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Señorías ¡hay okupas!

Señorías ¡hay okupas!
Una vivienda ocupada por los okupas. EP

Cada vez con más frecuencia, y desde más localidades, llega la noticia de que un inmueble ha sido ocupado por unos extraños, y sus propietarios se quedan en la calle. Según las manifestaciones de diversos abogados en la tele, los propietarios tardan entre ocho meses y dos o tres años en recuperar su propiedad. ¿Qué hacen mientras tanto? Es su problema. ¿Y si no tienen otra casa a donde ir, o dinero para pagarse una pensión? Es su problema. Muchos tienen lógicamente que comprarse hasta ropa, ¿y si no tienen dinero para ello? Es su problema. Durante ese tiempo, que no se les ocurra ni tan solo intentar cambiar la cerradura, que se meten en un lío.

Es cierto que algunas de las personas que ocupan una propiedad ajena no tiene donde vivir, pero son las menos. Está comprobado que algunas hasta llevan niños ajenos, para que sea más laborioso echarlas. En cualquier caso a esas personas verdaderamente necesitadas, las administraciones públicas podrían facilitarles unas viviendas sencillas pero dignas. No es una utopía. Solo tendrían que administrar mejor y dejarse de gastos superfluos, como por ejemplo, se me ocurre, conceder subvenciones al colectivo X, del país Y, para montar un taller que enseñe a hacer cestas. Solo hay que leer los boletines oficiales. No olvidemos que la caridad bien entendida empieza por uno mismo.

¿Cómo se resuelve la ocupación? Muy sencillo. Se modifica la legislación en el sentido de que el propietario al que le han ocupado, va al Registro de la Propiedad y saca un certificado de que es el dueño de la vivienda, lo lleva al juez de guardia, y ante el mismo hace un escrito solicitando que desalojen a esas personas que están ocupando su casa sin su autorización; el juez dicta un Auto a la policía y esta procede al desalojo. Como mucho veinticuatro o cuarenta y ocho horas. Esta es eje de la idea del procedimiento que se me ocurre.

Todo simple y sencillo. Solo un problema. La legislación se modifica en el Congreso y sus señorías están muy ocupados en cosas de gran trascendencia, como para pararse en esas nimiedades, máxime que no creo que alguno de ellos viva en un barrio proclive a las ocupaciones, ni la haya sufrido (de lo contrario seguro que ya habrían actuado). Muchas veces me recuerdan a los bizantinos, discutiendo del sexo de los ángeles, mientras los otomanos asediaban su ciudad; todos sabemos lo que pasó.

En cualquier caso no es de extrañar. El pasado miércoles vino en la prensa que un prominente político, en una reunión con niños, les dijo que «lo importante es caer mejor a más que a menos». Bravo por la lección. En mi ingenuidad, y eso que ya tengo bastantes años, siempre creí que lo importante para un político era trabajar por el bienestar de la mayoría en un marco de justicia igualitaria (si la justicia no es igual para todos, y ciertos casos me lo hacen dudar, no es justicia).

En fin, ya sabe usted a qué atenerse. Si le ocupan su vivienda y no tiene a donde ir, es su problema, comprenda que los políticos están muy ocupados en caerle bien a la gente

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