Amelia Valcárcel, catedrática de Filosofía Moral y Política

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«Que la Iglesia haga la paz con la democracia"»

21rs, Viernes, 5 de octubre 2007

Amelia Varcárcel, catedrática de Filosofía Moral y Política de la UNED, miembro del Consejo de Estado y jurado del Príncipe de Astuñas pide, en una entrevista concedida a la revista 21RS, que la Iglesia española "'haga la paz con la democracia", al tiempo que critica que se mantengan rémoras del pasado como la exclusión de la mujer.

Las páginas del número 903 de la revista 21RS, correspondiente al mes de octubre, se llenan de lucidez y coherencia de la mano de la intelectual Amelia Valcárcel, catedrática de Filosofía Moraly Política de la UNED,miembro del Consejo de Estado y jurado del Príncipe de Asturias.

En una entrevista concedida a la publicación, Valcárcel solicita a la Iglesia católica que "haga la paz con la democracia", al afirmar que comprende que la Iglesia española pueda estar en contra de ciertos contenidos de la asignatura Educación para la Ciudadanía, pero no encuentra una explicación lógica al rechazo frontal a
una materia "que existe en todos los países occidentales que son democracias; una asignatura que dice los valores básicos de nuestra convivencia, cuáles son nuestras instituciones, por qué las hemos hecho, por qué son buenas, qué es lo que aquí consideramos que está bien y cuáles son los valores que la democracia encarna" .

También en referencia a la Iglesia, "hay cosas que me resultan sorprendentes", continúa la autora de "Hablemos de Dios", recién publicado por la editorial Taurus, "y en las que sólo puedo ver que un poder lo que tiende siempre es a perpetuarse.

Yo no pretendo que el poder desaparezca, no soy tan ingenua, pero que se haga más benéfico estaría bien".
Para la autora, la resistencia de la Iglesia a la modernidad es uno de sus mayores escollos a la hora de integrarse en el mundo contemporáneo, "por ejemplo cuando se obstina en mantener los Estados Pontificios. O la exclusión femenina, por ejemplo. Pero, por favor, pongámonos en donde vivimos. ¿Pueden ustedes decir
seriamente que el ser mujer impide tener todo lo que se requiera para el pleno uso de las facultades religiosas en una persona? ¿Cómo se atreven a decir algo así? A mí me resulta muy sorprendente porque me avergüenza".

Junto a su testimonio crítico, edificado sobre su sólido argumentario, su devoción por los Evangelios: "Los evangelios no se parecen a otros textos religiosos. En ellos encontramos muchos de los debates de Alejandría, algunas de las enseñanzas de los sofistas, elementos cínicos... Es una gran compilación de tradidones. Son textos son asombrosos, eso lo ve cualquiera que se interese por la historia. Y cuando los
compara con otros textos religiosos, más aparece aún lo divergentes que son".

"Yo pienso que la Iglesia es una muy muy antigua corporación que tiene siempre unas partes que son más inertes y otras que se mueven con más agilidad pero, claro, el problema, como siempre, es quien gobierna...", concluye Valcárcel.