separan tres meses después. ¿Quién engaña a quién?{/p1}
{r1}El problema es que no se conocían en profundidad cuando se casaron. Por ejemplo, en el caso de Anne Igartiburu, que se acaba de separar. ¿Quién se cree que no conocía ya, antes de separarse, al que sale con ella ahora? Estoy segura.{/r1}
{p1}Usted piensa que las mujeres valen más que los hombres, pero que a ellos no hay que decírselo.{/p1}
{r1}Rotundamente sí. Al compañero hay que hacerle creer que vale un potosí y que estamos locos por ellos. Creo que en la Universidad ya hay más chicas que chicos. Por algo será. {/r1}
{p1}Cómo se consigue hacer novela erótica sin caer en la sal gorda.{/p1}
{r1}Soy muy sensible y en mis novelas describo a seres con los instintos a flor de piel, pero adorno las escenas amorosas de manera que digo sin decir. La clave es la insinuación. Con Camilo José Cela –un hombre tan poseído de sí mismo- sólo estuve de acuerdo en una cosa: en aquello que decía de que nada de inspiración; lo que cuenta es el codo, aunque nunca me costó escribir, ni ahora dictar a mi nuera. Hace cuatro semanas, los de Televisa hicieron un libro sobre mi vida, 52 años de amor con Corín Tellado”. Escribiré para ellos hasta que muera.{/r1}
{p1}Pero ahora muchas chicas persiguen a los chicos, les llaman para quedar. {/p1}
{r1}Hay de todo. También hay tiranas que doblegan al marido.{/r1}
{p1}¿Por qué se identifica la gente con sus personajes?{/p1}
{r1}La llave está en que escribo historias que pueden ocurrirle a cualquiera. Amor, desamor... Mis novelas inducen a pensar ‘anda, pues a mí también me pasó esto’ a cualquier hombre o mujer. Me mandan emails de todo el mundo para contármelo. Latinoamericanas que ponen el nombre de mis novelas a sus hijas: Fania. Y me preguntan que qué quiere decir ese nombre. Y yo no lo sé, claro.{/r1}
{p1}Garci dice que sus novelas están llenas de trajes de fiesta, champán, caviar. ¿Por qué ese lujo? ¿Al lector le gusta soñar con lo que no tiene?{/p1}
{r1}Una vez escribí una novela que transcurría en un entorno muy pobre, donde todos eran pobres y nunca me la publicaron. A mí me gusta el lujo, escribirlo, vivir bien yo y los demás. Fíjate que de la primera novela que escribí -Atrevida apuesta-, me hicieron 36 ediciones; sólo tenía 16 años. Ahora escribo de chicas que son ingenieros, abogados, que viven bien gracias a sus esfuerzo y prefiero que tengan un Porsche antes que un 600.{/r1}
{p1}¿Qué ha aprendido de Miguel Delibes, Torrente Ballester, Vargas Llosa o Cabrera Infante, sus favoritos?{/p1}
{r1}No entiendo cómo Delibes no se mueve para que le den el Nobel. Sería injusto que se muriera sin él. Cela luchó de órdago para que se lo dieran y lo consiguió. De Cabrera Infante me encantaban sus juegos de palabras que yo nunca supe hacer. Me llamaba en broma “la inocente pornógrafa”, aunque “ni es inocente ni es pornógrafa”. Vargas Llosa relata de maravilla. El me decía que yo argumentaba divinamente y vendía más novelas en Picadilly que él. Y es verdad. Vino a verme a casa con su mujer y qué gusto esa cadencia al hablar. Me chifla su escritura.{/r1}
{p1}¿Su novela favorita?{/p1}
{r1}Una de mis preferidas es La hojarasca, de las primeras de Gabriel García Márquez, que transcurre en un velatorio y me recuerda a Cinco horas con Mario.{/r1}
{p1}¿Quién escribe bien hoy novelas de amor?{/p1}
{r1}No me gusta ninguna, todas me parecen muy ramplonas, pero ahora no leo nada.{/r1}
{p1}¿Por qué la noche es su aliada y la de tantos escritores? ¿Inspira la luna?{/p1}
{r1}Me gusta el amanecer o la noche, aunque comencé a hacerlo de noche porque me cundía más. Cuando me descubrieron mi terrible enfermedad de riñón me llevé la alegría de que ya no tendría que despertarme a las cinco de la mañana; tuve que hacerlo durante años y años. Dése cuenta de que he sido tremendamente prolífica.{/r1}
{p1}Nunca ha dejado que la diálisis a la que lleva sometida 15 años le impidiera escribir.{/p1}
{r1}Jamás. Durante muchos años escribía 25 folios diarios, muchas veces mirando a mi querido mar Cantábrico y, desde que empecé a perder vista, le dicto a mi nuera. A veces me bloqueo y le digo “¿por dónde vamos?”. Y resulta que ya casi estoy terminando.{/r1}