Oriol Amat, experto en ingeniería financiera

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"¿Qué hacen las cajas en las islas Caimán?"

La Vanguardia, Jueves, 31 de marzo 2005
- Para poder explicar los escándalos financieros, empecé por estudiar los éxitos empresariales.

-¿Y qué descubrió?

-Que, después de mucho trabajo duro durante mucho tiempo, el emprendedor llega a identificar y perfeccionar los factores críticos que hacen a su empresa, por lo menos, un 1% mejor que la competencia.

-¿Sólo un 1% es suficiente para ganar?

-Sí, porque los clientes perciben ese 1% como un 10% mejor y por eso le compran un 100% más, y ese círculo virtuoso se cierra si el empresario mima a los stake holders: proveedores, clientes, accionistas...

-Y ya eres un mago.

-Pero ahí empieza el peligro precisamente. El triunfador se ve rodeado de aduladores y sí, señor que le convencen de merecer mejores compañías y ocios que los que tuvo.Yasí se arrima a los grandes del país: Calisto Tanzi, de Parmalat, se hizo inseparable de Berlusconi; Ken Lay, en Enron, pagaba las vacaciones de Gerald Ford y Bill Clinton, con quienes esquiaba en Aspen; recuerden a Mario Conde y sus singladuras mallorquinas y su honoris causa o el esplendor de Ruiz Mateos; aquel avión de políticos a Wembley fletado por Javier de la Rosa o el compadreo de Gescartera con el PP.

-Todo eso cuesta dinero, claro.

-Nuestro triunfador se dota de un halo de impunidad reforzada por su nueva aureola mediática. Si es tan bueno, ¿por qué limitarse a fabricar yogures, embotellar jerez, prestar dinero o cualquier otro negocio convencional en el que haya triunfado? Así contrae el síndrome del rey Midas: quiere convertir en oro todos los nuevos negocios que toca.

-¿Y le funciona?

-Sólo en apariencia. Los anglosajones repiten: "Diversificar es empeorar". Tanzi y su hija montaron en Parmalat, que era una excelente fábrica de yogures, una agencia de viajes; Mario Conde se dedicó a comprar medios de comunicación...

-Algo recuerdo de aquellos intentos.

-...Y Ken Lay ni siquiera sabía en cuántos negocios estaba metido, por no hablar de los tejemanejes de De la Rosa. Descuidas tu negocio central, donde sí sabes crear ese 1% distintivo, y distraes recursos y talentos para dedicarlos a nuevas aventuras en las que ya no eres capaz de generar valor.

-Pero sigues siendo el mejor.

-Sólo para los medios. Ya sales en las portadas de papel couché, pero al mismo tiempo tu cuenta de resultados empieza a denunciar que no eres tan bueno como te habías creído.

-¿Y no lo detectan las auditorías?

-En principio, sí. Y eso deberíamos hacer todos: exigirlas... ¡Y leerlas! ¿Sabe usted que un 25% de las empresas del Ibex maquilla sus resultados habitualmente? ¡Y las auditoras lo denuncian!

-¿Y por qué no las leen los accionistas?

-Yo las leo: a menudo es apenas un folio, pero ¡qué pocos accionistas se enteran!

-Luego vienen los disgustos.

-Cuando el escándalo surge, casi siempre los auditores ya han avisado.

-Pero nuestro héroe sigue derrochando.

-Cree que la empresa es una vaca lechera infinita y empieza a meter mano en la caja convencido de que será un bache momentáneo. Son aquellos 600 millones distraídos de Banesto o la ropa de lujo de Gescartera o esos yates y viajes suntuosos que necesitan para seguir huyendo hacia la ruina.Y así acaban por maquillar cuentas a lo grande.

-¿Cómo?

-Yo siempre le echo el ojo al capítulo de gastos contabilizados como inversiones. El truco puede durar dos o tres años, pero al final se descubre. Lo hizo World Com y lo aprovechó también Enron durante cuatro años, pero al final un auditor lo denunció.

-¿Quién fue aquel héroe?

-Un analista de BNP-Paribas. Denunció la triquiñuela y fue despedido en 24 horas, pero el rumor ya corría como la pólvora.

-Señor analista de Paribas: no sé si tendrá usted trabajo, pero tiene usted mi respeto.

-Y el mío. Pero todos los demás controles fallaron: normativas, directivas, informes, el BNP y JP Morgan. Todos callaron.

-Y así De la Rosa fue empresario modelo.

-No se trata de que falle la normativa, sino de que no se cumple. Hay que cumplirla.

-¿Cree que vamos a ser más limpios?

-Por lo menos lo intento. Muchos economistas colaboramos en la elaboración de códigos de limpieza contable y creo que son el futuro. Cualquier empresa que quiera contratos con la Administración deberá aplicarlos.

-¿Y los ciudadanos qué podemos hacer?

-Exigir rigor y claridad. Pedir números y explicaciones sin descanso. Por ejemplo, usted trabajará con cajas de ahorros y bancos...

-... Les debo dinero a casi todos.

-¿Por qué algunas cajas y muchos bancos tienen sucursal en las islas Caimán?

-¿?

-¿Qué hacen algunas cajas y bancos en las Caimán? Tienen que explicarnos qué hacen allí a todos: a clientes y a contribuyentes.

-Dicen que son unas islas preciosas.

-Paradisiacas. Pero no podemos tolerar que las obras sociales convivan con los paraísos fiscales, y esos paraísos lo serán menos para los evasores de impuestos y el lavado de dinero negro si los ciudadanos estrechamos la vigilancia y exigimos a quienes custodian nuestro ahorro que cumplan códigos éticos.

-¿Usted cree que nuestra clase política es todo lo limpia que nos merecemos?

-Estuve en la comisión de finanzas de la Generalitat y estoy en la del Carmel: creo que la mayoría de nuestros políticos son honrados y capaces, por eso es tan importante dilucidar los casos en que no lo son.