Manuel de Castro, secretario general de la FERE-CECA

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«Ni un euro del Gobierno»

RD, Jueves, 20 de septiembre 2007

Lleva meses en el ojo del huracán mediático. El salesiano Manuel de Castro se ha convertido en un “ángel” para unos y en un “traidor” para otros. Los sectores moderados de la Iglesia alaban su prudencia y capacidad de diálogo con el Gobierno socialista. Tanta que consiguió poder adecuar la asignatura al ideario de los centros. Los sectores más conservadores, en cambio lo acusan de todo. Desde “colaborar con el mal” hasta “venderse al enemigo”, ser un “quintacolumnista” o “romper la comunión eclesial”. Acostumbrado ya a las críticas, se muestra tranquilo, pero “dolido por las acusaciones injustas”. Y asegura que están en “total y plena comunión con los obispos” y que no han recibido “ni un solo euro” del Gobierno.

Hace seis años que Manuel de Castro está al frente de la FERE-CECA, la mayor patronal católica española (con un millón y medio de alumnos) y las ha visto ya de todos los colores. Pero nunca como ahora. Sobre todo desde que el Gobierno decidió poner en marcha la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía. “Soy una estrella mediática a la fuerza. No era nuestra intención hacernos tan célebres. Trato de sobreponerme a la situación de mi cargo. Pero tanto yo personalmente como la institución a la que represento estamos muy satisfechos y muy convencidos de lo que estamos haciendo”.

 De ahí que el secretario de la FERE no se considere “ni un santo ni un traidor” Y, de hecho, es un eclesiástico muy moderado en sus planteamientos desde siempre. “Trato de tener un talante abierto y dialogante”. Y de preservar la “independencia política” de la institución a la que representa. “Nos ha movido siempre la independencia política. Sabemos donde estamos. Sabemos que la educación tiene incidencia política, pero también sabemos que no debemos utilizarla. Es decir, estamos funcionando con criterios puramente evangélicos”.

 ¿Qué está pasando en la Iglesia, para que gente moderada como usted o como el presidente del episcopado, Ricardo Blázquez, pasen por ser progresistas o izquierdistas? “Creo que la Iglesia española necesita adaptarse a una situación nueva de pluralismo que estamos viviendo. Debemos caminar hacia posiciones donde no necesitemos apoyarnos en el poder o en la protección que puedan darnos determinadas leyes. Tratar de transmitir nuestros valores evangélicamente. Porque, en la actualidad, se están acentuando en exceso las diferencias que puede haber. No podemos imponer las convicciones que no son compartidas y tenemos que trabajar muy unidos en otros campos, que son los más, en los que coincidimos”.

 Y por supuesto, en contra de lo que dicen sus “adversarios”, se siente “en total y plena comunión con los obispos y bajo ningún concepto somos actores o gestores de división dentro de la Iglesia. Lo que pasa es que todos tenemos que trabajar por la unidad e ir al punto de encuentro”. Y aduce como prueba, las manifestaciones públicas  del presidente del episcopado, monseñor Blázquez, y del presidente de la comisión episcopal de enseñanza, monseñor Antonio Dorado.

 A pesar de la célebre declaración del cardenal Cañizares, acusando a la FERE de “colaborar con el mal”, Manuel de Castro sostiene que “esa apreciación es un poco fuerte. En todo lo que hacemos vamos a formar, como dice San Juan Bosco, buenos cristianos y honrados ciudadanos. Eso no responde a la realidad de lo que estamos haciendo”.

 También se siente “gravemente ofendido” por las acusaciones que, desde la radio de los obispos, les hace a menudo el locutor Federico Jiménez Losantos de “venderse al Gobierno por dinero”. “Me siento real y gravemente ofendido. Se están diciendo falsedades. No hemos recibido ni un solo euro por los acuerdos alcanzados con el Gobierno. Me sorprende que desde medios de Iglesia se puedan decir esas barbaridades, esos insultos y esas acusaciones. El cristianismo se basa en el respeto al otro y en el amor a los demás. Sé que hay un número no pequeño de obispos que no está de acuerdo con esas actitudes que, por otra parte no benefician en absoluto a la Iglesia”.

 Eso sí, está ya acostumbrado y asume el ser el chivo expiatorio de la FERE. “Efectivamente soy la cara visible para lo bueno y para lo malo. Detrás de mí hay un equipo muy sólido de 8 o 10 colaboradores directos, una junta directiva con 25 personas, un equipo de 35 juristas y un equipo de secretarios autonómicos. Sumadas todas ellas casi llegamos a un centenar de personas”.

 Además, para ratificar sus decisiones, De Castro desvela que, recientemente, la FERE ha mantenido una reunión con 230 titulares de colegios y provinciales de las diferentes instituciones religiosas en cuatro sedes diferentes para facilitar la asistencia. El apoyo fue total, con aplausos, palabras de ánimo y alabanzas. Las decisiones, son, pues, consensuadas y muy elaboradas. La acusación de personalismo está fuera de lugar”. Y añade: “Me siento muy apoyado, muy tranquilo a pesar de los ataques y muy respaldado en todo este follón que se montó en torno a la Educación para la Ciudadanía”.

 Respecto a la “asignatura de la discordia”, Manuel de Castro comienza señalando que le sorprende “la enorme polvareda que se ha montado en torno a la Ciudadanía. Hay preocupación en la Iglesia por la educación moral que se pueda imponer. Pero esto se ha desbordado. La introducción de esta asignatura estaba ya presente desde hace más de 15 años en la Ética y en otras asignaturas, como la Filosofía, la Literatura o la Historia. Sorprende este exceso de preocupación en estos momentos”.

 ¿Por politización excesiva? “No sé si será la única causa, pero sí una de las más importantes. La educación desde hace tiempo está politizada, lo que no permite un debate profesional y profundo, para resolver los muchos problemas que se están planteando”.

Y mientras tanto, se olvidan los problemas de fondo. “El informe de la OCDE confirma los datos negativos que desde hace tiempo conocemos. No nos podemos olvidar de los graves problemas de la enseñanza. Los padres deberían preocuparse también de otros agentes educativos que están transmitiendo valores a sus hijos, como la televisión o Internet…Más que estar continuamente debatiendo quién tiene que ocupar ese espacio de la educación moral, si tiene que ser la escuela o la familia”.

 La polémica de la EpC no se vive en la UE. “El origen de la asignatura está en una decisión de la Unión Europea de reforzar los valores cívicos en la escuela por la falta de valores y por la decepción ante los valores democráticos que se está percibiendo Por eso, la UE pide activar la educación en valores cívicos. Con Fórmulas diversas en los diversos países”.

Y añade: “Nosotros dijimos desde el principio que no queríamos la asignatura. Coincidiendo en eso con la mayoría del Consejo Escolar del Estado que suele votar a favor del Gobierno de turno. Lo único que, una vez aprobada la asignatura, somos demócratas. Ya nos gustaría que los valores cristianos fuesen introducidos en las legislaciones, pero entendemos que no es posible. Teníamos claro que teníamos que dar la asignatura, no seguir empeñados en ver si derrocamos a base de presión lo que el Parlamento ha aprobado, adaptándola a nuestro ideario”.

 En cualquier caso, para Manuel de Castro lo urgente es “acordar los valores compartidos para transmitir en la escuela. Ésta no puede ser una plataforma de lucha y de confrontación. Coincidimos en otros muchos valores”.

 Los colegios católicos van a dar la asignatura y completa. “A los alumnos de hoy no hay nada que ocultarles. Es un error por parte de la escuela ocultarles cosas. Un error que cometimos, por ejemplo, en la educación sexual. No hay nada que ocultarles y menos hoy, cuando pueden acudir a todo tipo de información y están viviendo esas situaciones. La clave está en educar a los alumnos críticamente y con razones”.
 Eso sí, “en nuestros colegios vamos a transmitir la visión cristiana de esos valores, sin ocultar las razones de los que dicen lo contrario”.

 Manuel de Castro repite que se sienten apoyados por los obispos, especialmente por su presidente. “Estamos agradecidos a monseñor Blázquez. Las posturas tomadas siempre fueron una decisión compartida con monseñor Blázquez y monseñor Dorado. Hubo una buena sintonía y hemos mantenidos siempre el hilo directo con ellos”.

 Se queja, en cambio de los “ataques furibundos” de la galaxia católica más ultramontana. “Me sorprenden esos ataques, que contradicen nuestras más profundas convicciones. Algunos de estos colectivos, como Hazteoir, no tienen reconocimiento eclesial. Se dicen defensores de la Iglesia, pero están haciendo mucho daño a la Iglesia. Algunos mantienen en otros temas unas posturas políticas muy extremas. El cristianismo no es de derechas ni de izquierdas”.

 Reconoce, como es obvio que  “ha habido dos posturas dentro de las instituciones de Iglesia. La nuestra, mucho más dialogante. Estas dos posiciones no han sido pactadas bajo ningún concepto. Al revés. No creo que obedezcan a ninguna estrategia”.

 En cuanto a los libros de la EpC dice lo siguiente: “No hemos aconsejado libros concretos. Los centros ya los han elegido. Les hemos dicho que cuidasen su elección y viesen si son compatibles. La mayoría de los libros editados nos han parecido aceptables. No vemos nada que objetar a las editoriales como la denostada SM, EDB, Edelvives, Santillana. O el mismo texto de Anaya elaborado por Entreculturas, la ONG de los jesuitas. Hay en el mercado libros aceptables y alguno que no es compatible con la identidad cristina, como el de Octaedro. No habrá problemas de libros”.

De Castro sigue convencido de que “en nuestros colegios no tiene sentido la objeción de conciencia. Primero, porque nos permiten adecuar la asignatura a nuestro ideario. Y segundo, porque esta adecuación que se va a basar en dos puntos: elegir el libro y elegir el profesor, el factor más importante para saber qué es lo que se transmite”.

 Y se reafirma en su postura: “Estamos de acuerdo en que los padres defiendan los valores en los que quieren educar a sus hijos. Pero, en nuestro colegios, hemos defendido siempre que la objeción es innecesaria y perjudicial. Innecesaria, porque el contenido se adecua al ideario propio de nuestro proyecto educativo. Peligrosa, porque el proyecto educativo ha sido siempre la salvaguarda ante los poderes públicos cuando intenta equiparar los colegios concertados a los públicos por recibir financiación estatal”. Tanto es así que su temor es que “si ahora se admitiera por parte de un juez la objeción, se habría abierto un boquete, una brecha  en este parapeto”.

 En cuanto al número de objeciones, De Castro señala que “hay una guerra de cifras”. Y asegura que, en los centros de la FERE que han comenzado a impartir la asignatura este año, las objeciones son 150. Y que sube a unas 1.400, sumando todas las de los colegios que no imparten la asignatura este año. Por eso, a su juicio, se trata de “objeciones testimoniales” y, además, los chicos que han optado por ese camino “tendrán que ir a clase”, mientras los tribunales no decidan al respecto.

 La FERE, que cumple 50 años, cuenta con 2.400 colegios, donde estudian 1.500.000 alumnos. “Es una joya de la Iglesia”, asegura el padre De Castro. La mayoría de sus alumnos son creyentes, pero ya hay entre un 15 y un 20% de alumnos que se profesan indiferentes o resueltamente incrementes. Eso sí, los colegios católicos siguen estando de moda. Tanto que “las peticiones sobrepasan con creces la oferta de plazas. “Este año no hemos podido acoger a un 15% de alumnos que pedían ingresar en nuestros colegios, es decir casi un millón”.

 Por todo ello, Manuel de Castro se siente acreditado para decir que “la escuela católica goza de excelente salud, a pesar de los ataques que está recibiendo. Quizás precisamente porque se valora su talante dialogante”.